#Opinión: «Pongamos los pies en la tierra» por Emilio Hernández

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Hay muchas opiniones relacionadas con los salarios. Entre ellas destacan: pagar los salarios en petros, pagarlos en bolívares pero indexarlos al petro, indexarlos al dólar, indexarlos al Índice de Precios al Consumidor, etc. La indexación está de moda, aunque no abordamos la única indexación que necesitamos: la indexación del bolívar. Ahí todo el mundo tira la toalla. Parece que nos acostumbramos a la devaluación infinita del bolívar, una especie de síndrome de Estocolmo.

 

Cualquiera que sepa matemáticas de bachillerato debe entender que no es lo mismo indexar los salarios que tener salarios dignos. El salario puede estar indexado a 3 dólares: si el dólar está en Bs 2.500.000 y el salario es de Bs. 7.500.000, entonces, si el dólar pasa a Bs. 3.000.000, el salario pasa automáticamente a Bs. 9.000.000. Muy bien, el salario se mantuvo indexado en 3 dólares, excelente. Pero ¿es digno un salario de 3 dólares? Es una pregunta retórica, por supuesto.

 

El problema real, no nos engañemos, es que el modelo de Estado que privilegió la Revolución Bolivariana no resistió los embates imperiales. Ese modelo de Estado supone ingresos perpetuos por exportaciones petroleras, tiene una nómina pública muy grande y alimenta un sector privado inepto, que vive de la forma en que los ingresos petroleros son transferidos a la economía. Con este modelo tuvimos sueldos dignos.

 

Para hacer el cuento corto, nuestros agresores, los estadounidenses, hicieron la lectura correcta para hacernos daño: cortaron la fuente de ingresos del Estado, principalmente los ingresos provenientes de PDVSA y adiós modelo de Estado Revolucionario.

 

Aunque realicemos emisiones de bolívares y los anclemos al petro, subamos considerablemente los impuestos a la burguesía o indexemos los salarios, no parece realista pensar que tendremos salarios dignos por un buen tiempo. Eso no quiere decir que no estemos necesitando los primeros gestos del Gobierno Revolucionario en esta dirección para mantener la esperanza.

 

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¿Qué hacemos con la nómina estatal, aunque se ha reducido por renuncias masivas a cargos públicos debido a salarios irrisorios? No podemos prescindir de los sectores salud, educación y servicios.

 

Debemos cambiar el modelo de Estado, pero no en la dirección de hacerlo neoliberal, sino en sentido opuesto. Si hay que reducir el Estado, no es para fortalecer a la burguesía, sino para fortalecer el Poder Popular. Fortalecer a la burguesía como único objetivo económico es cometer un suicidio revolucionario.

 

La indexación del salario es insuficiente. Hace falta un salario digno o al menos una solución que nos permita obtener ingresos por cuenta propia. En esta emergencia necesitamos que las familias trasciendan la dependencia del ingreso salarial, generando ingresos por cuenta propia. La comuna y la ciudad comunal son oportunidades de oro para hacerlo, pero es necesario definir bien el modelo económico comunal, no quedarse en la teoría política. Hagámoslo pronto y ¡venceremos!