#Opinión: “Cuando el sueño se convierte en pesadilla” por Juan Carlos Fernández

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Las ganas de un mejor vivir, más cómodo, sin carencias, con posibilidades de adquirir carro nuevo y casa equipada hizo que Yon se aventurara a viajar rumbo al país de las barras y las estrellas y se dedicó a cumplir los requerimientos exigidos por la “Embajada Americana”.

  Primer round: ¿Qué va a hacer usted para allá? ¿cuánto dinero lleva? ¿tiene parientes allá? ¿dónde se va a hospedar? ¿cuánto tiempo piensa estar? ¿va de turista o por negocios? …y así prosigue el rosario de preguntas, todo esto con el pasaje de ida y vuelta comprado (como debe ser).

Una vez transcurrido cierto tiempo le notifican un rotundo ¡Negada la Visa! sin derecho a pataleo que deja a Yon con las maletas y los crespos hechos, vestido y alborotado, sumido en un profundo silencio que oyeron los vecinos y familiares más cercanos.

   Segundo round: “Me voy hasta México y de allí en un saltico estoy en YUESEI”. Comienzan los preparativos con el cambio de las maletas por un bolso con lo mínimo necesario para cruzar la frontera.

   Tercer round: Riesgo de muerte en la odisea del cruce ilegal y desplume por parte de los Coyotes para ponerle del otro lado.

   Cuarto round: Llegada al País de las Maravillas: limpio, asustado y desorientado pero contento.

   Quinto round: ¡Qué bonito todo aquello! limpiecito y puro carro nuevo… pero se siente observado como gallina que mira sal, ni una cara amable, ni una respuesta a sus preguntas con ese mal inglés que pensó le serviría para percatarse de que ese país tan avanzado conserva arraigada una estructura social del siglo XIX que se evidencia por el desprecio a la gente de tez color marrón, amarillo, negro, aceitunado, canela (e inclusive blanco y de ojos azules pero nacida en la otra orilla del río Bravo), porque de allí para abajo es sólo monte y culebra.

   Sexto round: Adaptarse a las circunstancias, comenzando por caminar derechito, comportarse derechito, —para pasar desapercibido a la Police, ya que todo latino es sospechoso— así como cumplir con las leyes que nunca cumplió en su país de origen.

   Séptimo round: Con el tiempo y el bolsillo jugando en su contra, se hace perentorio conseguir trabajo (afortunadamente Yon cuenta con título universitario con postgrado y todo) y un buen comienzo es tratar de colocarse en un puesto donde haya latinos trabajando.

   Octavo round: La barrera idiomática es más alta de lo que creía y como los días le pisan los talones se suma a la lista de los que mezclan su idioma nativo con el inglés, pero como de México para abajo cada pueblo tiene su particular forma de hablar, el castellano se convierte en una especie de jerigonza a la que llaman espanglish que se entiende más por gestos que por habla.

   Noveno round: Con el título universitario y demás credenciales como bandera se aboca de sol a sol y de acera en acera a buscar un empleo digno de sus expectativas. Pasan las horas y los días hasta que por fin consigue algo… empaqueta de nuevo sus credenciales y coge su herramienta de trabajo; como en ese país las cosas funcionan como es, le asignan los tres primeros pisos del centro comercial para que los deje limpios y pulcros.

   Décimo round: La paga no es igual para el indocumentado, pero trabajando tres turnos da para cubrir la renta de un cuartico con neverita, cocinita y televisorcito, (la papa se resuelve en el mismo centro comercial).

Hasta ahora el “Sueño Americano” está en etapa de somnolencia y algunas veces de sonambulismo… pero mientras no cambie a pesadilla sigue la ilusión, que para eso es muy útil el televisorcito.

 

Juan Carlos Fernández / Ciudad VLC