Luego de conocerse los resultados del Referéndum Consultivo sobre la Guayana Esequiba, resumidos en la alta participación observada y el abrumador apoyo al Sí en cada una de las cinco preguntas, comienzan a evidenciarse sus primeros efectos en el ámbito nacional e internacional, los mismos que fueron negados por sectores que catalogaban la consulta de inútil y sin sentido, por aquello de que «la soberanía no se consulta, se ejerce».

Así, hemos visto cómo en estas recientes horas tras los anuncios del presidente Nicolás Maduro relacionados con la implementación del mandato vinculante expresado en el resultado de la consulta, ya se han tomado una serie de medidas de alto impacto general. Sobre ellas queremos profundizar un poco más.

 

La lectura de la mediática internacional y la realidad post referéndum

Dos han sido las constantes que han ocurrido internacionalmente luego de conocerse los resultados del referéndum consultivo, y que han marcado la narrativa de la mediática en referencia al proceso electoral del pasado domingo 3 de diciembre de 2023.

La primera tendiente a banalizar el acto al catalogarlo de no vinculante, con lo que se pretende deslegitimar y desmeritar la vocación cívica y democrática de las más de 10 millones de voluntades que se manifestaron ese día.

 

Así, mientras fronteras adentro los detractores de la consulta la consideraban innecesaria y los más temerarios catalogaban de fraude los resultados, en el exterior la misma era irrelevante por no ser vinculante y servirle al gobierno nacional de distracción de los verdaderos problemas del país.

Sobre esto último, el presidente Nicolás Maduro fue enfático en su alocución del día lunes 4 de diciembre cuando señaló que «este referéndum es vinculante y acato el mandato del pueblo, el mandato popular es sagrado, la voz del pueblo es la voz de Dios y ayer se manifestó (…) y ese es el rumbo que como Jefe de Estado tomaré en todas mis acciones y en todas nuestras acciones de aquí en adelante».

El Referéndum no solo relegitima las acciones del Estado venezolano en relación al diferendo fronterizo, sino que sienta las bases del conjunto de medidas que se anunciaron y que se anunciarán de aquí en adelante en relación a la Guayana Esequiba, entendida como un sujeto federal y parte inseparable de la nación venezolana.

 

La Ley Orgánica para la Defensa de la Guayana Esequiba, la designación de una autoridad única para el estado, el plan de acción social, la asignación de concesiones petroleras, gasíferas y mineras en el territorio y los demás anuncios son la materialización del mandato vinculante del referéndum que tienen efecto inmediato en el territorio nacional.

La segunda constante que se ha observado está enfocada en tergiversar los anuncios realizados por el Presidente sobre la creación del estado Guayana Esequiba a través de la promulgación de una Ley que ya ha sida aprobada por la Asamblea Nacional en primera discusión y que la mediática internacional intenta posicionar como un acto de «anexión» de un territorio «ajeno».

 

En esta narrativa se habla de guerra de anexión al estilo de lo ocurrido en el Dombás, por lo que son diversos los pronunciamientos emitidos desde el pasado martes cuando Caracas realizó los anuncios, que asumen y replican este discurso que niega la existencia de la controversia territorial, por un lado, y que miente descaradamente acerca de las supuestas ambiciones guerreristas y territoriales de Venezuela, por el otro.

Y si bien la narrativa tiene en las autoridades de la República Cooperativa de Guyana su principal amplificador, es la mediática internacional pagada por ExxonMobil, como lo viene denunciando el presidente Nicolás Maduro, la que ha promovido tal discurso.

 

La lectura real después del referéndum

Cuando inició el escalamiento entre Guyana y Venezuela, entre los meses de agosto y septiembre de este año, resaltó desde el principio la disposición del presidente Nicolás Maduro de mantener un diálogo directo con su homólogo guyanés, Irfaan Alí, en cualquier lugar del Caribe, en virtud de lo que solicitó a la Caricom que apoyara la iniciativa.

Ha sido el Estado guyanés, por extraño que parezca, el que se ha negado de forma explícita a entablar cualquier tipo de diálogo con el gobierno venezolano; recordemos las declaraciones de su primer ministro, brigadier Mark Phillips, en las que, entre otras cosas, aseguraba que «el tiempo de la negociación se acabó» («time for negotiation is over«). La única salida para esa parte fue acudir a la Corte Internacional de Justicia y desconocer con ello el Acuerdo de Ginebra.

 

Guyana ha preferido, como lo ha expresado su presidente, acudir a sus aliados para validar su posición y crear un frente contra las acciones que ha desarrollado el Estado venezolano, y que en los meses sucesivos desarrollará. Por eso el apoyo irrestricto de Estados Unidos, que anunció el miércoles 6 de diciembre patrullaje aéreo conjunto con Guyana en la frontera con Venezuela, el apoyo británico y de la Commonwealth y, hasta cierto punto, los pronunciamientos que la Caricom ha realizado como organización.

Estos respaldos no sorprenden, ni llaman la atención las exigencias que plantean: esperar la decisión de la Corte Internacional de Justicia y, en los casos más osados, exigir que Venezuela respete el Laudo Arbitral de París de 1899.

