Aunque le duela mucho a la Academia, señores, por lo pronto no nos queda más remedio que aceptar una palabra inglesa de uso indispensable en estos tiempos, entre otras cosas, porque todavía no se le ha hallado un equivalente exacto en castellano. Nos referimos al velocísimo y atronador jet.
Mientras los lingüistas nos resuelven el problema, tengamos en cuenta que según el autorizado Diccionario Cuyas Appleton, parte inglés-español, jet significa “chorro, surtidor, caño de salida, boquilla, mechero de gas”, traducciones éstas de las cuales ninguna se ajusta a la idea del jet al que deseamos referirnos, o sea al moderno avión de chorro (no “a chorro”, como se le suele decir) que nos permite realizar viajes tan asombrosamente rápidos como terroríficamente costosos.
Conformémonos con anotar que la palabra jet, aunque es inglesa, es de origen netamente latino, pues viene del latín iactus, participio pasado del verbo iacio, iacere, echar, arrojar, lanzar, que no debe ser confundido con iaceo, iacere, yacer, estar tendido.
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Aún no hemos concluido con la palabra de hoy, porque el diccionario nos guardaba una sorpresa: jet en inglés significa también azabache, mineral de carbón que tallado y pulido se emplea mucho en joyería, sobre todo para la fabricación de amuletos, pero en esa misma acepción la palabra jet es de una etimología enteramente distinta, derivada del nombre de una antigua ciudad del Asia Menor.
Lo que sí es verdad que no acabamos de aceptar es ese antipático jet set cuyo origen desconocemos. Suponemos que se referirá a la clase de los que todavía se pueden dar el lujo de viajar a Margarita en jet.
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Tomado del libro “La palabra de hoy / Programa radial” (Cenal, 2014)
Autor: Aníbal Nazoa González (Caracas, 12 de septiembre de 1928 – Ibíd., 18 de agosto de 2001) poeta, periodista y humorista, considerado «uno de los escritores venezolanos que mejor retrató el siglo XX».
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