Poca información detallada se tiene sobre un cementerio en Valencia en la época del general español realista Pablo Morillo, sin embargo, nos encontramos con un vestigio histórico que quizás sea el único visible, la Capilla del Ánima del Candelero.

Y es que obras del general Pablo Morillo, conocido como El Pacificador, aún se conservan en la Gran Valencia.

Una de ellas es el antiguo Puente Morillo, en la antigua Calle Real (hoy calle Colombia); entrada a la histórica ciudad de Valencia, cruzando el río Cabriales y uniendo al pueblo de San Blas con el centro de la ciudad. Su construcción data de 1815 y fue puesto en funcionamiento en 1820, hace más de 202 años.

Morillo creó asimismo el primer cementerio de la ciudad, inicialmente ubicado al lado de la Catedral de Valencia y luego trasladado a la parte baja del Cerro El Calvario, exactamente en la calle Padre Alfonso, entre Manrique y Cantaura, teniendo su antigua entrada por la calle Manrique cruce con la actual avenida Aranzazu.

Sus dimensiones fueron ampliadas tras la mortandad de la viruela, la cual diezmó considerablemente la población que hacía vida alrededor del mencionado cementerio, colindando entonces sus límites con la avenida Lisandro Alvarado.

 

 

La historia de la Capilla del Ánima del Candelero comienza a escribirse a partir de 1933, gracias a la llegada de la señora Elena Polo de Sánchez, nativa del municipio Miranda, quien no poseía vivienda.

Una vez, tras observar una olvidada tumba recostada a un árbol y rodeada con unas cadenas y una cruz de metal, la señora Elena, por ser devota de la cruz, le pidió como favor a ese difunto que le concediera tener su propia casa. Favor que fue concedido y ella, en agradecimiento, construyó con láminas de zinc una especie de capilla a la que se llamó desde entonces “Capilla del Ánima del Candelero”, porque ese era el árbol que estaba rodeado por aquellas cadenas.

Posteriormente se supo que el difunto era un militar de nombre Jesús María Páriga, quien huyó enfermo de prisión, se desconocen las causas, pero se cuenta que fue atado al árbol y allí murió, siendo enterrado en ese mismo lugar el 25 de julio del año 1889.

Y así nació la fama de que esta ánima respondía a los favores pedidos con mucha devoción, entre los cuales se cuenta también la historia de un ganadero que, al verse a punto de la ruina, le pidió al ánima y ésta le concedió el favor, y como pago este ganadero le realizó unas mejoras a la capilla.

Posteriormente llegó un general y, como agradecimiento al favor concedido, construyó el altar principal. Pero fueron los propios vecinos quienes construyeron la capilla tal cual es actualmente, con sus columnas al estilo del arte románico.

 

 

Esta capilla fue ganando cada vez más devotos tras extenderse su fama y permanecía alumbrada todos los días, adornada con diferentes ofrendas que las personas en agradecimiento allí dejaban, tales como vestidos de novia, flores y un sinnúmero de regalos provenientes de diferentes partes de Venezuela. Pero en medio de todo esto se genera una interrogante ¿por qué es el único vestigio del antiguo Cementerio Morillo?

 

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Cuenta la historia que en el año 1940, el señor Domingo Miazoa creó el Comité Fundacional de la Urbanización El Candelero, un logro cuyos resultados comenzaron a verse a partir del año 1945, cuando ya esta zona de la ciudad contaba con los servicios de agua potable y aguas servidas, habiendo sido además trasladado el antiguo cementerio a su actual ubicación, como Cementerio Municipal, en la avenida Lisandro Alvarado.

Esta reubicación del antiguo Cementerio Morillo provocó que muchas fosas se perdieran y se deterioraran, pero las que no se pudieron reubicar, tras la construcción del urbanismo, quedaron enterradas bajo el concreto y el asfalto de sus calles.

Esto significa que todas las casas, o en su mayoría, fueron construidas sobre tumbas, estimándose que por cada casa hay varias parcelas de difuntos, pero la única tumba conocida que quedó tras aquella reubicación y tras la construcción del urbanismo fue La Capilla del Ánima del Candelero, custodiada y resguardada por los primeros habitantes del lugar, por esta razón es el único vestigio de lo que fue el antiguo Cementerio Morillo.

Es importante resaltar que en varias ocasiones la capilla fue objeto de vandalismo, época en que los propios vecinos, junto al señor Fabián Rafael Silva y la señora Mercedes Silva, gestionaron su protección y restauración.

 

 

Gracias a la grabación del programa de TV “Vestigios del Pasado” (que se transmite por el canal regional Ecovision, además del canal de youtube: vestigiosdelpasadotv), se han ampliado detalles acerca de muchas fosas descubiertas, años más tarde, por los vecinos de la Urbanización El Candelero, donde se han encontrado restos óseos junto a objetos de interés histórico como espadas.

Por esto te invitamos a conocer más de cerca esta historia de la mano de los propios habitantes de esta urbanización, la cual conserva bajo sus calles muchas historias de las que sigue siendo el principal vestigio esta capilla, un bien material de mucho orgullo para esta popular comunidad valenciana.

 

Diego Trejo / Ciudad Valencia