“César Vallejo, poeta del Perú profundo” por Luis Alberto Angulo

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Uno de los poetas más grandes de la lengua castellana, el peruano César Vallejo, nació hace 130 años, en Santiago de Chuco, departamento La Libertad  (18 de marzo de 1892), y murió en París el 15 de abril de 1938, hace 84.

Su obra poética comprende: Los heraldos negros (1918), Trilce (1922) Poemas en prosa (1923-24-29), Poemas humanos (1931-37), España, aparta de mí este cáliz (1937).

Con sentido de solidaridad a su pueblo, ofrecemos esta brevísima selección de poemas. Si algo destaca la poesía de Vallejo, además de su calidad y abundancia, es la autenticidad, su acento profundo, americano y universal. La fuerza de su palabra mestiza y liberada, pareciera emerger del sufrimiento mismo de un conglomerado sometido y colonizado.

Entre las voces imprescindibles del continente, la de César Vallejo siempre estará presente no solo en el corazón y la conciencia de los peruanos, sino también en el alma de los pueblos que humillados y ofendidos ansían su total liberación.

 

César Vallejo-Picasso

LOS HERALDOS NEGROS
qui pótest cápere capiat
El Evangelio

 

Hay golpes en la vida, tan fuertes
Yo no sé! /
Golpes como del odio de Dios, como si ante ellos /
la resaca de todo lo sufrido /
se empozara en el alma… Yo no sé!
Son pocos pero son… Abren zanjas oscuras /
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte. /
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas; /
o los heraldos negros que nos manda la Muerte. /
Son las caídas hondas de los Cristos del alma, /
de alguna fe adorable que el destino blasfema. /
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones /
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema. /
Y el hombre… Pobre… pobre! Vuelve los ojos, como /
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada; /
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido /
se empoza, como charco de culpa, en la mirada. /
Hay golpes en la vida, tan fuertes…
Yo no sé! /

 

¡Y SI DESPUÉS DE TANTAS PALABRAS…
¡Y si después de tantas palabras,
no sobrevive la palabra!
¡Si después de las alas de los pájaros,
no sobrevive el pájaro parado!
!Más valdría, en verdad,
que se lo coman todo y acabemos!
¡Haber nacido para vivir de nuestra muerte! /
¡Levantarse del cielo hacia la tierra /
por sus propios desastres
y espiar el momento de apagar con sus sombras su tiniebla! /
 ¡Más valdría, francamente,
que se lo coman todo y qué más da! …
¡Y si después de tanta historia, sucumbimos /
no ya de eternidad,
sino de esas cosas sencillas, como estar en la casa o ponerse a cavilar!
¡Y si luego encontramos,
de buenas a primeras, que vivimos,
a juzgar por la altura de los astros,
por el peine y las manchas del pañuelo! ¡Más valdría, en verdad,
que se lo coman todo, desde luego!
Se dirá que tenemos
en uno de los ojos mucha pena
y también en el otro, mucha pena
y en los dos, cuando miran, mucha pena…
Entonces… ¡Claro!…Entonces… ¡ni palabra! /

 

César Vallejo-ilustración 2

 

LOS DADOS ETERNOS
Para Manuel González Prada este emoción bravía y selecta, una de las que, con más entusiasmo, me ha aplaudido el gran maestro.

 

Dios mío, estoy llorando al ser que vivo; me pesa haber tomádote tu pan;
pero este pobre barro pensativo
no es costra fermentada en tu costado;
tú no tienes marías que se van!
Dios mío, si tú hubieras sido hombre,
hoy supieras ser Dios;
pero tú, que estuviste siempre bien,
no sientes nada de tu creación.
Y el hombre si te sufre: el Dios es él!
Hoy en mis ojos brujos hay candelas, como en un condenado,
Dios mío, prenderás todas tus velas,
y jugaremos con el viejo dado…
Tal vez ¡oh jugador! al dar la suerte
del universo todo,
surgirán las ojeras de la Muerte,
como dos ases fúnebres de lodo.
Dios mío, y esta noche sorda, oscura,
ya no podrás jugar, porque la Tierra
es un dado roído y ya redondo
a fuerza de rodar a la aventura,
que no puede parar si no en un hueco,
en el hueco de inmensa sepultura.

 

PIEDRA NEGRA SOBRE UNA PIEDRA BLANCA
Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París-y no me corro-
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.
Jueves será, porque hoy, jueves, que
proso /
estos versos, los húmeros me he puesto
a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto, /
con todo mi camino, a verme solo.
César Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro
también con una soga; son testigos
los días jueves y los hueso húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos…

 

DIOS
Siento a Dios que camina
tan en mí, con la tarde y con el mar.
Con él nos vamos juntos. Anochece.
Con él anochecemos. Orfandad…
Pero yo siento a Dios. Y hasta parece
que él me dicta no sé qué buen color. Como un hospitalario, es bueno y triste; mustia un dulce desdén de enamorado; debe dolerle mucho el corazón.
Y tú, cuál llorarás… tú, enamorado
de tanto enorme seno girador…
Yo te consagro Dios, porque amas tanto; porque jamás sonríes; porque siempre debe dolerte mucho el corazón.

 

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LXXVII
Graniza tanto, como para que yo recuerde y acreciente las perlas
que he recogido del hocico mismo
de cada tempestad.
No se vaya a secar esta lluvia.
A menos que me fuera dado
caer ahora para ella, o que me enterrasen mojado en el agua
que surtiera de todos los fuegos.
¿Hasta dónde me alcanzará esta lluvia? Temo que me quede con algún flanco seco; /
temo que ella se vaya, sin haberme probado /
en las sequías de increíbles cuerdas vocales, /
por las que,
para dar armonía,
hay siempre que subir ¡nunca bajar!
¿No subimos acaso para abajo?
Canta, lluvia, en la costa aún sin mar!

 

XXIV
Al borde de un sepulcro florecido transcurren dos marías llorando,
llorando a mares.
El ñandú desplumado del recuerdo
alarga su postrera pluma,
y con ella la mano negativa de Pedro graba en un domingo de ramos resonancia de exequias y de piedras.
Del borde de un sepulcro removido
se alejan dos marías cantando.
Lunes.

 

 

Fuente: Revista Auditorio Número 2. Agosto 1992.

Dibujo: Pablo Picasso

Caricatura: Rubén López

 

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Luis Alberto Angulo [Rivas]. PoetaNació en Barinitas, estado Barinas (1950). Reside en Valencia desde hace cincuenta años. Es autor de los libros de poesía Coplas de la edad ligera (2021), Antología del decir (2013), y La sombra de una mano (2005), publicados por Monte Ávila Editores Latinoamericana, así como de Fusión poética (2000) en la Universidad de Carabobo, institución en la que obtuvo el Primer Premio del IV Concurso Internacional de la Revista Poesía.

También es premio nacional de poesía Dr. Francisco Lazo Martí. Ha publicado selecciones poéticas de San Juan de la Cruz, Miguel Hernández, Enriqueta Arvelo Larriva, Ana Enriqueta Terán, Lubio Cardozo y Ernesto Cardenal, y la antología Rostro y poesía, Poetas de la Universidad de Carabobo.

Es coautor de las compilaciones: El corazón de Venezuela, patria y poesía, y de Poetas venezolanos en solidaridad con Palestina, Iraq y Líbano.

Fue director de la Revista Zona Tórrida (UC) y de REDVE (Red Nacional de Escritores de Venezuela).

 

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