«Yo: Simón Bolívar» por Luis Manuel Colmenares

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Mediáticamente es costumbre hablar de las aventuras, hazañas y proezas que realizó Simón Bolívar. Estas se desarrollan en un peculiar ambiente laboral, pero y el hombre, ¿Lo conoces?

Conocer a alguien implica necesariamente tener una aproximada certeza de lo que piensa y una ligera aproximación de lo que pensaba Simón Bolívar.

Bolívar era de una energía inagotable, rápido al caminar, inalcanzable al cabalgar, de poco descanso físico y casi inexistente descanso mental; esto no le hacía incumplir nunca sus actividades diarias.

 

Estaba plenamente consciente de que en cualquiera de sus batallas o aventuras estaba la muerte presente y latente, esto no le significaba ningún temor porque era esa misma conciencia la que lo hacía no perderse ninguna aventura o batalla que a bien comprometiera su tiempo, temía más perder un derecho conquistado que su propia vida.

Padecía las contradicciones de todo aquel que era un erudito, aunque determinante a la hora de tomar decisiones, esto de ninguna forma aminoraba su capacidad negociadora y de esta se derivaba su capacidad metódica y calculadora.

Sabía diferenciar con sutileza entre naciones amigas, enemigas y neutrales. Un ejemplo  de esto se encuentra en el incidente con el director de la Gaceta de Caracas, cuando criticó duramente al gobernador de Curazao.

Sucedió que este funcionario, hizo honores militares al general realista Monteverde. Bolívar lejos de aprovechar estas duras críticas para beneficio de su causa, escribió: “Está mandado por todas las ordenanzas del mundo civilizado; y es el uso constante de las naciones, tributar a los jefes militares y ministros diplomáticos extranjeros, los honores que les corresponden; y bajo este concepto no hizo más que llenar un deber de su autoridad el gobernador de Curazao, haciéndolos a un general español”.  Se destaca  este asunto porque se demuestra la conciencia política que tenía Bolívar de sí mismo y del mundo en general

Pero más sorprende es la humildad con la que este actuaba, si le damos un poco de contexto al asunto podemos observar ese valor muy presente en la personalidad de Simón Bolívar.

Era el primer Presidente de la Segunda República de Venezuela y Comandante en Jefe del Ejército Patriota. Siéndolo no dejaba de reconocer que si bien tenia control de una parte del país, los realistas tenían control sobre una mayor parte del territorio, por lo que a su Juicio no había porque tomar la acción del gobernador de Curazao como una traición, sino como lo que se debe a hacer cuando un jefe militar arriba a un país que es neutral.

 

Bajo contradicciones ideológicas, puesto que Bolívar representaba la libertad pura, dictó una ley de imprenta. No para evitar polémicas ni para suprimir ataques contra su persona, que cabe destacar siempre respondió; sino más bien para evitar abusos, malas interpretaciones de los acontecimientos que pudieran llevar a que se emitieran falsas informaciones que al final pudieran poner en riesgo la causa patriota.

Esto demuestra que Simón Bolívar era respetuoso; incluso en guerra, respetuoso del derecho y de la paz. Porque bien pudo mandar bergantines y goletas y de esta forma declarar la guerra a curazao.

Recordemos que el estado La Guaira y Curazao están apenas separados por casi 300 millas náuticas y bien pudo llevarse a cabo esta acción.

Bolívar amaba su causa, la cuidaba cual padre, pero no era compulsivo, pese a ser un fanático desde niño, como lo relata muchas de sus cartas.

Carecía de sentimientos porque entendía que tenerlos supondría un riesgo y no un beneficio. Así pues, sabía él que su corazón se secaba, se endurecía; como la mejor de las armaduras, cuando ensillaba su caballo.

Un hombre empático porque entendía que lo más valioso que tenía para dar a sus subalternos era un buen trato, así fuera bailar con otro hombre con tal de dar un trato.

 

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Luis Colmenares / Ciudad Valencia