Después de la lucha emancipadora de Venezuela, nuestro Libertador Simón Bolívar dicta leyes que propician la inmigración en beneficio del país, pues comprende la necesidad de poblar nuestro inmenso territorio nacional con elementos extranjeros traídos mayoritariamente de Europa, a fin de que contribuyeran además al desarrollo de la agricultura y el fomento de las industrias.

Consolidada la separación de Venezuela de la Confederación Gran Colombiana, durante el gobierno del General José Antonio Páez, se aprueban leyes sobre inmigración, presentándose inmediatamente numerosos empresarios dispuestos a formalizar contratos de índole inmigratoria.

En lo que se refiere a Carabobo, uno de estos empresarios, el señor Andrés Anthoine, se compromete a traer a un grupo de inmigrantes españoles, que no fuera menor de 200 ni mayor de 600, con la finalidad de fundar una población en el sitio denominado «Palmasola», cercano a Puerto Cabello.

También el señor Clemente Fonseca se responsabiliza del traslado de 300 canarios con destino a Carabobo. En 1843 ya los señores de Azpúrua & Cia cumplían su contrato con el gobierno, introduciendo por Puerto Cabello a 700 inmigrantes, mientras Clemente Fonseca traía a 382 por el mismo lugar. Es precisamente en el año 1843, cuando el coronel Agustín Codazzi funda la laboriosa y hoy importante centro turístico “Colonia Tovar” con 334 ciudadanos alemanes, que fueron introducidos por el puerto de Choroní en el estado Aragua.

Ya para 1846 existía en Valencia una Sociedad de Inmigración, igual que en Caracas, Maracaibo y Cumaná, cuya creación fue dispuesta por el general Páez, quien todavía era presidente de la República. En 1873, luego de un costoso periodo revoluciones y levantamientos militares que sucedieron en el país hasta el año 1863, que es cuando el general Antonio Guzmán Blanco consolida la paz de la República, la inmigración toma inusitado incremento, al punto de crearse nuevas juntas para apoyarla e impulsar tanto en Valencia, Puerto Cabello, Caracas,  La Guaira y La Victoria, circunstancia que provoca la llegada a Venezuela, en 1876, de un contingente de 12.083 inmigrantes procedentes de diversas naciones europeas, en su mayoría españoles, italianos, alemanes y franceses.

72 años más tarde, o sea en 1938, el general Eleazar López Contreras, presidente postgomecista de la República, decreta desde 1936 con fecha del 26 de agosto, la creación del Instituto Técnico de Inmigración y Colonización, con personería jurídica autónoma y patrimonio propio, siendo el único organismo oficial competente para tratar todo lo relacionado con esa actividad pública. Es en este año cuando se funda la “Colonia Chirgua”, con 48 familias danesas que arrojan un total de 263 personas, pero con resultados negativos porque no eran auténticos agricultores, dando solo la sensación de que habían sido contratados empírica y apresuradamente en los fríos muelles de Copenhague capital de Dinamarca. Este fraude que nunca pudo disimularse, resultó un extraordinario costo al fisco nacional.

Pero es en el año de 1947, bajo el gobierno provisorio de Rómulo Betancourt, presidente de la Junta Revolucionaria de Gobierno, cuando se inicia en Venezuela la inmigración en masa y continua como consecuencia dramática de la segunda conflagración mundial, acción bélica que enfrentó a la mayor parte de las naciones, dejando a millones de personas desarraigadas de sus países de origen, además de hambrientas y desnudas, causando profunda preocupación su destino incierto y sombrío a todos los hombres y mujeres a este lado del mundo.

Para resolver el doloroso problema de esas personas se crea en un lugar de Europa la Organización Internacional de Refugiados (OIR) que asume sus funciones y entra inmediatamente en actividad el 1ero de julio de 1947, año este en que Venezuela recibe su primera cuota de inmigrados que asciende a 9.000, elevándose esta cifra en 1948 a 35.000 refugiados.

De acuerdo con el contrato firmado por la OIR, el 40% de estos inmigrantes debían ser agricultores y el resto artesanos y profesionales en consideración a las necesidades del país. Estos desplazados estaban compuestos de diferentes nacionalidades, de los cuales la mayoría de la componían ucranianos polacos yugoslavos, rusos desplazados de la revolución Bolchevique, húngaros, lituanos, letones y estonianos.

El primer transporte de inmigrantes llegó a Venezuela el jueves 27 de junio de 1947, procedente del puerto alemán de Bremenhaven y su número alcanzaba a 850 personas.

