“El disfrute de mi jubilación abre espacio a la reflexión (25)” por José David Capielo

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Chema Saher
José David Capielo autor de la columna Del Medanal Venimos

Arribo ahora a una etapa decisiva para todo trabajador formal de cualquier entidad. Estos tres años (2013-2016) incluyeron al final la obtención de mi jubilación, lo que requiere normalmente de un trámite de más o menos un año. Considero la jubilación un derecho honroso para quien cumple una jornada laboral en el tiempo establecido.

Agregaré previamente que en medio del conflicto de los dos años anteriores, tuve la pérdida irreparable en Coro de mi querida Paz Agustina. Mi madre murió en agosto del 2010, cercana a sus 91 años y con bastante lucidez. Más allá de lo duro de toda muerte cercana y entrañable  sentí y sentimos todos sus hijos sobrevivientes para el momento (7 de 9) la satisfacción de su acompañamiento siempre amoroso y solidario.

Otro antecedente ocurrido fue mi intento frustrado, entre finales de 2009 e inicios de 2011, de cursar y aprobar un doctorado en Ciencias de la Educación, iniciado en el núcleo de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNESR) de Barquisimeto. Estuve incorporado y aprobé tres materias iniciales acreditables, además de presentar un ante-proyecto de tesis doctoral y nombrar un tutor. Hubo una intervención por parte del CNU y, luego de más de 10 años de funcionamiento, este postgrado fue paralizado, según se informó, “para ser sometido a una reestructuración”.

Sabiendo que requería ascender al menos un escalafón más como docente, me plantee entre 2012 y 2013 elaborar un trabajo investigativo de méritos, como lo nombran, para adquirir el status de “docente agregado”.

Realicé una exhaustiva “síntesis de experiencias” de buena parte de lo acontecido en mis cuatro años como subdirector de extensión en Canoabo. Agradezco el asesoramiento del doctor Pedro Rodríguez Rojas, de la UNESR, quien en forma exigente, efectiva y con gran probidad, contribuyó en este logro académico en marzo de 2013.

Debo señalar que en cuanto a la situación política nacional siempre tuve actividad, aunque localizada en mis ámbitos de acción. Creamos, en 2011, el “Colectivo UNESR Canoabo” y lo inscribimos en el Gran Polo Patriótico (GPP). Participamos desde allá en la convocatoria electoral, la campaña y la victoria indiscutible de Hugo Rafael Chávez Frías en 2012.

Lamentamos profundamente la partida física del Comandante Chávez y promovimos la victoria de Nicolás Maduro en 2013. Estuvimos atentos y rechazamos las primeras “guarimbas” opositoras de 2013-2014. Asumimos la derrota parlamentaria de 2015 (publiqué tres artículos) y nos mantuvimos  firmes con el proceso bolivariano.

En junio 2013 establecí relación con un diputado bolivariano del Consejo Legislativo Regional carabobeño, quien presidía una subcomisión del Poder Popular. Por su intermedio realicé dos talleres sobre el tema comunicacional y la figura de Hugo Chávez. Presenté toda una programación adicional, que desafortunadamente no se pudo cumplir.

En marzo 2014 asistí como orador en Coro al homenaje póstumo del dirigente revolucionario José Manuel Saher. De allí surgió luego la posibilidad de iniciarme como articulista colaborador en “Ciudad Valencia” (impreso) con la anuencia del amigo profesor Ramón Núñez (editor del suplemento “Dame Letra”), actividad que se prolongó hasta 2018 con unos 95 trabajos publicados.

Participé varios años desde Puerto Cabello en actos homenaje a los revolucionarios caídos en Cantaura (1982). Allí un grupo de familiares y amigos de Ildemar Morillo, joven asesinado en esa masacre, se organizaron como “Asociación Cantaura Vive”, solicitando castigo a los culpables.

Junto a otros colegas se fundó en Canoabo el “Laboratorio de Estudios Agroalimentarios y Sociales” (LAGROS) y un centro de documentación sobre agricultura familiar, que inició actividades y quedó paralizado posteriormente en tiempos de pandemia. A través de LAGROS habíamos organizado un merecido acto homenaje, en Canoabo, al profesor Freddy Gil González en el auditorio del Núcleo UNESR con asistencia de su familia, meses antes de su muerte en 2015.

 

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Por otra parte, el trámite de mi jubilación tuvo sus contratiempos. Había solicitado la inclusión de mis años trabajados en la UCV, lo que tuve que actualizar en dos oportunidades. Asimismo el reconocimiento de mis cinco años en las estaciones experimentales, más los once años de trabajo en Canoabo como núcleo rural (1 año = 15 meses), lo que requirió de la certificación respectiva del Instituto Nacional de Estadística (INE). Luego de más de un año de gestión logré consignar satisfactoriamente los recaudos exigidos.

Para finales del año 2016 finalmente fue otorgada mi jubilación, la cual asumí luego de cumplir con mi carga docente respectiva y los compromisos institucionales en la radio, en la emisora Calidad 102.3 FM, de Bejuma, con el programa «Dando la talla».

Cerraremos estos “Medanales” cubriendo en las próximas dos entregas del 2023 el restante contenido de este ensayo autobiográfico y reflexivo, agradeciendo a nuestros consecuentes lectores su acogida y atención.

Mi gratitud al Complejo Editorial Batalla de Carabobo (CEBAC) y a todo el equipo editorial de la página web de “Ciudad Valencia” por la receptividad y el apoyo durante este año 2022. ¡Feliz 2023 para todos!

 

 

“…ha emergido una nueva metodología de conocimiento de lo social que se apoya en la experiencia de lo vivido, en la subjetividad como forma de conocimiento, tan válido como los números, los modelos, las curvas o cualquier otro instrumento estadístico”. (Profesor Víctor Córdova. UCV, 2003)

 

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José David Capielo Valles es ingeniero agrónomo y magíster en Desarrollo Rural, egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Campus Maracay. Nacido en Coro, estado Falcón, en 1949. Es docente jubilado de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNESR), Núcleo Canoabo (2016). Es locutor, comunicador alternativo y colaborador de Ciudad Valencia desde 2014.

 

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