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Visité muy esporádicamente el Museo de Arte Valencia (MUVA) cuando era estudiante de la escuela de artes plásticas Arturo Michelena, sin embargo, no fue hasta el año 2018 que comencé a ir con más frecuencia. Ya siendo egresada de la escuela de artes y con un trabajo plástico consolidado, fui apropiándome de su espacio de manera muy romántica.

Para el año 2019 tuve el honor de ser nominada como la primera artista joven carabobeña del mes de febrero (programa impulsado por la Fundación Museos Nacionales), noticia que recibí por parte de una de las más importantes investigadoras y curadoras de arte de la región, Chemir Colina, y quien estuvo a cargo de la curaduría de lo que sería mi primera participación y exposición en el MUVA.

Al transcurrir los meses fui convocada a participar en la 3era edición de “El banquete”, muestra expositiva dentro de los espacios del Museo, la cual fue creada, impulsada y coordinada por la artista plástico y docente Fátima Mendoza, para mí una Maestra de las artes gráficas carabobeñas. Aquí se presentaron diversas propuestas en cuanto a técnica y estilos artísticos, en ella participaron tanto artistas noveles como artistas de amplia trayectoria, evento determinante que me impulsaría a trabajar con mucha más fuerza y determinación para cumplir uno de mis más grandes sueños: presentar mi primera individual llamada “Distorsión Citadina” en uno de los museos más importantes del territorio nacional.

 

MUVA

 

Ya en este punto asistía a las distintas actividades culturales programadas casi todos los viernes, pero sin previo aviso una tarde de septiembre ese espacio se convertiría en el abrigo de dos amantes huérfanos, ¡sí! Allí se fue gestado el rencuentro de Penélope y Ulises, y es que, en ese espacio cargado de pinceladas, trazos, manchas, objetos, melodías y presencias ausentes, comenzaría la historia de amor de Orlando Baquero y Penelope Tovar.

Cómo no referirme al MUVA desde mi entero romanticismo y agradecimiento, no solo por brindarme el apoyo e impulso hacia mi crecimiento profesional como creadora, sino por ser el vientre de ese amor naciente que hasta el día de hoy es un eco en sus paredes.

Hoy puedo afirmar que uno de los grandes aciertos más significativos de dicha gestión ha sido ampliar la receptividad de buena parte de la comunidad de artistas carabobeños. Todo esto superando las distintas dificultades, falta de recursos y una pandemia que se llevó consigo a millones de seres humanos a nivel mundial. El Museo de Arte Valencia, como muchos tantos espacios expositivos de Venezuela, poco a poco fue renaciendo, adquiriendo así su nuevo rostro: el del trabajo creador en colectivo.

 

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Para mí, como artista, ha sido admirable la labor realizada estos últimos cinco años por parte de la dirección del Museo, cosa que he defendido desde siempre frente a las distintas visiones y posturas de algunos artistas y personas ligadas al arte. Hay una dirección que orienta, pero nada fuese posible sin la voluntad de cada uno de sus trabajadores y trabajadoras, a quienes expreso mi respeto y admiración, pues desde el amor por el arte, y especialmente por el museo, se han dedicado a resguardar, preservar, promocionar y difundir nuestro patrimonio cultural sin descanso.

La mayor evidencia de esto la podemos observar en las distintas iniciativas generadas por el MUVA, así como la participación dentro de sus espacios por parte de distintos cultores que a pesar de su posición política han sido recibidos con los brazos abiertos. Pues para mí el principio axiológico del Nuevo rostro del Muva ha sido, desde siempre, la reconciliación de un país desde el dialogo intercultural, por que el arte sana, salva y sobre todo nos une en un solo cuerpo.

 

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Y es así como a lo largo de esos años hemos sido protagonistas y espectadores de diversas actividades culturales como: conciertos en vivo, recitales poéticos, exposiciones colectivas e individuales, planes vacacionales, talleres libres, conversatorios, entre otros. Por eso no se pueden perder por nada del mundo una de las muestras más interesantes y simbólicas para mí, llamada “Premios Michelena”, la cual está abierta actualmente al público en general.

En ella podemos encontrar 30 obras ganadoras del gran “Premio Michelena” en distintos momentos cronológicos, donde observaremos de primera mano el trabajo pictórico de artistas y Maestros de la plástica regional y nacional como: Armando Barrios, Francisco Hung, Rafael Martínez, Braulio Salazar, Iban Petrovszky, Oswaldo vigas, Francisco Bugallo y Margot Römer, entre otros.

 

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Penélope Tovar, artista plástica, egresada de la Escuela de Artes Plásticas “Arturo Michelena”; es también licenciada en Pedagogía Alternativa, mención Desarrollo Artístico, por la Universidad Nacional  Experimental “Simón Rodríguez” (UNESR). Ha participado en exposiciones  colectivas a nivel nacional (Galería de Arte) e internacional (Canadá, EEUU, Reino Unido, Portugal y España). Exposiciones individuales: Museo de Bellas Artes de Caracas y Museo de Arte Valencia (MUVA).  Reconocimientos: Artista  Joven del mes de Noviembre 2021 por el Museo de Bellas Artes, Caracas, Venezuela.

Actualmente es facilitadora en Arte-terapia en el Centro de Neuro-desarrollo “KOKIGYM”, apoyando en la rehabilitación de niños y niñas con discapacidad.

 

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