El 24 de diciembre de este año 2023 se cumplen 476 años del bautizo y toma de posesión del Lago de Valencia, o «Lago de Tacarigua», nombre original para nuestros indígenas que habitaban en esa zona.

Correspondió al conquistador español Don Juan de Villegas y Maldonado ser el primer oficial invasor en ver este flamante lago; había nacido en la ciudad de Segovia, en la vieja Castilla, y llegó a Venezuela con el alemán Ambrosio de Alfinger.

Cuenta la historia que Don Juan de Villegas salió de Coro en 1547, cumpliendo órdenes del gobernador interino Don Juan Pérez de Tolosa, con unos 80 soldados españoles y un número contingente de aborígenes amigos, penetrando con dificultad por las tierras de los valientes indios jirajaras, que lo enfrentan en la comarca de Nirgua, pero al estar mejor armado pudo superar la bravura indígena y salir por el lado de occidente al hermoso Valle de los Tacariguas, donde unos años más tarde se levantaría la ciudad de la Nueva Valencia del Rey.

Ante los ojos de los conquistadores españoles se presenta un espléndido y deslumbrante paisaje en una mañana de múltiples colores. Antes de Villegas, y según las crónicas de la época, no fue este capitán el que avistara el lago por primera vez, ya que Jorge Spira, uno de los gobernadores alemanes nombrado por los Belzares, había subido por la falda septentrional de la cordillera de la costa viniendo desde Coro hasta Borburata, trasponiendo la montaña y atravesando el territorio de lo que sería Carabobo de noreste a sureste para seguir a los llanos de Apure.

Es seguro que Spira haya observado el extenso lago sin prestarle mayor interés al hecho de ser el primer europeo en presenciar el portentoso Lago de los Tacariguas por la obsesión que tenían los invasores de encontrar oro en los otros lugares.

 

Otros expedicionarios del Lago de Valencia

Nicolás Federmann, teniente de Spira, salió igualmente a explorar el país al sureste de la ciudad de Coro, llegando a los dominios de los guaicaras, en el lugar donde había una montaña desde cuya cima podía contemplarse una gran laguna con muchas islas.

El naturalista alemán Antón Goering, en un artículo publicado en un periódico de su país en 1868, describe el mismo panorama en los términos siguientes: “Cuando llegué a la cumbre de la montaña quedé embelesado ante el magnífico espectáculo que ofrecía el Lago de Valencia, con sus grupos de islas, cercado por las azules montañas de Güigüe y Cura, y si se convierte la vista hacia el sureste se ve la dilatada llanura de Montalbán y Nirgua”.

Con todo el aparato ceremonial de que hacían gala los españoles de aquel tiempo, Don Juan de Villegas, toma posesión ese 24 de diciembre de 1547 del Lago de Tacarigua. Francisco de San Juan, el escribano, la describe de la siguiente manera: “Llegó a la ribera de la laguna y cogió agua de ella, y con una espada cortó ramas, y se paseó por la dicha rivera de la laguna en donde hincó en el suelo una cruz de madera; lo cual todo dijo que hacía e hizo en señal de posesión, la cual tomó quieta y pacíficamente, sin contradicción de persona alguna que yo el dicho escribano viese ni oyese; y de todo ello cómo pasó el dicho señor Teniente de Gobernador lo pidió por testimonio, siendo presentes por testigo a lo susodicho el Capitán Luis Narváez entre otros más”.

Después de recorrer la región inmediata al lago y disfrutar su admirable vegetación, como también lo productivo de su suelo, prosigue hacia el norte, hace tratos con el cacique Inaguanagoa e igualmente hace lo mismo con el cacique Patanemo, y más adelante funda, en presencia de 40 hombres, la ciudad Nuestra Señora de la Concepción de Borburata, el 24 de febrero de 1548. Entre los años de 1549 y 1553, Don Juan de Villegas y Maldonado ocupó la gobernación de Venezuela.

De acuerdo con los estudios realizados en estos últimos años, el área del Lago de Valencia alcanza 344 kilómetros cuadrados, incluidas las islas, de las cuales son las más importantes la isla de Tacarigua (o El Burro), la Chambergo, la Culebra, Otama, El Horno, Burrito, El Fraile, Cura y Los Chivos, estas pertenecen al estado Carabobo, mientras que Caigüire, El Zorro, La Piedra y la Cucaracha pertenecen al estado Aragua.

Importante destacar que Alejandro de Humboldt, el famoso naturalista alemán, que visitara nuestro país en 1799-1800, nos presenta un trabajo interesante del Lago de Valencia en su obra llamada “Viajes a las Regiones Equinocciales del Nuevo Continente”.

La toma de posesión del Lago de Tacarigua y la fundación de Borburata fueron los primeros intentos en firme de los españoles en establecerse en el territorio que forma hoy el estado Carabobo y el inicio de su dominación, que duró con distintas alternativas hasta la rendición del Castillo de San Felipe, en Puerto Cabello, el día 10 de noviembre de 1823, dos días después de que el General José Antonio Páez tomara por asalto la plaza fuerte de dicho puerto.

En 1964 surgió por la iniciativa de personas preocupadas por la degradación física que sufría el lago la fundación del instituto de conservación del Lago de Valencia, cuya presidencia fue ejercida por muchos años por el ilustre galeno y sabio carabobeño Dr. Enrique Tejera, sucediéndole con motivo de su sentida muerte el Dr. Octavio Jelambi, quien realizó una importante labor en la defensa de este recurso natural.

Un factor determinante de la Fundación del Instituto de Conservación del Lago fue el empeño del destacado conservacionista valenciano Dr. Luis Rivero Salas, gobernador del estado en dicho año, y a quién se debe además la creación del Parque Metropolitano de la ciudad.

 

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La gran concentración humana ha hecho sufrir en sus territorios numerosos problemas sociales difíciles de resolver por su gravedad, complejidad y recursos materiales insuficientes, sufriendo el Lago de Valencia la fuerte presión demográfica generadora de un alto volumen de desperdicios producidos por grandes aglomeraciones urbanas, que rodean su cuenca,y los que van a parar a esa gigantesca cloaca en que se ha transformado el hermoso y plácido Lago de los Tacarigua.

Esperamos el surgimiento de una verdadera conciencia conservacionista de todos los ciudadanos que habitamos en la región adyacente del Lago de Valencia, y que suman en la actualidad dos millones y medio de personas, para que no prosiga su continuada degradación, que va en prejuicio de la densa comunidad que habita la región de Aragua y Carabobo responsable de su conservación y pureza.

 

Diego Trejo (Vestigios del pasado) / Ciudad Valencia