Sabemos que el deporte profesional, aparte de lo recreativo y competitivo es un negocio y como tal las ligas, equipos, organizaciones como se llamen deben manejarse como una empresa, que debe atraer clientes para su producto para así lograr ganancias o recuperar su inversión para mantenerse activa.

Por eso vemos con preocupación como tres ligas venezolanas que se hacen llamar profesionales, al parecer no han entendido esto, ya que pese a sus varios años de funcionamiento, se nota que tienen una gran falla en atraer clientes (público), a sus gimnasios, canchas y estadios.

 

Una de ellas es la del baloncesto, que en el pasado contaba con una gran aceptación entre los aficionados, ahora que se hace llamar Superliga, más bien se ha ido al mínimo en cuanto asistencia en las tribunas. Por ejemplo el otrora bullicio en el Forum de Valencia ligando a Trotamundos, se ha quedado en un eco de quien clama en ese escenario ante una afición ausente.

El futbol profesional, más son los cambios de equipos, franquicias nuevas y tánganas que un aumento en la hinchada, excepciones en casos como los llamados “clásicos”, a veces reviven la esperanza de ver un balompié criollo con el ambiente en las tribunas a la altura del resto de Suramérica. Pero a la jornada siguiente viene el desengaño. No hay qourum de nuevo en las canchas.

 

También tenemos el beisbol, no la tradicional LVBP, que aún mantiene su status como la única capaz de mover público e interés en la afición durante cuatro meses, sino una que se presentó con ínfulas y amenazando ser el referente el resto del año, pero como decimos en buen criollo, “más fue la bulla que la cabuya”.

Me refiero a la Liga Mayor de Beisbol, vaya pretencioso nombre, que indirectamente aludía a estar por encima de la LVBP.  Craso error de cálculo, porque invitaba a la comparación y allí ya sabemos cuál era la menor, lo que impactó directo en el público que no se sintió atraído por esta oferta. Están tan desorientados que contratan animadores para unas tribunas vacías, cuando el objetivo es al contrario, se atrae público y luego con animadores se les trata de persuadir a ser frecuentes espectadores.

 

Pero hay algo en común entre estas tres ligas y es darle cero importancia a sus departamentos de relaciones, públicas, prensa y mercadeo, al considerar esta parte más que una inversión, un gasto.

Basado en esa premisa, han preferido contratar jóvenes profesionales para dirigir esas oficinas, sin colocarles en la jefatura un gerente o jefe con experiencia comprobada en el manejo de esas áreas, que sean capaces de crear efectivas campañas para atraer al cliente (público), tal como se hace en cualquier empresa mediana o grande.

 

Solo espero que más temprano que tarde se les encienda el bombillito de la coherencia, para bien del deporte, porque un estadio sin bulla del fanático es como un vacío de cervezas sin líquido.

González se convierte en el primer umpire venezolano en arbitrar una Serie  de Campeonato - El Carabobeño

 

TBT… El 17 de mayo del 2010, el carabobeño de Guacara, Manuel González, se convierte en el primer umpire venezolano en las grandes ligas. Ese día hizo su debut como auxiliar de tercera base en Miami, en el juego Arizona y Marlins.

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Ciudad Valencia