Christian Farías: La nueva AN y la democracia participativa y protagónica

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Durante estos cinco años, nuestra República y la mayoría de sus votantes que, en diciembre del 2015, le dieron el triunfo a la Mesa de la Unidad Democrática fuimos sometidos a una gigantesca estafa o traición política.

Lejos de ver un ejercicio parlamentario edificante, digno y ejemplar, el país fue víctima de una especie inédita de dictadura parlamentaria, violenta y anti-nacional, que se instaló con un solo despropósito: sacar del mando al presidente Nicolás Maduro, es decir, un poder del Estado intentando sacar de su poder legítimo y constitucional al presidente de la República, sin la participación protagónica del pueblo.

Esta experiencia política institucional, totalmente disparatada y errática, acerca de lo que es la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela, nos lleva a pensar en la necesidad de su transformación revolucionaria con base en los conceptos de soberanía popular y democracia participativa y protagónica, que fueron totalmente desconocidos y violentados sin que el pueblo haya podido desarrollar su propia respuesta, preservar la paz y la estabilidad institucional en función de sus propios intereses y de la nación.

El objetivo de toda esa tramoya, montada por la derecha fascista, resultó ser una vulgar y ridícula trampa. Fue pensada para desestabilizar el país y provocar el estallido de la guerra civil, autodestruirnos y justificar la tan anhelada y frustrada intervención norteamericana en nuestro territorio.

La respuesta del pueblo, por un lado; y la firmeza, valentía y capacidad de liderazgo del presidente Nicolás, por el otro, unidos en una sola causa común, impidieron el éxito de ese nefasto plan monitoreado por el equipo del ahora presidente derrotado de Estados Unidos, Donald Trump.

De manera que, durante este periodo indigno, triste y trágico de la Asamblea Nacional, se demostraron dos cosas fundamentales: primero, la independencia real y concreta de los cinco poderes que conforman el Estado venezolano, lo cual es la garantía de que, en el marco del respeto constitucional, no es posible ni viable una dictadura desde el Palacio presidencial.

Lo segundo es que la participación y el protagonismo del pueblo, no puede seguir funcionando solamente en el limitado espacio temporal del voto universal, directo y secreto. En necesario activar permanentemente todas las formas del ejercicio de la soberanía popular y la democracia participativa y protagónica.

Durante estos veinte años, hemos adquirido la categoría histórica de ser protagonistas de nuestra propia historia, constructores de nuestro propio destino inmediato, presente; y futuro a mediano y largo plazo.

Hasta hoy, son muchas las sendas recorridas durante un siglo de derrotas y victorias. Hoy tenemos bien claro y firme nuestro propio camino. Nada ni nadie podrá detener esta nueva dinámica política-militar-religiosa, económica-social-cultural, científica-tecnológica de nuestro país, en el contexto revolucionario de Nuestra América y el nuevo mundo multipolar.

A partir del próximo 05 de enero de 2021, tendremos de nuevo los cinco poderes del Estado bajo una conducción coherente y firme con base en la CRBV y el Plan de la Patria, para darle los cauces y soluciones a la grave crisis económica que afecta dolorosamente el bienestar y la paz de todo nuestro pueblo.

Estamos en el inicio de una nueva recuperación de la Asamblea Nacional para fortalecer la unidad constitucional del país y desarrollar en mejores condiciones la integración táctica y estratégica del poder del Estado con el Poder Popular.

Las bases de esa unidad necesaria están en la CRBV y el Plan de la Patria. El poder constituido del Estado-Nación con el poder constituyente del pueblo soberano y organizado, es la base fundamental de la nueva República Bolivariana de Venezuela.

En esa dirección apunta la propuesta del presidente Nicolás Maduro de la elección y conformación del Parlamento Comunal. Igualmente, los cinco poderes de la totalidad sistémica, compleja y dialéctica del Estado, entran en una nueva fase de cambios y transformaciones necesarias contra el burocratismo, la ineficacia y la corrupción antipopulares y contrarrevolucionarios.

El Estado actual es heredero de la dictadura militar, caudillista, gomecista y de la dictadura “democrática”, burguesa, puntofijista, adeco-copeyana. Por esa razón, debemos re-orientar su funcionamiento, con base en una praxis democrática popular y revolucionaria de mayor coherencia. Solo así, y no de otra manera, el proyecto bolivariano original de Bolívar y Chávez (CRBV y Plan de la Patria), podrá avanzar por las sendas ya encontradas de nuestro destino histórico social como lo es el socialismo bolivariano del siglo XXI.

 

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Si la nueva Asamblea Nacional no produce los cambios y transformaciones revolucionarias para marchar estrechamente agarrada de la mano con el Poder Popular, seguirá anclada en las tradiciones nefastas de la democracia capitalista burguesa representativa y será fuente de contradicciones indeseables con el pueblo soberano y protagonista principal de nuestra revolución.

He allí los retos y desafíos de las nuevas sendas de nuestro destino histórico social. He allí los reclamos más sentidos de las vanguardias populares de nuestro pueblo y comunidades organizadas. Recordemos con Chávez y una vez más que la voz del pueblo es la voz de Dios.

 

Christian Farías / Ciudad VLC