“La parranda como patrimonio cultural” por Vicente Gramcko (Padre Samán)

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La parranda como patrimonio cultural… Muchas veces no le damos importancia a lo que vemos continuamente. Recuerdo que alguien me dijo alguna vez que los periodistas solemos captar características trascendentales en hechos aparentemente simples ocurridos a nuestro alrededor.

De allí, la definición de noticia. Traigo esto a colación, porque deseo hablar hoy de un género musical muy carabobeño, el cual no hemos dimensionado aún con todo su potencial. Me refiero a la parranda navideña.

Antes que nada, vamos a definir la parranda. Empezaremos diciendo que los folcloristas aseguran que la canción navideña venezolana tiene su más antiguo ascendente en el villancico español, el cual se convierte en aguinaldo al llegar al país, tomando como base el ritmo del merengue venezolano, escrito a cinco octavos; y éste, a su vez, se transforma en parranda, de acuerdo a la región en la cual se le canta a los personajes del pesebre, que son el centro de las fiestas decembrinas.

Así como el villancico y el aguinaldo, la parranda navideña, orgullo de los estados centrales, entre ellos Carabobo, tiene características fundamentales que le dan personalidad propia. Nos referimos no sólo a la manera de tocar el tambor, marcando el cinco por ocho clásico del aguinaldo, sino también a la estructura de su tonada, con versos improvisados por cantantes guías que son verdaderos juglares populares; así como también por los ritos tradicionales, que van desde pasearse por las calles con un farol y un chinesco, hasta visitar las familias, casa por casa, para llevar la alegría de la Navidad a los hogares venezolanos en Nochebuena.

Existen más de 120 grupos profesionales de parrandas que practican esta tradición y la pasan de generación en generación. En nuestra entidad, por ejemplo, tenemos “Verde Clarita”, “Roja Imperial”, “Unión Carabobo”, “Vencedores de Carabobo” y “Caminantes de Yagua”, entre otras.

Recientemente, representantes de estas y otras agrupaciones  se reunieron —en torno a una figura que llaman UNAPACEN (Unión Nacional de la Parranda Central Navideña)— con el fin de formalizar públicamente la solicitud de iniciar la ruta para la elevación de la parranda central a la certificación como Bien de Interés Cultural de la Nación, lo que reconocería una tradición que tiene más de cien años, a lo largo y ancho de los estados centrales.

 

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Dicho  encuentro contó con la participación de parrandas procedentes de Aragua, Yaracuy, Cojedes, Guárico y Carabobo. Esta manera de exaltar esta manifestación dedicada a celebrar al Niño Dios —a través de versos improvisados, acompañados de instrumentos típicos como el cuatro, el furruco, la charrasca y el tambor— cuenta con el apoyo de organismos culturales del estado, el Instituto del Patrimonio Cultural de Venezuela (IPC) y del Centro de Diversidad Cultural, lo que parece hablar bien del futuro del objetivo central.

Desde esta columna, como acucioso periodista que sabe observar la trascendencia en lo cotidiano, apoyamos todas las gestiones que se tengan que hacer para este logro tan importante para la cultura regional y nacional.

HASTA AQUÍ POR HOY.

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Ciudad VLC / Vicente Gramcko