La devoción por las ánimas benditas es muy antigua y común en los llanos venezolanos. Sus devotos les encienden una vela todos los lunes y les rezan para pedirles protección; por cierto, ancestralmente, el lunes es el día de la Luna y ella está catalogada como el astro más influyente en las emociones humanas, dada las fases que muestra en el menor tiempo posible a la tierra, es decir en un mes, comparada con el resto de los astros.

 

dioses

 

Y es que la etimología de los días de la semana en español tiene su origen en la Antigua Roma, según explica José Enrique Gargallo, rofesor de Filología Románica de la Universidad de Barcelona: “En aquella época, alrededor de dos milenios atrás, los romanos adoptaron la tradición helénica de nombrar los días de la semana de acuerdo a los principales astros y planetas que representaban sus divinidades».

En ese orden de ideas, el martes representa al planeta Marte, el miércoles a Mercurio, el jueves a Júpiter, el viernes a Venus, el sábado a Saturno y el domingo al Sol, por ello en inglés, domingo se escribe “Sunday”, es decir: día del Sol.

Una vez aclarado este punto del origen de los días de la semana, y que podemos desarrollar en otra entrega, debemos recordar una antigua historia relacionada a las ánimas, la cual la vemos escrita en el Tomo I de la Biografía del General José Antonio Páez, sin duda alguna un líder muy emocional, el cual gracias al Dr. Néstor Julio Pocaterra, descendiente del ilustre escritor carabobeño José Rafael Pocaterra, hoy podemos conocer.

Nos cuenta que en cierto momento, unos habitantes de Barinas le dijeron en tono de broma: “Usted es un hombre tan afortunado que hasta las ánimas benditas le favorecen”. Era tal su creencia en ellas, que estaba convencido de que la presencia “metafísica” de las mismas le salvó la vida una vez que fue capturado por los realistas.

En tal sentido, el propio Páez cuenta que iba a ser fusilado al amanecer del día 6 de diciembre de 1813 en Barinas junto a otros prisioneros, pero alrededor de tres horas antes del alba (esto es antes del amanecer) se oyó a lo lejos un tropel de caballos: se acercaba un numeroso ejército patriota. Resonaron las dianas y se escuchó la consigna: ¡Viva la América libre!, con lo cual la tropa realista de alrededor de cincuenta soldados, dirigida por el Comandante José Antonio Puy, entró en pánico y escapó a gran velocidad, dejando allí a los prisioneros, que esperaron el amanecer y la llegada del ejército patriota anunciado en el bullicio nocturno.

 

ejercito fantasma vestigios del pasado

 

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El ejército nunca apareció y los prisioneros -encabezados por Páez- lograron huir logrando la libertad, quedando la leyenda propia del contagiante mundo “mágico-religioso”, tan común en el anecdotario llanero. Páez paulatinamente agrupó fuerzas que en principio estuvieron respaldando a José Tomás Boves y, por tanto, a la corona española.

 

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Diego Trejo (Vestigios del pasado) / Ciudad Valencia