«170 aniversario de José Martí, poeta y libertador» por Luis Alberto Angulo

0
190
“¿Quién es el ignorante que mantiene que la poesía no es indispensable a los pueblos? Hay gentes de tan corta vista mental, que creen que toda la fruta se acaba en la cáscara. La poesía, que congrega o disgrega, que fortifica o angustia, que apuntala o derriba las almas, que da o quita a los hombres la fe y el aliento, es más necesaria a los pueblos que la industria misma, pues ésta les proporciona el modo de subsistir, mientras que aquella le da el deseo y la fuerza de la vida.”
J. M.

 

I.-

Hoy sábado, 28 de enero de 2023, se conmemora en Cuba, China, Venezuela y otros países, el 170 aniversario del nacimiento del poeta y libertador José Julián Martí Pérez (La Habana, 1853-Dos Ríos, 1895), el más universal de los cubanos, y figura fundamental del ideario revolucionario contemporáneo liderado durante más de medio siglo por Fidel Castro, considerado a su vez como el martiano mayor de la isla caribeña.

 

II.-

El Movimiento de Solidaridad y Amistad Mutua Venezuela Cuba del estado Carabobo extendió su homenaje para recordar en esta importante jornada al historiador Salvador Morales al señalar la necesidad de contextualizar crítica y analíticamente el hecho histórico. Considerado como un difusor continental de las obras de José Martí, Simón Rodríguez y Simón Bolívar, Morales gozó de gran aprecio personal entre intelectuales y revolucionarios venezolanos.

 

III.-

“Los cursos universitarios presentaron por años un José Martí poeta, esmerado en las formas enunciativas, un tanto anecdótico y opaco, a la sombra de Darío. Así lo ocultaron como ideólogo, como político, como ensayista, periodista, dramaturgo, narrador, editor y pensador profundo y soberano sobre las realidades de América Latina y sobre las maneras de implementar la educación en la región”.  (Alberto Rodríguez Carucci)

 

José Martí-Biblioteca Ayacucho

IV.-

MI POESÍA *
(Versos libres)
Muy fiera y caprichosa es la Poesía, / a decírselo vengo al pueblo honrado: / La denuncio por fiera. Yo la sirvo / con toda honestidad: no la maltrato; /  no la llamo a deshoras cuando duerme, /quieta, soñando, de mi amor cansada, / pidiendo para mi fuerzas al cielo; / no la pinto de gualda y amaranto / como aquesos poetas; no la estrujo / en un talle de hierro el franco seno; / y el cabello dorado, suelto el aire, / ni con cintas retóricas le cojo; / no: no la pongo en lindas vasijas / que morirían; sino la vierto al mundo / a que cree y fecunde, y ruede y crezca libre cual las semillas por el viento. / Eso sí: cuido mucho de que sea / claro el aire en su torno; musicales, / -puro su lecho y limpio surtido- / los rasos que la amparan en el sueño, / y limpios y abrumados sus vestidos.- / Cuándo va a la ciudad, mi Poesía / se vuelve herida toda, el ojo seco y como de enajenado, las mejillas / como hundidas, de asombro: los dos labios / gruesos, blandos, manchados; una que otra /luta de cieno -en ambas manos puras / y el corazón, por bajo el pecho roto / como un cesto de ortigas encendido: / así de la ciudad
Me vuelves siempre: más con el aire de los campos cura bajó del cielo en la serena noche un bálsamo que cierran las heridas. ¡Arriba, oh corazón!: ¿quién dijo muerte?
Yo protesto que mimo a mi Poesía: / jamás en sus vagares la interrumpo, / ni de su ausencia larga me impaciento. / ¡Viene a veces terrible! ¡Ase mi mano, /encendido carbón me pone en ella / y cual por sobre montes me la empuja! / Otras ¡Muy pocas!
Ella viene amable y buena, / y me amansa el cabello; y me conversa /del dulce amor, ¡y me convida a un baño! / tenemos ella y yo, cierto recodo / púdico en lo más hondo de mi pecho: / ¡envuelto en olorosa enredadera! – /
Digo que no la fuerzo, y jamás la adorno, / y sé adornar; jamás la solicito, / aunque en tremendas sombras suelo a veces / esperarla, llorando, de rodillas. / Ella ¡coqueta grande! en mi nube / airada entra, la faz sobre ambas manos / mirando cómo crecen las estrellas. /
Luego, un paso de agua, envuelta en polvo / de oro, baja hasta mí, resplandeciente. / Viome un día infausto, rebuscando / necio — perlas, zafiro, ónices, cruces / para ornarle la túnica a su vuelta. /
Ya de un lado, piedras tenía / cruces y acicaladas en hilera / octavas de claveles, cuartetines / de flores campesinas; tríos, dúos / de ardiente licor y pálida azucena. /
¡Qué  guirnaldas de décimas!  ¡qué flecos / De sonoras quintillas!  ¡qué ribetes / de pálido romance!  ¡qué lujosos / broches de rima rara!  ¡qué repuesto / de mil consonantes serviciales / para ocultar con juicio las junturas: obra, en fin, de suprema joyería! — / Más de pronto una lumbre silenciosa / brilla; las piedras todas palidecen, / como muertas, la flores caen en tierra / lívidas, sin colores: ¡es que bajaba / de ver nacer los astros mi Poesía!— / Como una cesta de caretas rotas / eché a un lado mis versos. Digo al pueblo / que me tiene oprimido mi poesía: / yo en todo la obedezco: apenas siento / por cierta voz del aire que conozco / su próxima llegada, pongo en fiesta /cráneo y pecho; levántense en la mente, / alados, los corceles;  por las venas / la sangre ardiente al paso se dispone; / ¡el aire limpio, alejo los invitados, / muevo el olvido generoso, y barro / de mí y las impurezas de la tierra! / ¡No es más pura que mi alma la paloma / virgen que llama a su primer amigo! / Baja;  vierte en mi mano unas extrañas / flores que el cielo da, flores que queman; — / como de un mar que sube, sufre el pecho, / y a la divina voz, la idea dormida, / royendo con dolor la carne tersa /busca, como la lava, su camino: / de hondas grietas el agujero luego queda, / como la falda de un volcán cruzado; / precio fatal de los amores con el cielo: / yo en todo la obedezco: yo no esquivo / estos padecimientos, yo le cubro / de unos besos que lloran, sus dos blancas / manos que así me acabarán la vida. / Yo, ¡qué más! cual de un crimen ignorado / sufro, cuando no viene: yo no tengo / otro amor en el mundo  ¡oh, mi Poesía! /

