Muchas personas tienen como “el mejor día de su vida” el nacimiento de sus hijos. Pues esta historia nos cambiará o, mejor dicho, nos llevará a reflexionar más a profundidad sobre este tema. Paternidad (Fatherhood), dirigida por Paul Weitz, nos muestra una conmovedora e ingeniosa narrativa que nos dará una gran lección y, a la vez, nos hará reír en el proceso.

 

¡Bienvenida al mundo!

Como dije, el mejor día puede ser ese en el que los hijos nacen, pero para Matt fue un remolino de acontecimientos para el que nadie está preparado. Su esposa, Liz, tras dar a luz se complica y fallece, dejando sola a su recién nacida hija y a su esposo en shock. Juntos, Matt tendrá que aprender a madurar y a reorganizar su vida.

 

Paternidad-fatherhood-Isabel Londoño-Rincón cinéfilo

 

Nueva vida, nuevos retos

Obviamente este es un momento traumático. Matt experimenta duelo agudo, acompañado de negación, confusión e ira, típicos de una pérdida repentina. Matt debe enfrentar la crianza de Maddy, lo que incluye desde cambiar pañales hasta lidiar con críticas familiares (particularmente de su suegra y un poco de su madre), quienes dudan de su capacidad para ser un “buen padre”. Su vida profesional también se ve afectada y constantemente siente que no está a la altura. Podemos observar cómo se manifiesta una profunda crisis de identidad masculina. La sociedad suele asociar la paternidad con un rol secundario (y en casos extremos, hasta inexistente). Matt lucha contra estos estereotipos mientras trata de mantener su autoestima intacta.

 

 

Fuerte vínculo

A pesar de los obstáculos, Matt y Maddy desarrollan un lazo entrañable. Ella crece, va al colegio y se muestra inteligente y fuerte, reflejando la dedicación y el amor de su padre. El humor y la ternura se entrelazan con momentos de frustración y cansancio real. Psicológicamente, este vínculo muestra apego seguro. Matt prioriza la estabilidad emocional de su hija, incluso cuando él mismo no está del todo bien.

 

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Aprender a soltar

Matt intenta tener una relación con otra mujer (Lizzie), pero se enfrenta al peso emocional de sentirse como si traicionara la memoria de su esposa. Al mismo tiempo, debe tomar decisiones importantes sobre el bienestar de Maddy, incluyendo mudanzas y cambios escolares. Esto es totalmente normal, la culpa post-duelo, en personas que han perdido a su pareja joven y sienten que rehacer su vida amorosa es una forma de “olvido”. Y más en este caso, en el que Matt lleva a cuestas el tener que cumplir las expectativas de su familia y las necesidades de su hija.

 

 

Todo estará bien

Por supuesto, la película culmina con Matt aceptando que puede seguir adelante sin dejar de amar a Liz. Encuentra un equilibrio entre el recuerdo y la nueva vida que ha construido con su hija y su nueva pareja. Esto representa la última fase del duelo: la aceptación. Matt integra la pérdida en su vida sin que esta lo defina por completo.

 

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Como vemos, desde el inicio de todo, Matt representa a muchos hombres que, al ser padres, se sienten presionados a «ser fuertes». La película rompe con esa narrativa, demostrando que la vulnerabilidad (y a veces, el sacrificio) también es paternidad. Su proceso de sanación emocional es lento, silencioso, pero definitivo y muy emotivo. La sobrecarga emocional, el insomnio, la ansiedad por el futuro y el sentimiento de incompetencia son temas frecuentes en Matt. Sin embargo, también muestra resiliencia emocional, buscando formas sanas de adaptarse sin dejar de lado el tener que enfrenar su duelo.

 

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Lo que también nos lleva a pensar: lo que define una buena paternidad no es hacerlo todo bien, sino estar disponible emocionalmente y apoyar a nuestros hijos tanto como se pueda. Sin duda, esta es una historia que nos hará reflexionar muchas cosas y, a pesar de ser un film que lleva comedia, en el proceso nos dará uno que otro golpe de realidad; así que como siempre les digo: “Si no la han visto, véanla, y si ya la vieron, vuélvanla a ver, no tiene pérdida de nada”.

 

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Isabel Londoño-columna El Rincón CinéfiloIsabel Londoño, egresó de la Universidad de Carabobo (UC) en el área psicosocial, tiene también estudios universitarios en turismo y sistemas.

Es una apasionada de la música y del Séptimo Arte desde que tiene memoria, siendo el cine y sus distintos géneros la pasión a la que ha dedicado más horas y análisis. Sus reseñas sobre clásicos o estrenos del cine aparecen ahora, cada viernes, en Ciudad Valencia desde “El Rincón Cinéfilo”.

 

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