La palabra de hoy: ONOTO, por Aníbal Nazoa

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Hoy nos permitiremos hablar, como se suele decir, de hallacas en tiempo de jojotos. Aunque en realidad no hablaremos propiamente de las hallacas, sino de uno de sus ingredientes indispensables, el onoto.

El onoto es un árbol pequeño perteneciente a la familia de las Bixáceas cuyo fruto, seco y espinoso, contiene una gran cantidad de semillas rojas que se usan para colorear los alimentos. La cocina criolla no admite otro colorante para la masa de las hallacas, con la muy notable particularidad de que la hallaca ortodoxa no se puede pintar con el onoto molido, llamado entre nosotros “color”, sino con aceite o manteca de cochino teñido con las propias semillas.

Onoto es una voz netamente caribe, la más empleada en el país. Pero la planta tiene otros nombres, como achote o achiote, de origen azteca, y bija, procedente del arahuaco o del taíno de las Antillas.

Esta última denominación, antiguamente escrita con X, viene del nombre científico de la planta, Bixa orellana. De aquí se formó un verbo muy venezolano, embijar o embijarse, que equivale a untarse o empatucarse.

 

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Embijarse debe su origen a la costumbre de nuestros indígenas de untarse el cuerpo con grasa mezclada con bija para protegerse de las picaduras de los insectos y no, como erróneamente se ha creído, a manera de pintura de guerra.

Hoy día el cultivo del onoto se ha convertido en uno de los negocios más lucrativos, especialmente con destino a la exportación, porque en los países del Primer Mundo se ha descubierto que nuestro humilde onoto tercermundista es inocuo y superior a los peligrosos colorantes químicos empleados por la industria superdesarrollada.

 

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Tomado del libro “La palabra de hoy / Programa radial” (Cenal, 2014)

Autor: Aníbal Nazoa González (Caracas, 12 de septiembre de 1928 – Ibíd., 18 de agosto de 2001) poeta, periodista y humorista, considerado «uno de los escritores venezolanos que mejor retrató el siglo XX».

 

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