¡Hola, cinéfilos! Aquí les traigo una bomba del séptimo arte, algo tan abrumador y extraño que me encantó. Y es que Ari Aster ¡lo volvió a hacer! Ya les he hablado sobre un corto que él hizo (Lo Extraño de los Johnson, 2011), ayer vi otro corto (Munchausen, 2014) y, en seguida me puse a ver su más reciente trabajo: Beau tiene miedo. Anteriormente había realizado un corto sobre este mismo film, fue como un pequeño abrebocas a lo que se venía. Bien es sabido que este director crea historias tan genuinas como grotescas, y la mayoría de ellas trata del trauma familiar en sus distintas facetas. Ésta en particular es su nuevo bebé consentido, lo que quiso lograr en el público, lo consiguió… Tres horas de incomodidad, desconcierto y una verdad tan brutal que, al mismo tiempo, no podría creerse.

 

Beau tiene miedo-El rincón cinéfilo-Isabel Londoño

El cine de terror de las madres está llenándose poco a poco, pero esta historia tiene tanto de esas historias y a la vez no tiene nada que ver; este film es eso, en resumidas cuentas: es un todo o nada, no hay puntos medios (y menos mal que Aster sabe que tiene público para hacer y deshacer). Beau es interpretado por Joaquín Phoenix, creo que no debería decir más al respecto, este tipo derrocha talento hasta al caminar. Explicar la historia, sería quitarle la gracia, pero solo porque en realidad es así como la hizo Aster. Tiene una narrativa interpretativa, subjetiva y, a la vez, llena de cizaña.

El largometraje es extenso, tres horas de lo que podría pasar por “locura”, y exactamente de eso trata. Beau Wasserman (Joaquín Phoenix) es un tipo de edad mediana lleno de miedos, inseguridades, delirios, en fin… en esa pobre mente hay un caos total, y contra todo eso él tiene que enfrentarse para poder ir a visitar a su adorada madre. Durante el primer acto (son cuatro) podemos ver que donde se desenvuelve Beau está lleno de caos, peligros, suciedad, un asesino corriendo desnudo… cosas habituales; y como la historia tiene miles de interpretaciones, ésta fácilmente podría ser la perspectiva directamente de Beau sobre el mundo.

Estamos en la mente de una persona con brotes psicóticos por el miedo y la ansiedad. Mucho de lo que saldrá todo el rato, no sabremos si es una realidad en la vida de Beau, un recuerdo, un sueño, un delirio, solo sabemos que le está ocurriendo y ya, nos quedamos con esa información. Él intenta mejorar, va a un terapeuta, es recetado y sigue al pie de la letra el tratamiento… o bueno, eso intenta. También podríamos estar presenciando una especie de metáfora sobre la sociedad en decadencia que se vive en muchas partes del mundo: drogas, armas, peligros, basura, injusticia, sanidad, etc.

 

 

A la vez sabemos poco de Beau, y al mismo tiempo podemos ponernos en sus incómodos zapatos; sabemos que tiene miedo, pero específicamente a qué, no. Hay señales claras de qué detona su ansiedad y su incapacidad de tomar decisiones: cuando habla con su madre. El no poder acompañar a su mamá en el ritual anual de acompañarla en el aniversario de muerte de su padre (del que no sabemos nada), le genera una ansiedad terrible y trata de explicárselo a ella, pero no lo entiende, lo culpa por no poder hacer el mínimo esfuerzo.

No sabemos (en este momento) si los eventos que sucedieron fueron reales, no sabemos si en realidad perdió el vuelo porque lo asaltaron o si un mega brote psicótico se hizo presente, cualquiera de los dos casos es horrible. Luego enterarse de la repentina muerte de su madre termina por desatar el caos en su cabeza. Es aquí donde comienza la odisea de su travesía para llegar al funeral de su madre.

A todas estas, ya podemos ver una clara conducta de culpabilidad y remordimiento en el pobre Beau, se siente mal todo el tiempo por no poder haber estado con su madre el único día que lo necesitaba. En algunas pequeñas secuencias de imágenes vamos a verlo desnudo, pero lo que más llamará la atención de esto serán sus enormes testículos, ténganlo muy presente para el final. Nada de lo que pasa frente a nuestros ojos es mera casualidad, más bien es causal, a excepción del tercer acto, pero aún falta para llegar allá. Trato de contarles lo más ordenado que puedo, pero la historia no lo permite.