 

Jos{e Mart{i-Biblioteca Ayacucho

¡Como sobre la pampa el viento negro / cae sobre mí tu enojo! / A mí que te respeto. / De su altivez me quejo al pueblo honrado: / de su soberbia femenil. No sufre. / Espera. No perdona. Brilla, y quiere / que con el limpio brillo del acero / ya el verso al mundo cabalgando salga; /— ¡tal, una loca de pudor, apenas / un minuto al artista el cuerpo ofrece  / para que esculpa en mármol su hermosura! — ¡Vuelan las flores que del cielo bajan, /vuelan, como irritadas mariposas, /para jamás volver, las crueles vuelan…

 

LEE TAMBIÉN: SÁBADO: «INTELIGENCIA ARTIFICIAL (IA)»

 

V.-

Coplas diversas de Martí *

 

1
Yo sé de un pesar profundo
entre las penas sin nombres:
¡La esclavitud de los hombres
es la gran pena del mundo!
2
¿Qué importa que este dolor
seque el mar y nuble el cielo?
El verso, dulce consuelo,
nace alado del dolor.
3
Yo sé los nombres extraños
de las yerbas y las flores,
y de mortales engaños,
y de sublimes dolores.
4
Todo es hermoso y constante,
todo su música y razón,
y todo, como el diamante,
antes que luz es carbón.
5
Con los pobres de la tierra
quiero yo mi suerte echar:
el arroyo de la sierra
me complace más que el mar.
6
Si ves un monte de espumas,
es mi verso lo que ves:
mi verso es un monte, y es
un abanico de plumas.

 

José Martí-estatua

 

7
Allá, en la vega florida,
la de la heroica defensa,
por mantener lo que piensa
juega la gente la vida.
8
Y si un alcalde lo aprieta
o lo enoja un rey cazurro,
calza la manta el baturro
y muere con su escopeta.
9
Yo pienso, cuando me alegro
como un escolar sencillo,
en el canario amarillo,
¡que tiene el ojo tan negro!
10
Cultivo una rosa blanca,
en julio como en enero,
para el amigo sincero
que me da su mano franca.
11
Y para el cruel que me arranca
el corazón con que vivo,
cardo ni ortiga cultivo:
cultivo la rosa blanca.

 

*José Martí. Obra literaria. Cintio Vitier y Fina Garcia Marruz. Biblioteca Ayacucho # 40. España, 1989.

 

***

 

Luis Alberto Angulo [Rivas]. Poeta. Nació en Barinitas, estado Barinas (1950). Reside en Valencia desde hace cincuenta años. Es autor de los libros de poesía Coplas de la edad ligera (2021), Antología del decir (2013), y La sombra de una mano (2005), publicados por Monte Ávila Editores Latinoamericana, así como de Fusión poética (2000) en la Universidad de Carabobo, institución en la que obtuvo el Primer Premio del IV Concurso Internacional de la Revista Poesía.

También es premio nacional de poesía Dr. Francisco Lazo Martí. Ha publicado selecciones poéticas de San Juan de la Cruz, Miguel Hernández, Enriqueta Arvelo Larriva, Ana Enriqueta Terán, Lubio Cardozo y Ernesto Cardenal, y la antología Rostro y poesía, Poetas de la Universidad de Carabobo.

Es coautor de las compilaciones: El corazón de Venezuela, patria y poesía, y de Poetas venezolanos en solidaridad con Palestina, Iraq y Líbano.

Fue director de la Revista Zona Tórrida (UC) y de REDVE (Red Nacional de Escritores de Venezuela).

 

Ciudad Valencia