Leo por WhatsApp una opinión crítica contra el Proyecto de Ley Constitucional Antibloqueo que presentó el presidente Maduro ante la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), que coincide bastante con la campaña simultáneamente desplegada por el antichavismo transnacional.
De entrada cuestionan el artículo 9 del proyecto que plantea la necesidad de suscribir nuevos acuerdos internacionales para hacer frente a los efectos de las medidas coercitivas unilaterales impuestas por los EEUU y sus aliados.
El impedimento que esgrime el autor de la crítica lo consigue en el artículo 154 de nuestra Constitución conforme al cual la aprobación de los acuerdos internacionales corresponde a la Asamblea Nacional. Como no hay tiempo para desenfocarnos, en este Conciso sólo diremos:
A nuestro país le han confiscado bienes de todo tipo, han utilizado parte de nuestros recursos para construir el muro fronterizo entre México y los States, han impedido que comercialicemos nuestro petróleo y que nuestro gobierno formalmente pueda hacer compras de repuestos, alimentos, maquinarias en el extranjero; desde la Asamblea Nacional de Venezuela, pero a las órdenes de Washington, nos impusieron un gobierno paralelo y ficticio que recibe parte de los ingresos nacionales sin control alguno; trituraron nuestra moneda, propiciaron y financiaron guarimbas, campañas de odio racial e invasiones, en fin, nos han agredido como han querido contra todo principio y toda norma del derecho internacional y la lógica jurídica, pues ellos sí están claros en que esto es una guerra que comenzaron hace veinte años y que quieren llevar a su fin, barriendo con todo.
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Ah, pero el país agredido, sitiado, esquilmado, debe cumplir con los rigores de cualquier norma, sin excepciones, ¿es así, doctor?
Maduro, por su parte, hace pública su solicitud de cara al país y ante la ANC porque la legitimidad a las decisiones que se tomen en estos tiempos de guerra, pandemia y elecciones la darán las mayorías.
