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Este domingo 12 de junio cerró la Feria Internacional del Libro de Venezuela (FILVEN), capítulo Carabobo. Fueron tres días de fiesta efervescente, de agitación continua.

Fue reencontrarse con amigos, descubrir títulos nuevos, retomar saludos y lecturas. Fue también para “quitarse el sombrero” frente a la enorme capacidad de convocatoria de Luis Salvador Feo La Cruz, director del Gabinete de Cultura Carabobo, y su gran equipo de asistentes.

Allí estaba participando todo el mundo, al menos un gentío a quienes no se les reunía hace tiempo. La escena señalaba  la necesidad de todos de verse de nuevo las caras.

Y el homenaje central al poeta y formador de escritores Reynaldo Pérez So nos llenó de alegría por ser un justo y necesario reconocimiento tanto a su escritura como a su labor pedagógica. Sólo escuchar el discurso que le hizo el joven poeta César Panza fue ya un gran regalo digno de aplauso.

Hasta al Obispo Salvador Montes de Oca se le hizo homenaje en esta FILVEN Carabobo. A José Saramago (por Denis Miraldo), a Aquiles Nazoa, a Simón Bolívar (en las palabras de Gabriela Mistral); Ese Valerio también dio su recital y se recordó en tono celebratorio a ese intelectual inteligente y creativo que fue nuestro querido Gustavo Fernández.

Grethel Bertorelli no descansó nada con la excitación permanente del Pabellón Infantil, al igual que Levis Herrera, la gente de la Escuela de Teatro Ramón Zapata y el cuentacuentos del colegio República del Perú. Todos los espacios funcionaron permanentemente: el Museo de Arte Valencia (MUVA), el Centro de Artes Visuales Alexis Mujica (Cavam), el Museo Casa Páez y el Centro Cultural Nelson Mandela.

Pasaron tantas cosas buenas, que tenemos terror de quedarnos cortos en la enumeración de lo hecho. Cósimo Mandrillo dio a conocer su novela “Conspiración en el mercado” y ofreció también una reveladora charla sobre la reciente narrativa venezolana.

 

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Carolina Theis dirigió una obra de teatro: “Aquiles cuenta”, donde actuó Carolina Marín. Montones de libros, música sin igual (verdaderos monumentos participaron allí); José Carlos De Nóbrega presentó dos libros nuevos de su autoría; Yris Villamizar, su poemario: “Ligereza de corazón”; Jorgelina Rodríguez, su novela para niños: “La máquina de escribir”; María Alejandra Rendón, el suyo: “En defensa propia”; Azul Urdaneta, el de ella: “Halo”; Luis Alberto Angulo, sus poemas de “Coplas de la edad ligera”. Y paro de contar aunque se me queda mucho afuera.

Aquello fue una verdadera fiesta que probó la necesidad que tenemos todos de reunirnos y continuar con la vida, sin coronavirus y demás yerbas… Y la camaradería que allí se respiró  bien merece un aplauso interminable para los organizadores y quienes participaron en el apoyo a tanta buena actividad, creativa y necesaria. ¡Y si así llueve, que no escampe!

 

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Laura Mercedes Antillano Armas (Caracas, Venezuela, 8 de agosto de 1950) es una escritora venezolana, que ha incursionado en los géneros de ensayo, poesía, cuento, novela y crítica literaria. También ha trabajado como titiritera, guionista de radio y televisión y promotora cultural.

Es licenciada en Letras Hispanoamericanas y Magister en Literatura Venezolana por la Universidad del Zulia (LUZ). Durante 25 años ejerció como profesora de Literatura en el pre-grado de la Facultad de Educación de la Universidad de Carabobo (UC). También coordinó el Postgrado en Literatura Venezolana de la UC (1995-1998), además de ejercer también como Directora de Cultura de la misma universidad (1999).

Es ganadora del Premio Nacional Cultura, mención Literatura, 2012-2014,​ Premio Bienal José Rafael Pocaterra mención Poesía con la obra “Migajas” (2004), Ascesis al Premio Miguel Otero Silva de la editorial Planeta de Venezuela con su novela “Solitaria solidaria” (1990), Premio de Cuento del diario El Nacional con su cuento “La luna no es de pan de horno” (1977), Premio Julio Garmendia de la Universidad Central de Venezuela (UCV) con el cuento “Caballero de Bizancio” (1975).

Entre su vasta obra publicada se incluyen, entre otros: La bella época (cuentos, 1969), La muerte del Monstruo Come Piedra (novela, 1971 y 1997), Un carro largo se llama tren (cuentos, 1975), Haticos Casa Nº 20 (cuentos, 1975), Los niños y la literatura (estudio, 1978), Maracaibo: Las paredes del sueño (textos, con fotografías de Julio Vengoechea, 1981), Perfume de gardenia (novela, 1982, 1984 y 1996), Dime si adentro de ti no oyes tu corazón partir (cuentos, 1983 y 1992), Cuentos de película (cuentos, 1985 y 1997), Literatura infantil e ideología (estudio, 1987), La luna no es pan de horno (cuentos, 1988), Solitaria Solidaria (novela, 1990 y 2001), ¿Cenan los tigres la noche de Navidad? (cuento infantil, 1990 y 2005), ¡Ay! Que aburrido es leer: El hábito lector y el cuento de la infancia (estudio, 1991), Jacobo ahora no se aburre (cuento infantil, ilustrado por Tony Boza, 1991), Tuna de mar (cuentos, 1991), Diana en la tierra wayúu (novela infantil, 1992), Una vaca querida (literatura infantil, 1996), Apuntes sobre literatura para niños y jóvenes (estudio, 1997), Las aguas tenían reflejos de plata (novela, 2002), Elogio a la comunidad (texto divulgativo, 2004), Poesía completa 1968-2005 (poesía, 2005), Emilio en busca del enmascarado de plata (novela para niños, 2005), La luna no es pan de horno y otros cuentos (antología de cuentos, 2005), La aventura de leer (estrategias de lectura, 2005), Libro de amigo (poesía, 2007), Crónicas de una mirada conmovida (crónicas periodísticas, 2011), Ellas (Semblanzas, artículos, entrevistas, 2013), Las alas de la lectura (estrategias de lectura, 2019), Me haré de aire (cuentos, 2021).

 

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