El primer ministro en funciones del Líbano, Hasan Diab, instó este martes a la comunidad internacional a brindar ayuda inmediata para salvar a su país y evitar un colapso que prevé inminente y afectará la estabilidad regional, según afirmó, en medio de las presiones económicas aplicadas por EE.UU. y sus aliados.

Durante un encuentro con integrantes del cuerpo diplomático acreditado, Diab expresó que la nación del Medio Oriente “está a unos días de un estallido social”. Agregó que aunque su Gobierno trabajó para “retrasar la explosión, pero no evitarla”.

De acuerdo con el gobernante, los libaneses están seriamente afectados por el déficit de gasolina, electricidad y medicamentos, además de la depreciación brusca de su moneda desde 2019 hasta la fecha y el encarecimiento de los alimentos.

Diab señaló que el país acoge a 1.5 millones de sirios y cientos de miles de refugiados palestinos, por lo que un colapso a lo interno tendría un alto impacto fuera de las fronteras libanesas.

 

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El funcionario exhortó a otras naciones a no condicionar la ayuda económica y financiera a las reformas estructurales y la lucha contra la corrupción.

Agregó que estas son necesarias, sin embargo, señaló que vincular la asistencia a las reformas equivale a destruir el país y amenaza la vida de sus connacionales.

 

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Insistió en que no se debe castigar al pueblo libanés con presiones económicas y bloqueos, ni hacerlo pagar un alto precio “por algo que hicieron los corruptos”, afirmando que la gente no es responsable de que el país no haya podido formar Gobierno.

De acuerdo con una evaluación del Banco Mundial, la nación del Medio Oriente perdió desde 2014 hasta la fecha el equivalente al 40 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB).

Según medios de prensa, en estos momentos enfrenta un significativo déficit en la importación de combustibles y en la generación eléctrica. Estos y otros problemas suscitan frecuentes protestas.

 

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A lo largo de siete meses, la falta de consenso ha estancado las pláticas para formar Gobierno entre el presidente, Michel Aoun, y el primer ministro encargado, Saad Hariri.

En la situación general del país influyó además la devastadora explosión que, a inicios de agosto de 2020, ocurrió en el puerto de Beirut (capital), la cual provocó más de 200 fallecidos, alrededor de 6.000 heridos e incontables daños materiales en la infraestructura del principal puerto del país y de la ciudad.

No menos perjudiciales a la economía libanesa resultan las medidas restrictivas unilaterales y presiones políticas ejercidas por Estados Unidos para impedir la ayuda internacional, para lo cual pretexta que así combate la corrupción.

 

Ciudad VLC / Telesur