 

Ese guión es previsible y será difícil que se logre modificar, pero hemos asistido a nuevas declaraciones que motivarán y presionarán por el establecimiento de un canal de diálogo bilateral entre Guyana y Venezuela que pudiera desembocar en la retoma de las conversaciones del diferendo en el marco del Acuerdo de Ginebra.

El primer movimiento ocurrió al anunciarse que los cancilleres de Venezuela y Guyana mantuvieron una conversación telefónica sobre los últimos acontecimientos. Sin caer en las apreciaciones acerca de quién solicitó o no la reunión, por considerarlas irrelevantes, lo importante es que la vía diplomática continúa abierta, muy a pesar de los dichos de no negociación y diálogo que hasta antes del Referéndum Consultivo mantenía Guyana.

 

 

Asimismo, hemos reconocido cómo actores de relevancia internacional, luego del 3 de diciembre, se han pronunciado de forma clara en favor de la promoción de un diálogo bilateral entre las partes que permita relajar las tensiones, sobre todo las especulaciones que desde un sector se han creado en relación con una inminente «guerra de anexión».

El portavoz de la cancillería china, Wang Wenbin, comentó que su país apostaba por «la resolución amistosa de problemas de demarcación de fronteras a través de negociaciones entre Venezuela y Guyana».

Declaración de suma importancia porque la República Popular es uno de las cinco Estados con veto en el Consejo de Seguridad, instancia donde el viernes 8 de diciembre se abordará la cuestión del Esequibo, a solicitud de Guyana.

El presidente de Brasil, Lula Da Silva, en el marco de la reunión presidencial del Mercosur, propuso que la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac), por intermedio del primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, quien ostenta la presidencia pro témpore del organismo, medie y promueva un diálogo entre las partes, y propuso Brasil como sede de dichas conversaciones.

 

 

Sin conocer las valoraciones que seguramente se realizarán luego de las respectivas consultas a Caracas y Georgetown, el que sea la Celac el escenario donde se pudiera dar tal proceso, y que el mediador o facilitador sea Ralph Gonsalves, miembro del Caricom y del ALBA-TCP, con cierta credibilidad entre ambas partes, podría abrir una ventana de oportunidad para reencauzar la negociación bilateral.

Así, llamó la atención que horas después del anuncio realizado por Lula en la reunión del Mercosur, el canciller venezolano Iván Gil comunicó que mantuvo una reunión “con el primer ministro Ralph Gonsalves @ComradeRalph para exponer los resultados del Referéndum Consultivo del 3 de diciembre (…) Hemos reafirmado el compromiso de Venezuela con la paz y el diálogo diplomático y directo para resolver la controversia con Guyana por el territorio de la Guayana Esequiba, sin injerencia de potencias extranjeras”.

También sumará a este espíritu el encuentro anunciado hoy por la cancillería venezolana entre el canciller venezolano y el primer ministro de Dominica, Roosevelt Skerrit, quien mantiene la presidencia pro témpore del Caricom y de la que se conoció que se le informó sobre las últimas acciones emprendidas por Venezuela. La Caricom anunció una reunión de emergencia para el 8 de diciembre en la que se abordaría el impacto del Referéndum.

 

Reflexión final

Aunque no podemos afirmar que hay una sincronización entre los dichos del presidente Lula, el viaje del canciller Iván Gil a San Vicente y Las Granadinas y el encuentro informal del presidente cubano Díaz Canel en compañía del primer ministro sanvicentino Ralph Goncalves conversando con el presidente guyanés Irfaan Alí en Doha, Qatar, durante la COP28, todo pareciera indicar que la región estaría a favor de promover un diálogo bilateral entre las partes, como el presidente Nicolás Maduro lo viene solicitando desde mediados de año.

En este sentido, un anuncio que comunique una reunión de los presidente de Venezuela y de Guyana no debería sorprender a nadie. La dinámica que va adquiriendo la controversia entre ambos países y las implicaciones geopolíticas globales —hay petróleo y gas de por medio— exigen que se eviten escaladas y se rebajen las tensiones. La región pareciera estar apostando a ello.

No obstante, hay que partir del hecho de que el gobierno guyanés está cooptado por la transnacional petrolera ExxonMobil (Estados Unidos) y no necesariamente se comportará en la lógica de un Estado-nación independiente y soberano, por lo que el retorno al diálogo y la negociación bilateral posiblemente no sea su primera opción a pesar de la presión que la región pueda ejercer.

Lo cierto es que estamos en un contexto volátil donde la información estará cambiando y los escenarios estarán modificándose casi que en tiempo real, por lo que no se puede dar nada por sentado. Lo cierto es que el Referéndum Consultivo posicionó regional e internacionalmente la necesidad de que las partes en controversia retomen el sendero del diálogo y la negociación bilateral.

Este escenario le permite a Venezuela establecer su narrativa del diferendo en el ámbito internacional, donde la comunicación con los países aliados será fundamental, sobre todo con los que hoy tienen presencia en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en especial con Argelia, China y Rusia —a la que asistirá el presidente Maduro a mediados de diciembre a un encuentro con su homólogo Vladímir Putin—, los últimos con derecho a veto.

 

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Ciudad Valencia / Misión Verdad