En Venezuela y en todos los países que pasan por una mala situación sale a relucir con mucha frecuencia la palabra sibarita. Se llama así a las personas acostumbradas a vivir en medio del lujo y los placeres, para quienes la vida es puro regalo y se pueden aflojar el cinturón mientras los demás se lo deben apretar cada vez más.
El sibarita se distingue por sus gustos refinados y la vasta cultura de que hace gala cuando de degustar los más ricos manjares y licores se trata.
Para dar con el origen de la palabra sibarita debemos remontarnos a la historia antigua, más exactamente a la de la cultura grecorromana, de acuerdo con la cual los sibaritas eran los habitantes de Sybaris, ciudad griega del sur de Italia, o sea de la región conocida como Magna Grecia.
Sybaris, situada sobre el golfo de Tarento, era la más antigua colonia griega de la región, famosa por la opulencia y la vida muelle de sus vecinos, según los relatos que circulaban por todo el mundo griego. Fue fundada por los aqueos en el año 720 antes de Cristo y debía su prosperidad al hecho de estar situada en un fértil valle particularmente favorecido por la naturaleza. Destruida dos veces por invasores, seguramente envidiosos, fue reconstruida y vuelta a destruir. La cuarta Sybaris, ubicada más hacia el sur, fue descubierta en excavaciones realizadas en 1949.
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Gran parte de la fama de los sibaritas –que vivían en un eterno bonche, donde hasta los esclavos sólo consumían los platos más exquisitos– era puro cuento. En todo caso, en todas partes y en todas las épocas ha habido y hay sibaritas. Pero que hubiera alguna ciudad donde toda la población llevara una existencia regalada, es bien difícil de creer.
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Tomado del libro “La palabra de hoy / Programa radial” (Cenal, 2014)
Autor: Aníbal Nazoa González (Caracas, 12 de septiembre de 1928 – Ibíd., 18 de agosto de 2001) poeta, periodista y humorista, considerado «uno de los escritores venezolanos que mejor retrató el siglo XX».
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