Crónicas melómanas: «Ese bolero es mío» por Simón Petit

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Ese bolero es mío… La década de 1940 fue prolífica en México con interpretaciones, compositores y cantantes con un género musical romántico originario de Cuba de finales del siglo XIX. Se caracteriza por el tempo lento, su estructura simple y una letra sentimental. El bolero rápidamente se popularizó en toda América Latina y se convirtió en uno de los géneros musicales más importantes de la región. Ya en ese tiempo existía la rivalidad y mano a mano entre mexicanos y cubanos en cuanto a composiciones, y gracias a la fortalecida industria del cine mexicano y la presencia de la radio en el gigante azteca, tanto cantantes como compositores tuvieron una plataforma que los proyectó inmediata e internacionalmente al estrellato.

Irrumpía en ese entonces el gentilicio y orgullo mexicano con María Grever y su bolero Cuando vuelva a tu lado, en 1934, y con Consuelo Velázquez, quien a la edad de 16 años, en 1936, compuso esa maravilla que conocemos -que hasta Los Beatles se la interpretaron para un casting-, Bésame Mucho. Por otro lado, los cubanos Osvaldo Farrés y Pedro Junco alegrarían los ’40 con Toda una vida y Nosotros, entre tantas composiciones de ése toma y dame musical, junto a nombres como los de Agustín Lara, Eliseo Grenet, Pedro Flores, Roberto Cantoral y muchos más.

Sin duda, eso estaba bien; pero el orgullo mexicano tenía que reinventar algo más suyo, algo con lo cual el mundo los identificara y poder consolidar, en definitiva, un sello de exportación de sus artistas. Es aquí donde surge el inicio de lo que se conoce como el bolero ranchero, un subgénero del bolero cubano, pero con variantes en la instrumentación, ya que entran los violines, la guitarra y ocasionalmente un acordeón. Y tenía que ser uno de los artistas más queridos de la época quien prendiera la mecha para esa explosión, que como una reacción en cadena llegó a los confines del mundo: Pedro Infante.

 

Pedro Infante 2

El ídolo mexicano, conocido por sus canciones rancheras y películas, graba en 1953 la canción Cien Años, que sería presentada posteriormente en la película “Cuidado con el amor” de 1954. La interpretación de Pedro Infante fue un jonrón con las bases llenas, o como se le dice ahora, un grand slam. Su aterciopelada y muy afinada voz, además de su carisma y popularidad, aseguraron que la canción de Rubén Fuentes y Alberto Cervantes fuera el santo grial que buscaban, el arca perdida, la piedra filosofal que marcaría, ahora sí, lo mexicano: el bolero ranchero.

De allí en adelante vendrían otros exponentes a tomar el escenario hasta que llega, quizás, su más fiel y brillante estandarte, aquel carnicero que se convirtió en cantante un buen día cuando decidió probar suerte en locales de tercera hasta grabar su primer sencillo en 1955. Javier Solís comienza una nueva era para la música mexicana e incorporaría la lírica urbana y las adaptaciones de canciones latinoamericanas, logrando refrescar el género y el interés del público ahora en bolero ranchero.

Vendrían también nuevas propuestas como las del Mariachi Vargas y uno de los íconos que no tiene comparación, Juan Gabriel, que aunque propiamente no interpretaron boleros rancheros, su coqueteo con él fue constante en su trayectoria. De igual manera, ese bolero ranchero ha ido tomando otros matices, de acuerdo con los tiempos y las nuevas generaciones. Hoy escuchamos fusiones interesantes, las de Omar Banos, nombre de pila de este cantante conocido como Cuco. Nació en Hawthorne, California, el 26 de junio de 1998. A la fecha ha publicado dos álbumes producidos por él mismo wannabewithu y Songs4u, además de publicar una canción llamada “Lo Que Siento”, tema que lo ha convertido en una especie de fenómeno viral.

 

Omar Banos-Cuco 2

Sus letras bilingües hablan de amor, sonidos vaporwave y algo de psicodelia, esto es lo que caracteriza a Cuco. Sin embargo, no puede decirse que tenga alguna influencia específica de algún referente musical. Ha confesado que de niño escuchaba con su madre mucha música de Los Panchos, Javier Solís y Juan Gabriel, mientras que con su padre escuchaba mucho rock en español y smooth jazz. De allí quizá viene esta propuesta que la catalogaríamos como una balada ranchera; pero con otro punto que lo enlaza a ciertos aires como el de Café Tacuba.

Hay otros cantantes mexicanos que han experimentado con nuevas propuestas sobre el bolero ranchero. Algunos ejemplos son: Flor de Toloache: una banda de mujeres que fusiona el bolero ranchero con el jazz, el funk y el hip hop. La Santa Cecilia: quienes fusionan el bolero ranchero con el rock, el ska y la cumbia. Natalia Lafourcade: una cantante que ya ha grabado varios álbumes de boleros rancheros, algunos de ellos con arreglos orquestales. Julieta Venegas: esta cantante ha grabado varios boleros rancheros, algunos de ellos con arreglos electrónicos. Y Lila Downs: quien ha grabado varios boleros rancheros, algunos de ellos con arreglos tradicionales.

 

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Estos son solo ejemplos de los muchos cantantes mexicanos que están experimentando desde hace algún tiempo con nuevas propuestas sobre el bolero ranchero, ayudando a revitalizar el género y a hacerlo más atractivo para un público más amplio.

Pese a los años y sus innovaciones, tanto el bolero cubano como el ranchero siguen enamorando, o, por lo menos, siguen acompañando a quien necesite escuchar el consuelo o la alegría del amor a través de la música. El bolero como expresión es universal y sigue siendo nuestro, así tenga etiqueta patria, algo que, como dijo Bolívar, para nosotros es América.

 

Simón Petit / Ciudad Valencia