Eduardo Gudiño Kieffer-Azogue

Pobrecita Alicia. Aunque la razón te decía no puede ser, intuías que siempre es más fácil recordar las cosas que sucedieron la semana que viene, intuías que primero está la cárcel, después se dicta la sentencia condenatoria y por último se comete el crimen; intuías que la herida sangrante solo sobreviene después del dolor, ¿Pero quién cree en la dichosa intuición femenina? Nadie, ni siquiera las mujeres.

 

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Solo ahora estás segura de que no te equivocabas. Ahora: el día que cumples veinte años, cuando al levantarte vas a mirarte en la luna azogada del espejo y descubres, del otro lado, la imagen decrépita de una anciana que babea y te mira a su vez; ella te mira, la miras, las dos se miran y se ven y piensan que sí, que es cierto, que siempre es más fácil recordar las cosas que sucedieron la semana que viene, el mes que viene, el año que viene, el siglo que viene.

 

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Eduardo Gudiño Kieffer (Esperanza, 2 de noviembre de 1935 – Buenos Aires, 20 de septiembre de 2002), fue un escritor y periodista argentino. En 1965, recibió la beca Stage en la ORTF, (París) otorgada por el gobierno francés. En 1967, la distinción fue del Fondo Nacional de las Artes, también con una beca. Vivió en París —donde fue amigo de Julio Cortázar y Nicolás García Uriburu— y se estableció en Buenos Aires a fines de los años 60. Su trayectoria incluye los premios: Affinités por cuento, 1957. Faja de Honor de la S.A.D.E. (Sociedad Argentina de Escritores) Pluma de Plata del PEN Club. Premio Konex – Diploma al Mérito 1984. Premio Literario del Instituto Griego de Cultura, 1988 – Club de los 13, Sigfrido Radaelli, 1998. Primer Premio Municipal de Novela, 1998. Premio Esteban Echeverría, 1999, entre muchos otros.

 

Ciudad Valencia / Tomado de ciudadseva.com