“Del egotismo de Bolívar” por José Carlos De Nóbrega

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José Carlos De Nóbrega autor de la columna "Salmos y Proverbios"

Del egotismo de Bolívar… Recién finalizado el XVI Festival Mundial de Poesía en todo el país, ello en conmemoración del Bicentenario de su poema en prosa «Mi Delirio sobre el Chimborazo», nos atrevemos a presentar estos textos de mi autoría que resaltan el egotismo de nuestro Libertador. Egotismo no es sinónimo de egocentrismo. El primer término pertenece al crítico Ángel Rama para caracterizar al escritor Rufino Blanco Fombona. Ambos venezolanos tuvieron una gran personalidad signada por la fuerza de voluntad y el apetito por la Gloria. Sin protocolo, aquí les van estos sonetos.

 

Jose Carlos De Nobrega:

 

Bolívar el Vergatario

 

1
Sin duda alguna, Simón Bolívar fue el primer egotista
De Nuestra América. Si lo decía él mismito:
Era tan majadero como Jesucristo y el Quijote. Ah que triunvirato!
Fue celebrado y amado por el Egotismo de la generación siguiente:

 

Rufino Blanco Fombona, su descendiente duelista y terrorista;
José Martí, quien pagó con presidio y muerte el ser bolivariano;
Vargas Vila de una voluntad y vocación anticlerical y libertina;
Sandino el Sol implacable de la rebeldía mestiza con cojones hiperrealistas.

 

Las mal llamadas Sociedades Bolivarianas son deformación y mala copia de la Sociedad Patriótica de 1810.
Peor aún, gremios boticarios que comprimen al Libertador
En píldoras, menjurjes y ampollas que nos resecan índole indómita.

 

Incluso desde muy joven, el Egotismo de Bolívar
Tuvo como referentes a la sinfonía napoleónica estridentista
Y al blanco de orilla, egregio épico y lúbrico de Miranda, para luego ser parricida de ambos.

 

2
Por desgracia, la Historia de la Propaganda
Lo convirtió en chivo expiatorio de muy jugosa carne y larga longaniza.
Se ha escrito de él tanta página nefasta que lo honra hasta adularlo
Fetiche funerario indigno del mezcal y las calacas de chocolate en Día de Muertos.

 

Hasta cuándo mataremos al Bolívar vergatario,
Siglo a siglo, eternizándole en la modorra de republiquetas,
Carteleras de anime, foami y papel lustrillo,
Panteón Nacional con pista patinetera zombie por donde sacamos la basura y la carroña.

 

Ya basta de los Salcedo Bastardo, Pino Iturrieta, Castro Leyva, marxólogos y marcianos.
Hasta cuándo calarnos a los que inventaron y dirigieron el culto a Bolívar:
Páez, Guzmán Blanco, Gómez y demás bailómanos, viudos y plañideras.

 

Acaso no le sale a nuestro Hombre vergatario
Su año sabático o un Carnaval en que pueda deslastrarse
El peso inconsulto y broncíneo de una Paternidad babosa?

 

3
Bolívar el Vergatario no es Hijo del Hombre
Sino Taita Monigote cuadrapléjico y esdrújulo
Al que sientan abyecta impotencia
A la mesa en que las moscas comen su vómito fast food.

 

No se vale, pues, que sus huesos, uñas y cabellos
Se maceren cagarruta de gallinas ponchas
Para curar en vano gripes y venéreas de una república
Sin mordiente, ni músculo, mucho menos erótica libertaria.

 

Qué se hizo del Cielo y el Infierno que incendiaron a América entera?
Y del Purgatorio, esa sala de espera en que las ideas paseaban de extremo a extremo
Y luego retozaban con mozas en la oscilación deliciosa del chinchorro?

 

Cielo, Infierno y Purgatorio vergatarios de Bolívar,
Tintinean y se doblan en las carteras
Amén de desafinar en la fanfarria de la ciudadanía bizarra.

 

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4
La oratoria patriota dulzona como corona fúnebre
Le ablanda el culo de hierro con talcos y baños opiáceos de asiento.
Le arrebataron a su perro Mucuchíes y a sus caballos,
Para que el Vergatario no siguiera importunando tanto despropósito junto.

 

Su Delirio sobre El Chimborazo lo redujeron a un mal poema surrealista.
Las cartas fundacionales del continente y las proclamas
Fueron astilladas y confitadas como para que no se sepa
De qué se trataba y andaba la cosa que se traía empresas tan vergatarias entre manos.

 

Convirtieron sus amoríos tormentosos con Manuelita
En melodrama, sopa de pollo y telenovela tan adorables.
Se solapan no sólo los cuernos del Doctor Thorme sino se hace melcocha ese Amor Loco a contracorriente.

 

Con su rostro moreno vecino del Sol del Trópico,
Estamparon billetes y monedas para blanquear dinero mal habido.
Estas son las peores estampitas que lo santifican de muerte transada en el mercado.

 

 

***

 

José Carlos De Nóbrega es un ensayista y narrador venezolano (Caracas, 1964). Licenciado en Educación, mención Lengua y Literatura, de la Universidad de Carabobo (UC). Ha publicado los libros de ensayo Textos de la prisa y Sucre, una lectura posible, ambos en 1996, y Derivando a Valencia a la deriva (2006). Fue director de la revista La Tuna de Oro, editada por la UC. Forma parte de la redacción de la revista Poesía, auspiciada por la misma casa de estudios. En 2007 su blog Salmos compulsivos obtuvo el Premio Nacional del Libro a la mejor página web. En el año 2021 ganó el concurso de Ensayo de la VII Bienal Nacional de Literatura Félix Armando Núñez y el concurso de Crónica de la V Bienal Nacional de Literatura Antonio Crespo Meléndez, convocado por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, por intermedio del Centro Nacional del Libro (Cenal) y la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello.

 

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