Las consecuencias de la colonización fueron tan profundas –lo que se conoce como la «Gran Mortandad»– que transformaron el medio ambiente y provocaron el enfriamiento del clima de la Tierra, según una investigación de 2019 publicada en Quaternary Science Reviews.

En los 100 años que siguieron a la llegada de los europeos a finales del siglo XV, la población indígena de América se redujo de 60 millones a solo 6 millones, debido a oleadas de epidemias, guerras y hambrunas.

En concreto, el equipo de científicos encargado del estudio, del University College de Londres (Reino Unido), afirmó que las perturbaciones que siguieron a la colonización europea provocaron que una enorme franja de tierras agrícolas abandonadas fuera reclamada por árboles y otra vegetación de rápido crecimiento.

 

El clima de la tierra cambia debido a la cantidad de dióxido de carbono (CO₂)

Esto arrastró suficiente dióxido de carbono (CO₂) a la atmósfera como para enfriar el planeta –la temperatura media descendió 0,15 °C a finales del siglo XVI y principios del XVII–, contribuyendo a lo que se conoce como la Pequeña Edad de Hielo, un periodo entre 1300 y 1870 aproximadamente en el que los inviernos en Europa congelaban el Támesis en Londres.

«La Gran Mortandad de los pueblos indígenas de las Américas provocó el abandono de una cantidad suficiente de tierras desbrozadas como para que la absorción de carbono terrestre resultante tuviera un impacto detectable tanto en el CO2 atmosférico como en las temperaturas globales del aire en superficie», afirma el autor principal del estudio, el doctorando Alexander Koch (Geografía de la UCL).

 

«Gran Mortandad»: descenso de los niveles de CO2 en el clima de la Tierra

La estimación del equipo del University College de Londres de que la población nativa americana en 1492 d.C. era de 60,5 millones se basó en registros históricos como el tamaño de los ejércitos, datos censales y hallazgos arqueológicos. Calcularon que, durante el siglo siguiente, los agentes patógenos recién introducidos acabaron con el 90 % de la población.

En cuanto a la franja de tierras agrícolas abandonadas, según los cálculos del equipo, 56 millones de hectáreas quedaron en desuso en ese tiempo.

En el registro de los núcleos de hielo de la Antártida –las burbujas de aire atrapadas en estas muestras congeladas muestran un descenso en su concentración de dióxido de carbono–, los investigadores observaron un descenso del CO2 en la época de la Pequeña Edad de Hielo.

El equipo cree que las tierras en desuso podrían explicar el descenso de los niveles de CO2 entre 7 y 10 partes por millón (ppm).

El equipo afirma que la perturbación que siguió a la colonización europea hizo que una enorme franja de tierras agrícolas abandonadas fuera reclamada por árboles.

 

«Lo que se desprende de este estudio es la magnitud de lo que se necesita para mitigar el cambio climático. La Gran Mortandad hizo que se reforestara una superficie del tamaño de Francia y eso solo nos dio unas pocas ppm. Esto demuestra que la reforestación puede ayudar a atajar el futuro cambio climático, pero solo hasta cierto punto», dijo el Dr. Chris Brierley (Geografía UCL), coautor del estudio.

«Ese tipo de reducción equivale quizá a solo dos años de emisiones de combustibles fósiles al ritmo actual», agregó.

«Para ponerlo en el contexto moderno, básicamente quemamos (combustibles fósiles) y producimos unas 3 ppm al año. Por tanto, estamos hablando de una gran cantidad de carbono que se absorbe de la atmósfera», declaró, por su parte, a la BBC el profesor Mark Maslin, coautor del estudio.

 

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Ciudad Valencia / DW