El barco que los transportó se llamaba «General Sturgis». Llegaron por el puerto de La Guaira, e inmediatamente fueron conducidos a Caracas, siendo alojados en un edificio de apartamentos especialmente acondicionados para ello por el Instituto Técnico de Inmigración y Colonización, del cual era director el señor Don Julio Grooscors Campo.

 

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En el siguiente mes de julio, el día viernes 25, llegó otro transporte al mismo Puerto con 850 inmigrantes. El 2 de septiembre y el primero de octubre llegaron dos barcos más, uno con 850 y el otro con 833 refugiados; el 13 de diciembre llegó el «General Stewart» con otros 850 desplazados. Los tres últimos transportes marítimos llegaron por Puerto Cabello, y fueron conducidos de inmediato, previo los requisitos de la ley, al moderno Centro de Inmigrantes del Trompillo.

Todos estos inmigrantes procedían de los campos de refugiados de la Europa Occidental. En este mismo año también llegaron numerosos inmigrantes procedentes de Italia España, Portugal y Francia, aprovechando las facilidades que daban los consulados venezolanos en esos países a los extranjeros que quisieran residenciarse en nuestra nación, no sin antes someterse a una estricta selección por parte de los comisionados de inmigración venezolana.

 

Carabobo como sede de recepción de inmigrantes desplazados

El Centro de Recepción de Inmigrantes del Trompillo está situado a pocos kilómetros de la ciudad de Güigüe, capital del municipio Carlos Arvelo. Este centro surgió a raíz de una proposición del ingeniero Emiliano Azcunes, exgobernador del estado Carabobo, quien para el año 1947 integraba la Comisión Regional de Inmigración del estado Carabobo, y quién recomendó la antigua hacienda de Don Antonio Pimentel, compadre del general Juan Vicente Gómez, para que se construyera allí, en El Trompillo, el centro de inmigrantes para el alojamiento de los refugiados europeos, resolviendo prontamente el problema al Instituto de Inmigración y Colonización que andaba en busca del mejor lugar para el funcionamiento de dicho campo.

 

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El centro de recepción del Trompillo tenía una capacidad de alojamiento de 2.500 personas y funcionaba el servicio exclusivo para  los inmigrantes, departamentos de colocaciones de estadísticas, asistencia social y médica, de identificación además de comedores, hospital, escuela, jardín de infancia entre otras dependencias de las mejores organizadas. La dirección de este centro estaba a cargo del señor Don Roberto Ara Lucena, quien realizó una brillante labor como organizador y conductor de este campo de refugiados.

 

Los vestigios de los inmigrantes en Santa Rosa

En Valencia se construyó un campo de distribución de inmigrantes en la calle Arvelo de Santa Rosa, existiendo allí todavía las barracas donde se alojaban provisionalmente los inmigrantes mientras eran colocados en diferentes empresas industriales y comerciales de la ciudad. Funcionando este campo hasta 1955, ya que se habían restringido las inmigraciones al país.

La Sociedad Amigos de los Inmigrantes logra igualmente la colaboración de los profesores y alumnos de la «Escuela Normal Simón Rodríguez» de esta ciudad, quienes les proporcionan el aprendizaje del idioma castellano, dictándoles cursos en horas de la noche en la antigua Universidad de Valencia, hoy sede de la Facultad de Derecho de la Universidad de Carabobo, llegando a alcanzar a 300  extranjeros asistentes, en su mayoría eran adultos.

 

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Presencia de la colonia Rusa en Santa Rosa

A consecuencia de la llegada de tantos inmigrantes, surgen en la ciudad numerosas colonias, que hasta entonces no se conocían entre nosotros. Surge la Colonia Rusa, con más de 500 individuos que construyen un hermoso templo ortodoxo de estilo bizantino en la calle Arvelo de la parroquia Santa Rosa al sur de la ciudad, fue creada asimismo la Colonia Lituana, que organiza su propio club benéfico y participó con  equipo propio en el campeonato de baloncesto escenificado en la vieja  plaza de toros Arenas de Valencia en 1949.

 

Iglesia Ortodoxa rusa-Santa Rosa

 

Actualmente existen numerosos grupos familiares en la parroquia Miguel Peña y municipio Naguanagua, donde cualquier persona puede admirar todavía una delicada conjunción exótica de los ojos azules y cabelleras rubias de las nuevas venezolanas de origen germánico y eslavo, que muestran su belleza bajo el hermoso cielo azul de nuestra Valencia.

 

Diego Trejo (Vestigios del pasado) / Ciudad Valencia