La palabra de hoy, como se suele decir en lenguaje arrabalero “se las trae”, en el sentido de que se le pueden dar las más variadas connotaciones. Hablamos de la popularísima farándula y de su peligroso derivado farandulero. El Diccionario de la Real Academia la define sencillamente como “Profesión de los farsantes” en el entendido, por supuesto, de que farsante es sinónimo de comediante.
El lexicógrafo Joan Corominas, acentuando un poco el sabor despectivo del vocablo, dice más bien “pandilla, cuadrilla, especialmente la de comediantes vagabundos”, agregando lo de “profesión de farsante” como segunda acepción; y a renglón seguido expone la genealogía de la palabra en un larguísimo artículo que desemboca en Flandes y del cual no nos ocuparemos por falta de tiempo.
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Lo cierto es que farándula es derivado de la voz provenzal farandolo, nombre de una vieja danza francesa en la que participa un gran número de personas que se mueven vivamente tomándose de las manos, llamada en francés farandole. La farandole, cuyos orígenes se remontan a la Antigüedad, también se conoce en Cataluña y está emparentada con algunos bailes griegos y con la Hora rumana. Gozó de gran popularidad en los días de la Revolución Francesa.
En cuanto a nuestra farándula, aunque todavía no termina de desprenderse del referido saborcito peyorativo, es un oficio o grupo de oficios que cada día gana más prestigio. En Venezuela, por lo menos, y especialmente debido a la influencia de la televisión, son muchos los que darían cualquier cosa por meterse a faranduleros y aparecer en las páginas de farándula de la prensa, aunque sea nada más en las de Caracas y las de Miami.
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Tomado del libro “La palabra de hoy / Programa radial” (Cenal, 2014)
Autor: Aníbal Nazoa González (Caracas, 12 de septiembre de 1928 – Ibíd., 18 de agosto de 2001) poeta, periodista y humorista, considerado «uno de los escritores venezolanos que mejor retrató el siglo XX».
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