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José Carlos De Nóbrega autor de la columna "Salmos y Proverbios"

Desde el lunes 10 de abril de 2023, me han dado de alta del Hospital Carabobo o Universitario Ángel Larralde. Estuve recluido durante toda la Semana Santa. Ahora, me toca ligar por mi amigo escritor Arnaldo Jiménez, quien se encuentra en el Hospital Central de Valencia o Ciudad Hospitalaria Enrique Tejera. La enfermedad como metáfora esencial nos ha convertido en Hospital latinoamericano muy pobre. Sin embargo, desde mi experiencia límite, me considero parte de una Comunidad paciente que comparte carne y sangre con los médicos, paramédicos enfermeras, enfermeros y amigos que se contristan y solidarizan con cada uno de los enfermos. La precariedad física y de infraestructura de nuestros centros de curación no niegan la humanidad de tal red de relaciones humanas, intrincadas sobre todo pero cargadas de preciosa humanidad. La cosa la complementa la literatura más allá de toda cita culterana. Px, el poemario de Reynaldo Pérez Só; Morgue, de Gottfried Benn, o la novela La Montaña Mágica, de Thomas Mann, incluso. Nada supera la experiencia del cuerpo debilitado por la enfermedad, la pandemia y la muerte.

Más que lidiar con la muerte, teniendo ángeles guardianes cómplices de diversa denominación, ateos como Pedro Téllez o budistas como Luis Alberto Angulo, e incluso pentecostales como Alexis entre no muy pocos, me preocupaba completar mi obra. No es que no me importara morir, sino que la escritura se hizo ímpetu terco de vida. Más que la hemoglobina entre dos y tres, el daño renal, la hipertensión o el lograr sobrevivir una noche en el Psiquiátrico de Bárbula a punta del tratamiento con que porfió Pedro para salvarme la vida, me preguntaba por un proyecto relativo a la poeta portuguesa Florbela Espanca que quedó en suspenso elástico y gelatinoso. Por fortuna, tengo conmigo algunos de sus sonetos-parlamentos traducidos por mí, el cuento O Aviador e incluso una traducción y el original del Diario del último año, 1930. Quizás sea pretencioso de mi parte dialogar con una suicida para celebrar a la vida misma en otra increíble oportunidad más. En mi desenfoque y dispersión de fuerzas, creí haber extraviado mi monólogo Olga Benario, cosa que sólo ocurrió en mi estado febril. La obra está en pleno ensayo y diseño de su puesta en escena. Como dice Fito, es el Amor después del Amor. Todavía mi mujer araguaney cree a plenitud no sólo en mi hombría y coraje, sino especialmente en la nobleza augusta de mi lado femenino.

 

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Luego de mi recuperación milagrosa, la cual no es una irrupción súbita de lo fantástico en la cotidianidad o quién puede saberlo, no creo haber experimentado visiones místicas a lo Teresa de Ávila o padecer algún estado colindante con el nirvana. Por el contrario, esta situación límite sigue siendo muy terrenal sólo que se ramifica con mi fe religiosa católica, para más señas anarco teísta. Durante mi convalecencia, no pude acceder a la Biblia ni a los Evangelios. Mis lecturas más que debidas al azar o a lo accidental, me llevaban en dirección contraria a una transfiguración ficcional y ensayística de Jesús en mi caso de extrema sobrevivencia. Simpatizo con el jesuitismo todavía. Imitatio Christi, por si acaso.

La cosa es más simple. Qué tienen que ver El Delirio sobre El Chimborazo, de Bolívar, de 1822, o una biografía oficiosa de Monseñor Montes de Oca con mis estados alterados? Y los poetas que invocan a Bolívar comentados por Earle Herrera y glosados por Luis Alberto Angulo? Qué pito toca la poesía egotista de Caupolicán Ovalles huyendo a Colombia de Betancourt? Moby Dick es acaso una metáfora posible de mi Odisea? Por qué José Ramón me prestó Los Clásicos según Ítalo Calvino? No soy reencarnación ni de Loyola ni de Francisco Javier. Simplemente soy Legión de Voces que quiere seguir con el terco vibrato de la escritura. He aquí mi pulsión originaria de vida.

 

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José Carlos De Nóbrega es un ensayista y narrador venezolano (Caracas, 1964). Licenciado en Educación, mención Lengua y Literatura, de la Universidad de Carabobo (UC). Ha publicado los libros de ensayo Textos de la prisa y Sucre, una lectura posible, ambos en 1996, y Derivando a Valencia a la deriva (2006). Fue director de la revista La Tuna de Oro, editada por la UC. Forma parte de la redacción de la revista Poesía, auspiciada por la misma casa de estudios. En 2007 su blog Salmos compulsivos obtuvo el Premio Nacional del Libro a la mejor página web. En el año 2021 ganó el concurso de Ensayo de la VII Bienal Nacional de Literatura Félix Armando Núñez y el concurso de Crónica de la V Bienal Nacional de Literatura Antonio Crespo Meléndez, convocado por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, por intermedio del Centro Nacional del Libro (Cenal) y la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello.

 

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