 

 

En medio del frenetismo de Beau, sale desnudo a la calle buscando ayuda y termina atropellado y apuñalado por el loco asesino que también corre desnudo por todos lados. Quienes lo atropellan parecen ser buenas personas, lo socorren, lo curan y medican en su propia casa (por cierto, nunca sabemos dónde se encuentra Beau), hasta le ponen “un monitor de salud” en el tobillo (muy atentos ellos), todo parece ser normal. Pero al pasar el poco tiempo, Beau necesita irse al funeral de su madre, lo hacen sentirse más culpable porque duró dos días inconsciente y todavía están esperando por él. Aquí es donde vemos que estas personas empiezan a comportase un poco extraño y a darle excusas para llevarlo después a casa de su madre.

Esta familia también aloja al mejor amigo de su difunto hijo, fueron a la guerra y el amigo quedó loco, nadie lo aceptaba y ellos lo acogieron en su hogar; tienen una hija adolescente que es extrañamente rebelde. Otro detalle importante que vemos aquí, es que todos se automedican (menos el loco, porque, ajá, “sigue un tratamiento”), toman pastillas como si fueran caramelos. También tenemos el otro detalle extraño: ellos sabes cómo se llama Beau y saben que va a Wasserton (casual similitud con su apellido) al funeral de su madre, luego de que ellos mismos le dijeron que su muerte había sido una simple pesadilla.

 

 

Pasan algunos días, y ya las cosas se van tornando más extrañas; la madre tiene conversaciones raras por teléfono, le dice a Beau que hay cámaras, que vea un canal específico en el televisor. En este punto debe sonarles familiar esto último, y si no, pues se los digo: The Truman Show; ya con eso pueden darse una idea cercana de lo que podría ocurrir. Esto le parece extraño a Beau, pero aun no entiende, ver su vida en la televisión hasta el final de sus días lo desconcierta, pero lo que detona más su terror es lo que ocurre después: su “hermanastra” le grita (siempre grita) que él “falló el estúpido test”. Esto despierta una señal de alerta en Beau y le pide explicaciones, pero la chica está tan frenética que termina suicidándose delante de él.

Es aquí cuando entramos en el tercer acto. Beau sale huyendo de esa casa, y corre sin sentido hacia es bosque hasta que se encuentra con una mujer embarazada, Penélope. Esta lo lleva a un lugar seguro en medio del bosque, se encuentra en una comunidad de teatreros y, sorpresa, todos son huérfanos igual que él. Lo invitan a la obra que está a punto de empezar y él lo acepta. En este punto él se mete tanto en la historia de la obra que se ve como una especie de viaje introspectivo, fantasea de cómo hubiese sido su vida si se hubiese soltado de las cadenas de mamá, tendría casa, tendría esposa e hijos, sufriría su perdida, se alegraría por encontrar a sus hijos nuevamente… pero esta fantasía se rompe cuando él mismo cuenta dentro de ella misma la maldición de su familia.

 

 

Su madre le contó que su padre, su abuelo y bisabuelo murieron de la misma forma: un infarto al momento de tener un orgasmo, y que lo mismo le sucedería a él. “Pero, padre, ¿cómo nos tuviste?”, esa frase trajo de nuevo a Beau a la “realidad”. Aquí sucede algo que desconcierta a Beau, un hombre se le acerca y le dice que conoce a su padre, que él está vivo, pero interrumpe la máquina asesina del otro trastornado de la casa de donde se escapó, hace una masacre, pero Beau logra huir nuevamente. Cansado de todo, logra conseguir un aventón hasta Wasserton y llega al ya finalizado funeral de su madre.

Aquí se da entrada al acto final, para descubrir que Mona, la madre de Beau… no está muerta. Brutalidad pura, indignación, duda, miedo, no sabes qué sentir porque ya Beau en este punto está más que trastornado. Quiere respuestas, tiene tanta rabia, tanto miedo, quiere ser valiente al mismo tiempo, pero esta derrotado y agotado mentalmente; además de que su madre lo consiguió en pleno éxtasis con su primer y único amor, Elaine, donde también se da cuenta de que es mentira que muere si alcanza el clímax.

 

 

Ya con todo eso, vienen las escenas finales, Beau descubre que todo fue un teatro montado por su madre y que hacía dinero a costillas del sufrimiento de su hijo. En esta etapa nos bombardean con tanta información que nos deja igual que al principio: sin saber ni entender nada. Aquí queda a libre interpretación del espectador, porque todo el film tiene tantos simbolismos y guiños que, para este punto, ya hemos creado al menos una teoría sobre lo que en realidad ocurre. Y recuerden, todo es subjetivo, la narración puede ser vista simplemente desde el punto de vista de la mente de Beau, verlo como alguien desde afuera que busca comprender, o verle sentido desde tantas aristas que al final nos dejan más locos a nosotros.

