ALEX SAAB Y EL BLOQUEO DE ALIMENTOS A VENEZUELA

Matar a la población de hambre

A principios del siglo XX, durante la Primera Guerra Mundial, para impedir el suministro de bienes esenciales, entre ellos alimentos o armas, a enemigos de guerra, se hacía bajo la forma convencional.

Para Alemania acabar con los envíos encubiertos desde Estados Unidos a Gran Bretaña, disparó un certero torpedo desde un submarino alemán U-Boat, el 7 de mayo de 1915 al trasatlántico Lusitania, que zarpó del puerto de Nueva York el 1° de mayo de ese año, hundiendo el barco con todo el abastecimiento y 1.198 personas a bordo.

No sólo eso, Gran Bretaña sufrió el bloqueo de sus suministros de alimentos por parte de Alemania cuando su importación representaba alrededor del 60 % de la dieta nacional; al mismo tiempo que los británicos hacían lo mismo con los alemanes, tratando de bloquearse entre sí.

Significando finalmente, la rendición alemana, los más afectados por el hambre, aunque esta impactó a toda la población civil de los países involucrados en la contienda bélica.

 

Seis años de bloqueo a Venezuela

De 1915 a 2015 pasaron 100 años, y la táctica y estrategia de guerra han evolucionado. Ahora nos encontramos con bloqueos económicos, financieros y comerciales en nuevas formas de Guerra No Convencional, como el impuesto por Estados Unidos contra Venezuela desde el año 2015, cuando la administración de Barack Obama declaró al país una amenaza inusual y extraordinaria para su seguridad nacional, mediante la orden ejecutiva 13.692 y a un año de iniciada la crisis sistema de los precios del petróleo a nivel mundial, que afectó severamente al país petrolero.

Orden prorrogada por Donald Trump en 2016, y finalmente por el recién electo presidente Joe Biden en 2021.

Bloqueo de conocimiento público y notorio, expresado por la administración Trump, dirigido a promover un «cambio de régimen» en Venezuela como ha sido denominado por uno que responsa a los intereses de la política norteamericana.

 

El objetivo de un bloqueo económico, financiero y comercial como el impuesto por Estados Unidos a través de las medidas coercitivas unilaterales es infringir castigo al enemigo, en este caso a Venezuela como actor estratégico y con ella a toda su población, mediante acciones abiertamente tomadas, para afectar primeramente a toda la economía.

Así es diseñado, más allá del lenguaje matizado, que sólo afectará a aquellas personas o empresas específicas consideradas colaboradoras del Gobierno, sencillamente porque son opciones económicas de la Estrategia en tiempos de conflicto, que acompañan incluso, a las opciones políticas y militares puestas sobre la mesa.

A estas opciones económicas, se les llama «sanciones económicas», pero también son acompañadas por la forma de terrorismo económico, sencillamente porque es un castigo disperso, no abiertamente declarado; y en tercer lugar, la guerra económica, dirigida contra la economía del enemigo, empleando directamente medios económicos.

 

A seis años de sentadas la bases del bloqueo por el gobierno estadounidense contra Venezuela, es evidente que al país se le ha aplicado un coctel de opciones económicas, para ahogar su economía, evitar el suministro de bienes esenciales, hacer colapsar al gobierno dirigido por Nicolás Maduro y lograr el ansiado «cambio de régimen», a lo que no escapa la población, porque esta es objetivo para debilitar el Poder Nacional, pues su afectación cada vez en mayor medida, auspiciado por la aplicación de estas «sanciones» para desmejorar sus condiciones de vida, busca reducirla en cantidad, calidad, mellar su carácter y moral nacional.

Y si en algo han impactado negativamente estas medidas coercitivas unilaterales económicas contra el país, es en el abastecimiento de alimentos.

 

La persecución a los CLAP

A un año de iniciadas las medidas de bloqueo contra Venezuela, fue lanzado el 3 de abril de 2016 por la Revolución Bolivariana el programa de alimentos subsidiados denominado Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), con el fin de enfrentar la guerra económica, el desabastecimiento inducido, las largas colas para adquirir alimentos básicos e incluso el fenómeno del «bachaqueo» de éstos, principalmente hacia Colombia.

No había pasado un mes desde su lanzamiento, cuando se inició una campaña de descrédito del programa de alimentos, al cual se le catalogó de inconstitucional, indicios de discriminación política y hasta de apartheid alimentario.

A los 7 días del mes de junio de 2016, la recién electa Asamblea Nacional de mayoría opositora al Ejecutivo Nacional rechazaba los CLAP «como mecanismos discriminatorios e ineficientes para la distribución de alimentos a la población venezolana», bajo la presidencia de Henry Ramos Allup, el mismo que afirmó que en seis meses sacaba a Nicolás Maduro de la presidencia, en ese entonces.

Misma Asamblea Nacional desde donde se promovieron y avalaron las «sanciones» contra el país, y se intentó fracasadamente imponer por Estados Unidos la figura de la autoproclamación de Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela en 2019.

En 2017, se arreció el discurso contra los CLAP, asociado directamente a la figura del empresario Alex Saab por su relación como proveedor de alimentos contratado por el Gobierno Nacional, acusándolo de la compra de productos con sobreprecios y de mala calidad.

Desde ese entonces, se levantaron sobre el caso cientos de reportajes, desde la palestra de una autodenominada «prensa independiente», a los cuales se les fueron agregando elementos, intentando involucrar al presidente Nicolás Maduro como el principal beneficiario de los supuestos negocios que se realizan a través de los CLAP.

A la Asamblea Nacional ya extinta se le sumaron otros protagonistas que dibujaron la serie de denuncias contra Saab desde entonces, y se vanaglorian del proceso de su detención, ocurrido en 2020. Uno de ellos es el portal Armando.info, al que se adiciona Transparencia Venezuela y, finalmente, Luisa Ortega Díaz.

 

Armando.info es un portal web cuya audiencia radica principalmente en Estados Unidos, Colombia y España. Desde inicios del año 2017 arrancó la campaña contra Saab y con ello, contra los CLAP.

Ya en 2019, como se puede leer en una entrevista que sus autores dieran a través de una red de enlace CaracasMiamiBogotá al Global Investigative Journalism Network, manejaba una operación de financiamiento por 200 mil dólares anuales, provenientes principalmente de dos financistas: la Open Society Foundation (OFS), red internacional creada por el magnate George Soros; y la ya conocida National Endowment for Democracy, la Fundación para la Democracia Nacional (NED), fundada en 1983 a iniciativa del Congreso de Estados Unidos para financiar proyectos que promuevan la democracia liberal. Bastante conocida por sus históricas intervenciones desestabilizadoras de gobiernos en varios países.

 

Saab

 

 

En líneas generales, detrás de Armando.info está un actor estratégico conocido: Estados Unidos; el que acciona desde 2015 las opciones estratégicas económicas contra Venezuela.

De hecho, Armand.info se une a otros medios digitales venezolanos que hacen este trabajo de «periodismo de investigación» contra el gobierno venezolano, como RunRun.es, El Pitazo y Efecto Cocuyo.

Este último, financiado por el gobierno de Reino Unido, cuyo aporte asciende a 1 millón 20 mil 750 dólares desde 2016, con el fin de «fortalecer la democracia en Venezuela«, según publicaciones de Declassified UK en 2021, en cuyo listado de la Foreign & Commonwealth Office, también aparece Transparencia Venezuela A.C.

 

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Ciudad VLC / Misión Verdad