Cuando una problemática es bien manejada por la política estatal, que en medio de este bloqueo es un proeza, valga decirlo, muchxs se abalanzan a hacer apuestas sobre cual será la posterior calamidad, incluso, un fresquito indisimulable, resuena en cosas como: sí, ya se mejoró lo de la gasolina, pero me corto una… si mañana no amanecemos con colas por gas, además el dólar subirá y el agua va a empezar a llegar sucia y hedionda. ¡Espérenlo!.

Me gustaría creer que dichas proyecciones son producto de un análisis serio, en el que se dé un tratamiento decente a cada asunto, con propuesta incluida, por supuesto, pero eso es demasiado pedir.

Cuando la apuesta es por la debacle, así, sin más, no hay nada qué hacer.

Se trata de personas, cuyo fin último NO es discutir propuestas, ya que de apuestas con visiones apocalípticas y opiniones destempladas no pasan, como tampoco pasan de dizque analizar la realidad sin asomar solución alguna.

Suelen dejar de lado todo lo que esté reñido con ésta nueva forma parasitaria que quieren hacer pasar por crítica, es decir, el hacer ya no es parte de su nueva doctrina a la hora de construir lo alternativo, que sería lo lógico, pues, para eso tampoco están, no se les ve la cara. Puro por facebook.

Todo lo despachan en una queja que no supera tres líneas en las que comprimen, o lo intentan, la necesidad irrefrenable de drenar su frustración.

Está bien, todo sea porque muchos de nuestros ex-camaradas no sufran un ACV.

Por lo general estas personas están en una posición bastante difícil; por un lado molestísimos con el gobierno, lo cual es válido, posible y, después de todo, una elección personal en medio de situaciones capaces de legitimar su descontento; por el otro, temiéndole a un enemigo que ya reconoce en ellos el estigma de haber sido parte la institucionalidad Chavista, de esos con chalequitos rojos y cantimploras rojas, de esxs cacha rajá.

El tema está en que, aunque el gobierno de Nicolás Maduro para ellxs es una desgracia, no se asumen opositores, aunque de cierta forma, lo acepten o no, sí, lo son, lo que pasa es que le palabra «oposición» les da mucho culillo, después de que fuera por mucho tiempo la que usaron para referirse al contrario.

El asunto es que se sienten demasiado Chavistas, al punto que se van de frente contra todo aquel que también se sienta chavista y que apoye al gobierno, porque sólo ellos entendieron a Chávez y a Marx y al Che y para justificar dicha aberración, buscaron la solución, «El madurismo», categoría en la que se quitan de encima la desgracia de llamarse oposición, al mismo tiempo que les sirve de coartada para dejar el pelero y seguir labrando la utopía como mejor aprendieron, sin contradicciones mayores, ni bloqueos, ni sansiones; en las buenas pues.

Ellxs, como ya dije, no se asumen OPO, aunque les calce el traje y hasta reproduzcan el discurso comprimido del perfil más tradicional que la misma representa, ese que comparte sus noticias falsas, sus estupideces y hasta la queja como signo de protesta, aunque a partir de ésta, está demostrado, no se construya nada, léase bien, NADA.

Para seguir metiendo el dedo en la llaga, esta gente entró en un nihilismo político que niega todo. Todo es verdad o mentira, siempre y cuando el gobierno sea el perjudicado.

Como cosa extraña en su mayoría abandonaron espacios, so pretexto de que no le van a hacer juego al gobierno pero quieren hablar en nombre del pueblo organizado, cuando ya ni organizan ni su vereda, ni sus vidas y cada vez menos sus ideas, hoy tendientes únicamente a desmoralizar.

Compas y comas… Bien hicieron en apartarse.
Siempre fueron las tres líneas de miseria que ahora son. La historia no absuelve a los malversadores de ideas.

Venceremos, siempre, en nombre de Chávez!

 

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María Alejandra Rendón

 

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