Aunque si buscamos la respuesta fácil y “sencilla” para entender qué pasó aquí, esto: Mona hizo que su hijo la “amara” generándole maltrato (físico y psicológico) y terror constante a cualquier cosa de la vida, lo culpó simplemente por existir y no regresarle todo el amor que mami le entregó. Mona tuvo un sequito de empleados dispuestos a hacer lo que sea por una cantidad exorbitante de dinero; estos empleados coexistían en el mundo de Beau haciendo realidad sus más temidas ansiedades y temores. Así que lo que al principio creíamos que era una visión desde la mente de Beau, resulta ser un teatro armado meticulosamente para hacerlo sufrir y culparlo por dejarla morir; lo lleva a tal extremo que “su muerte” resultó ser la muerte de la nana del pequeño Beau, además de salir a reclamarle por qué se acostó con Elaine.

 

 

Mona siempre le reprocha cualquier cosa insignificante a su hijo, porque no entiende la devoción que ella tiene hacia él; Beau es un egoísta cobarde incapaz de amar, honrar y estar con su madre incondicionalmente.  Literalmente lo castró al mentirle sobre el sexo (por eso el simbolismo de los testículos enormes), para que no estuviera con ninguna otra mujer que no fuera ella, Elaine fue la primera prueba y supo en seguida que ella sería su ruina (y por eso Elaine es quien muere al llegar al éxtasis). Volvemos a ver otra similitud con otra madre terrible, Norma Bates (Bates Motel, 1987).

Ahora, ¿de dónde sacaba Mona todo el dinero? Respuesta fácil y sarcástica: son judíos, (¿qué judío no tiene dinero?). Respuesta compleja: Mona es una empresaria, dueña de su propia marca de productos para el hogar, salud, higiene y hasta de viviendas. Casi todas las cosas que vemos en la película, tienen su marca, el mismo Beau fue imagen en muchos de sus productos; el mismo edificio en una zona infestada de personas mal vivientes en donde vive Beau, se lo dio su mami; la marca de los fármacos es de ella misma en colaboración con Pfizer, en fin… Mona acaparó la industria comercial y la utilizó como vendetta contra su propio hijo. Sabía que Beau estaba mal de la cabeza por culpa de ella, pero sigue culpando y reprochándole todo a él por ser un mal hijo y lastimarla, por no amarla como ella merecía.

 

 

La historia mezcla muchas teorías; muchas metáforas; muchas referencias sobre religión, psicología (sobre todo del psicoanálisis), declive social, entre otros aspectos. De ahí que la película pueda ser interpretada como mejor nos parezca, mezclaron múltiples temas para que no quede alguien que no haya entendido a la primera, o también como reforzamiento a lo que trata en sí la historia: madres terribles y el sentimiento de culpa que son capaces de hacer sentir. Aunque poco queda de lado la temática social, la afectación psicológica a la que se enfrentan muchas personas de esta generación de edad mediana, la “salida fácil” al automedicarse por los altos costos de un sistema de salud corrompido por el capitalismo.

En fin… hay mucha tela que cortar con esta película, pero de verdad que es una historia que deja bastante que reflexionar y llena de mensajes muy fuertes; muchos no la entenderían y la verían como si se tratase de un film de ciencia ficción o fantasía más. Así que, mi recomendación es que al menos vean los cortos de Aster ya que, dentro de este film, habrá reseñas de muchas de sus obras que ayudan a entender mejor el contexto, y como siempre les digo: “Si no la han viso, véanla, y si ya la vieron, vuélvanla a ver, no tiene perdida de nada”.

 

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Isabel Londoño-columna El Rincón CinéfiloIsabel Londoño, egresó de la Universidad de Carabobo (UC) en el área psicosocial, tiene también estudios universitarios en turismo y sistemas.

Es una apasionada de la música y del Séptimo Arte desde que tiene memoria, siendo el cine y sus distintos géneros la pasión a la que ha dedicado más horas y análisis. Sus reseñas sobre clásicos o estrenos del cine aparecen ahora, cada viernes, en Ciudad Valencia desde “El Rincón Cinéfilo”.

 

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