El día de hoy hablaremos de una interpretación de la sonata «La Anunciación» de Heinrich Ignaz Franz von Biber (1644-1704), compositor austro-bohemio del barroco medio del que ya hemos hablado anteriormente.

Pero de la versión que vamos a hablar hoy, no es cualquier versión; se trata de una muy diferente al resto. El Ensamble La Tempesta, con Patrick Bismuth como director y violinista solista, realiza un estupendo arreglo desde las improvisaciones sobre esta emblemática sonata del excepcional virtuoso Herr Biber; que evoca las sonoridades de la música gitana.

 

Ensamble La Tempesta-Heinrich Biber

 

De hecho, el nombre que La Tempesta ha puesto a este arreglo ha sido Annonciation Tzigane (Anunciación Gitana).

Antes de comenzar a hablar sobre este arreglo de Bismuth y su elenco, recomiendo primero escuchar la versión “original” (por así decirlo) de esta sonata, hecha por el mismo conjunto y su mismo director, en su disco del 2004 dedicado a las Sonatas del Rosario de Biber. Un disco realizado bajo los criterios de la interpretación históricamente informada con instrumentos de época.

 

 

Ahora sí, hablemos del arreglo.

La instrumentación de la obra original consta de un violín acompañado por el bajo continuo, que puede contener varios instrumentos (clavecín, violonchelo, órgano, tiorba, laúdes, guitarras, violones, violas da gamba y arpa, entre otros).

En la grabación del 2004, el bajo continuo lo constituyen dos clavecines, dos tiorbas, un violonchelo, dos violas da gamba, un contrabajo, un harpa y un lirón. Pues, en esta nueva versión, lo primero que la diferencia de la anterior es, justamente, la instrumentación.

De la primera grabación, solamente se mantienen una tiorba, un clavecín y un violonchelo; pero se le añaden tres instrumentos más:

Un címbalo húngaro –instrumento propio de los gitanos–, un acordeón –otro instrumento de carácter popular, y que además aún no había nacido por aquel entonces– y un segundo violín, que si bien su función principal es de acompañante, tiene momentos en los que resalta repitiendo frases y motivos del violín solista.

Sin el címbalo ni el acordeón, el sabor gitano de este arreglo no sería el mismo; se sentiría, pero no lo suficiente. Sobre todo por cómo los intérpretes de estos instrumentos los ejecutan, por todo lo que le ponen encima, que es lo que hace que identifiquemos lo que quieren hacer, que se sienta verdaderamente ese estilo gitano.

 

Patrick Bismuth-Ensamble La Tempesta- Heinrich Biber
Patrick Bismuth, director y violinista solista de La Tempesta.

Porque, aunque no sean instrumentos propios del período de Biber, pueden adaptarse a la interpretación históricamente informada, cualquier instrumento lo puede hacer. Por lo que esto no es simplemente añadir instrumentos de carácter popular, sino que deben hacer lo suyo. De hecho, el mismo ensamble ha utilizado estos dos instrumentos en otras obras barrocas, donde no se busca realizar ningún arreglo llevado a otro estilo, sino adaptar estos instrumentos, sus sonoridades y colores, a la época. Pero este no es el caso.

 

Y sobre el címbalo aprovecho para aclarar algo. Es cierto que este instrumento llegó a Europa aproximadamente en el siglo XIII, pero el instrumento no era utilizado en obras académicas, ni sacras o de carácter religioso, como lo son las Sonatas del Rosario, por lo que podríamos decir que no era del entorno de Biber, porque éste era un compositor dedicado principalmente a la música religiosa.

No es absolutamente descartable que lo haya usado, Biber conocía la música popular y en sus obras violinísticas hay mucho de ella; pero desde luego, no lo hubiese usado como el ensamble La Tempesta en este arreglo.

El arreglo prácticamente mantiene la misma estructura del original: Preludio, Aria allegro, Variaciones, Adagio y Finale, pero con la adición de una sección más.

 

gitanos-Heinrich Biber -Ensamble La Tempesta

 

En el Preludio, es donde hay la mayor improvisación. Casi todo es ad libitum (a voluntad, como guste…), mucho más que en la obra original, algo muy propio de la música gitana, en donde hay un gran uso del rubato (ligera aceleración o desaceleración del tempo a discreción).

El tema de este preludio no lo identificaremos sino hasta el segundo 0:46, ya que todo lo anterior era como un largo puente para llegar a donde empieza realmente la obra.

Durante este preludio, si bien el violín solista es el principal a destacar, hay momentos de diálogo de ecos y preguntas y respuestas con los otros instrumentos, pero sobre todo con el címbalo, que más adelante se convertirá en un segundo solista.

 

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En todo este preludio, las improvisaciones evocan sonidos de la naturaleza. Escuchamos aves, vientos, tierra, fuego, agua… Muchas veces descontrolado. Por momentos pareciera un caos. Cargado de cantidades de cosas.

Todo eso forma parte esencial de la música gitana, por su origen, sus razones, sus motivos. Su necesidad de expresarse. Su música es verdaderamente un lenguaje, un modo de expresión muy importante y profundo de su existencia.

 

gitanos-Ensamble La Tempesta

En el minuto 3:13 empieza lo que en la obra original sería el Aria allegro con Variaciones, solo que en vez de estar a 2/2, está a 7/4, un ritmo muy movido lleno de acentos y virtuosismo.

El violín solista se luce con notas rápidas, dobles cuerdas y acordes. Pero el címbalo también tiene sus momentos para lucirse, específicamente desde el minuto 5:28 hasta el 5:56.

En el minuto 6:06, viene lo que en la obra original sería el Adagio, nuevamente lleno de rubatos e intensas improvisaciones por parte del violín solista.

Y aquí, es donde ocurre la sorpresa.

 

Luego de esto, lo que debería venir sería el Finale, pero no; en el minuto 6:38 cambian la estructura de la pieza original para añadir una nueva sección, una sección rápida, mucho más rápida que antes, podríamos decir que es un Presto. Y aquí es donde la cosa se vuelve aún más extravagante y virtuosa. Más gitano que nunca.

Del minuto 7:33 al 8:07, luego de una explosiva ejecución del violín solista, el címbalo realiza una intervención llena de virtuosismo y musicalidad, en donde pasa de ser un acompañante, a ser un solista más.

En el minuto 8:20, luego de esa eléctrica nueva sección, se da inicio al Finale. Con un pedal en Sol menor, sus improvisaciones recurren nuevamente al uso de ecos y preguntas y respuestas; con un aire bastante misterioso, deja al oyente a la expectativa de lo que va a ocurrir.

 

 

A partir del minuto 9:04, comienza un gran crescendo, que va agarrando cada vez más y más intensidad, hasta llegar al último y estruendoso acorde en Re mayor, con el que culminan esta Anunciación Gitana.

Este arreglo, estupendamente realizado por Patrick Bismuth (violín solista), Hélène Houzel (violín acompañante), Hélène Dufour (clavecín), Caroline Delume (tiorba), David Simpson (violonchelo), con Sorin Gheraliu (címbalo) y Adrian Iordan (acordeón), es un completo homenaje a la música gitana, por la manera en que lo interpretaron, se siente como una auténtica pieza musical gitana.

Y es que estos músicos, dedicados principalmente a la música barroca, entienden perfectamente todo esto, porque los gitanos son lo más barrocos que hay.

 

Ciudad VLC / Pablo Manuel Agudo López