Dos semanas después de haber sido condenado por corrupción, el expresidente de Francia, Nicolas Sarkozy, enfrenta este miércoles un nuevo juicio por cargos relacionados a la financiación irregular de su campaña electoral de 2012.

El pasado 1 de marzo, el exmandatario fue condenado por corrupción y tráfico de influencias, a un año de prisión más dos años de prisión condicional, una decisión a la que apeló.

No obstante, hay grandes probabilidades de que el nuevo juicio se suspenda rápidamente y sufra una posposición para una fecha posterior porque uno de los abogados defensores fue hospitalizado con Covid-19.

Sarkozy enfrenta acusaciones de que gastó casi el doble de la cantidad máxima autorizada, 22.500.000 de euros (26.800.000 de dólares), en su candidatura a la reelección de 2012 que perdió ante el socialista Francois Hollande.

 

 

Este político francés de 66 años, que fuera presidente de 2007 a 2012, enfrentaría hasta un año de prisión y una multa de 3.750 euros (4.470 dólares) si es declarado culpable. El exmandatario ha negado las acusaciones.

“Indiscutiblemente se benefició de un fraude que le permitió tener, durante su campaña de 2012, recursos muy superiores a lo que la ley autorizaba”, señala la investigación judicial sobre Sarkozy.

Tras varios escándalos de este tipo, la ley francesa establece desde 1990 un grupo de normas que limitan estrictamente los gastos de campaña.

Según el juez de instrucción Sarkozy y su séquito cercano decidieron realizar «mítines espectaculares y costosos».  El monto total de la campaña llegó a 42.800.000 de euros aproximadamente (51.000.000 de dólares).

Por otra parte, las investigaciones no han establecido si el propio exjefe de Estado ordenó el fraude o si contribuyó en el intento de encubrir el gasto excesivo que incluye falsificación de facturas.

 

Nicolas Sarkozy, otras 12 personas y la empresa que se encargó de organizar los mítines enfrentan juicios por cargos de falsificación, abuso de confianza, fraude y complicidad en la financiación ilegal de campañas. Algunos de los implicados admitieron haber actuado mal durante la investigación.

En 2014, el exdirector de campaña adjunto, Jerome Lavrilleux, reveló a la televisión local un sistema de facturas falsas que supuestamente permitía al partido conservador, llamado UMP en ese momento, costear los mítines de campaña.

Los líderes del partido conservador se culparon mutuamente tras la guerra destructiva que provocó el escándalo de corrupción.

El exgobernante niega que el presunto dinero ilegal haya sido usado en algún momento de su campaña. Cuando declaró ante los magistrados de instrucción preguntó por dónde estaba el dinero, lo que puede significar que el uso indebido pudo haber estado en manos de su partido.

Aunque Sarkozy salió de la vida política en 2017, aún conserva bastante influencia en el partido conservador, cuyo nuevo nombre es The Republicans. Los medios locales informan que también se contacta de manera regular con el presidente de centro Emmanuel Macron, a quien dice está asesorando.

 

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Ciudad VLC / TelesurTv