«…finalmente, siempre escribimos
para los amigos».
Gabriel García Márquez
Ahora, de regreso en el autobús, donde escribo en mi cuaderno estas evocaciones “para que la muerte no tenga la última palabra”, luego del fallido intento por llegar a tiempo para darle mi sentido adiós antes de partir a su postrera morada, vienen en tropel a mi mente las muchas anécdotas sobre las veces que pudimos compartir con Reynaldo Pérez Só.
Confieso que aprendimos a crecer en la poesía y en la vida después que le conocimos. Él fue nuestro maestro y el maestro de toda una generación de poetas. Entonces, andábamos en busca de un algo, de un no sé qué, de una voz o una palabra que nos permitiera poetizar la infame realidad de este mundo tan hostil al que rechazábamos.
Buscábamos algo parecido a una palabra filosa, como de navaja recién templada y afilada, parecida a la suya. Tan tajante y verdadera como un latigazo. La palabra justa y sincera del amigo de los amigos, del poeta en nombre de todos, de nuestro hermano mayor por obra y gracia de la poesía.
Sí, la palabra del Poeta, Hermano y Amigo al que ahora convocamos desde estas evocaciones que se agolpan en los meandros de mi mente, con esta rabiosa terquedad de resistirnos a aceptar su ausencia, su largo viaje por el infinito que nos induce a levantar la mirada y hurgar en el vasto cielo en busca de una estrella, un asteroide, una galaxia donde encontrarle; o de buscarle en algún remoto lugar de la tierra al que le hubiesen arrojado las aguas del Leteo o la fuente de Castalia.
Algo me dice que nos faltaron muchas tazas de café por degustar y muchas conversas por realizar, como aquellas a las que nos tenía acostumbrado en el departamento de literatura de la Universidad de Carabobo, en compañía de Adhely Rivero y Carlos Osorio, donde las horas pasaban sin darnos cuenta, acompañados de una tetera de te mate, rumas de libros y revistas, más el tecleo de la máquina de escribir y de los fax enviados por poetas de los cinco continentes; además de la presencia de Rimbaud, con su rostro de habitante de otros mundos, y sus ojos adormilados, atento a nuestra conversa, arriba en lo alto de una de las cuatro paredes del pequeño cubículo, donde ahora recuerdo con nostalgia que se respiraba un aire cargado de poesía y de la alquimia de su verbo.
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De nuevo cierro los ojos para escudriñar en mis adentros, hasta dar, por fin, no sin gran esfuerzo, con la vez primera del encuentro con Reynaldo. Sucedió a comienzos de la década de los noventa en el antiguo Ateneo de Mariara, luego de aceptar la invitación que le hicimos desde el taller literario “Hojas Sueltas”, por intermedio de nuestro amigo Carlos Osorio.
Afortunadamente, dicho encuentro logramos grabarlo, transcribirlo y publicarlo en el Número 113/114 de la revista Poesía. Después hicimos lo propio con el poeta Rafael Cadenas, a finales de 1996, cuestión que Reynaldo celebró debido a que este siempre había sido reticente a aceptar alguna entrevista. Recuerdo que duró casi dos años reenviándome las correcciones que le hacía, dada su extremada rigurosidad. Al final, dicho Encuentro se publicó en la revista Poesía, Número 116/117. Fueron muchas las veces que tuvimos el privilegio de contar con la mágica compañía de Reynaldo, pero por cuestiones de espacio, esperamos poder compartirlas y comentarlas en otra disertación.
Ahora, embargados por la misteriosa felicidad de haber sido tus amigos, celebramos el haberte conocido. Salúdanos a los poetas que en la otra orilla brindan contigo tu fecundo paso por la vida. ¡HASTA SIEMPRE, REYNALDO!
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Mohamed Abí Hassan (El tigre, 1956). Poeta, artista visual y editor independiente. Licenciado en Educación, Mención Artes Plásticas (cum laude), por la Universidad de Carabobo (UC). Ha ejercido la docencia en la UC y en la Universidad Arturo Michelena. Ha sido colaborador en las revistas Poesía y La Tuna de Oro (UC). Primer Premio II Bienal de Literatura Gustavo Pereira, Mención Poesía 2013; Primer Premio IV Bienal de Literatura José Vicente Abreu, Mención Poesía 2016; Primer Premio Concurso Nacional del II Festival 3.0 de Historias Comunales Ramón Tovar.
Formó parte de la Comisión Rectoral del Encuentro Internacional de Poesía de la UC. Coordinó el Taller de Formación de Cronistas Comunales en Mariara, estado Carabobo, auspiciado por el Minci, la Revista Nacional de Cultura y el Centro Nacional de Historia. Actualmente se desempeña como facilitador de talleres de iniciación en la creación literaria, así como talleres sobre patrimonio histórico.
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