Hay personas a las que la exposición brusca a la luz solar o artificial muy intensa las hace estornudar. Esa reacción ha sido bautizada como reflejo fótico del estornudo.
Es más frecuente de lo que se cree: quien lo padece pasa de la oscuridad de una habitación o un túnel a un espacio iluminado y, de improviso y sin ningún elemento alergénico cerca, es víctima de una recámara de estornudos. La misma cesa cuando la persona se acostumbra a la claridad.
Otros individuos reciben lo que se llama un golpe de luz –un fulgor repentino, como el reflejo del sol en un vidrio o cristal–, y este les ocasiona un dolor de cabeza seguido de una subida de tensión arterial, manifestada con la aparición en los ojos de una culebrilla giratoria que aumenta de tamaño hasta ocupar toda la región ocular. Sé de esto porque lo sufrí durante muchos años.
A quienes padecen epilepsia, el golpe de luz puede causarles convulsiones.
Las tres reacciones se reúnen bajo la misma denominación, aunque en los dos últimos casos no se presentan estornudos.
Durante años, los médicos e investigadores de la salud nos dieron trato de hipocondriacos a quienes fuimos víctimas de alguna de las tres manifestaciones.
Esto cambió en diciembre de 1997. Entonces, un programa de dibujos animados emitido en Japón, originado a partir del videojuego Pocket Monsters, provocó convulsiones en más de setecientos televidentes infantiles.
En dicho programa se emitió una gran cantidad de fogonazos y, tras cada uno, decenas de niños caían afectados.
La televisora suspendió de inmediato la transmisión de los siguientes capítulos de dicha serie.
Muchos de esos profesionales de la medicina que consideraban los efectos de los golpes de luz como mera superstición o, cuando menos, como malacrianzas decidieron investigar qué había de cierto en tales episodios.
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Los estudios hechos entonces y ahora permiten sospechar que los estornudos se deben a una confusión accidental de ciertas señales nerviosas. Se ha descubierto que los mismos solo se producen si coinciden dos factores: uno, que la persona haya permanecido cinco o más minutos en la oscuridad, antes de retornar a la luz. Dos, que haya heredado esa hipersensibilidad luminosa.
Es de esperar que las nuevas investigaciones en este campo aclaren aún más por qué se produce este reflejo fótico del estornudo y, de ser posible, descubran cómo evitarlo.
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Armando José Sequera es un escritor y periodista venezolano. Autor de 93 libros, todos publicados, gran parte de ellos para niños y jóvenes. Ha obtenido 23 premios literarios, ocho de ellos internacionales (entre otros, Premio Casa de las Américas, 1979; Diploma de Honor IBBY, 1995); Bienal Latinoamericana Canta Pirulero, 1996, y Premio Internacional de Microficción Narrativa “Garzón Céspedes”, 2012).
Es autor de las novelas La comedia urbana y Por culpa de la poesía. De los libros de cuentos Cuatro extremos de una soga, La vida al gratén y Acto de amor de cara al público. De los libros para niños Teresa, Mi mamá es más bonita que la tuya, Evitarle malos pasos a la gente y Pequeña sirenita nocturna.
«Carrusel de Curiosidades se propone estimular la capacidad de asombro de sus lectores».
Ciudad Valencia / Foto del autor: José Antonio Rosales
