Al dejar Google, Geoffrey Hinton podrá hablar claro sobre los peligros de la inteligencia artificial, una tecnología a la que ha dedicado muchos años de investigación: «Una parte de él lamenta ahora el trabajo de su vida», dice el artículo de The New York Times.

«Me consuelo con la excusa normal: si yo no lo hubiera hecho, otro lo habría hecho», matizó.

En un tuit en el que confirmaba su dimisión, rechazó cualquier deseo de criticar al gigante tecnológico, del que dijo que «se comportó de forma muy responsable».

 

Redes de neuronas

Todo empezó en 1972, cuando Geoffrey Hinton era sólo uno de los muchos estudiantes de la Universidad de Edimburgo (Escocia). Pero ya estaba obsesionado con las redes de neuronas: un sistema matemático inspirado en el cerebro humano que tiene la capacidad de corregir sus propios errores.

En aquel momento, nadie lo veía como una revolución. Pero Geoffrey Hinton se pasó la vida perfeccionando estos algoritmos.

En 2012, junto a dos estudiantes de la Universidad de Toronto, Ilya Sutskever y Alex Krishevsky, este británico emigrado a Canadá desarrolló un sistema capaz de analizar miles de fotos y aprender a identificar objetos comunes como flores y coches.

Google invirtió en este descubrimiento (44 millones de dólares).  Se convirtió entonces en el «Sr. Inteligencia Artificial» del grupo estadounidense.

Según Geoffrey Hinton, a medida que las empresas mejoran sus sistemas de IA, éstos se vuelven cada vez más peligrosos. Y la competencia entre Microsoft y Google está acentuando el fenómeno.

El pasado mes de febrero, Google lanzó su robot conversacional, llamado Bard, unos meses después de ChatGPT, el software de la start-up estadounidense OpenAI.

 

Preocupaciones compartidas

El informático tiene varios temores. El primero es que internet se inunde de información falsa con fotos, vídeos y textos generados por la IA que no se distingan de la realidad. También cree que la IA podría trastornar totalmente el mercado laboral haciendo desaparecer ciertos empleos, como el de traductor.

En marzo, el multimillonario Elon Musk -uno de los fundadores de OpenAI- y varios científicos pidieron una pausa de seis meses en la investigación de IA más potentes que la GPT-4, alegando «riesgos importantes para la humanidad».

Geoffrey Hinton no figuraba entonces entre los firmantes. Pero en The New York Times, argumenta que los científicos no deberían acelerar estas IA «hasta que sepan que pueden controlarlas», y señala la necesidad de una regulación global.

En 2018, el Dr. Hinton, junto con Yoshua Bengio y Yann LeCun, recibió el Premio Turing, a menudo conocido como el «Premio Nobel de Informática», por su trabajo.

 

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Ciudad Valencia / RSF