“En un verso (algunas respuestas…)” por Luis Alberto Angulo

Lectores y amigos indagan por la serie “En un verso”, que he venido publicando en las páginas digitales de Ciudad Valencia. Han surgido interrogantes que trataré de responder, incluso en posteriores entregas. Las preguntas las agradezco y en verdad me obligan a reflexionar sobre una actividad que me ha apasionado y que siento puede ser importante en el enfoque de lo que es nuestra poesía nacional.

Considero que la serie puede ser también una llamada de atención a favor de nuestra creación local, especialmente cuando desapareció, ya hace unos años, aparentemente sin pena ni gloria, la Maestría de Literatura Venezolana en la Universidad de Carabobo. A veces, como dice el refrán: “Los árboles impiden ver el bosque y el bosque no permite ver los árboles”.

Más de una docena de entregas en donde se incluye, en cada una de ellas, un promedio de treinta autores, puede dar idea de lo fértil de la búsqueda en una experiencia editorial de este tipo. En efecto, suman unos 400 versos y unos trescientos y tantos autores aludidos de esta forma.

Por ahora, la serie está detenida por varios motivos, desde la necesidad de hacer un alto para editar una primera compilación general, hasta la alergia que me aleja de impresos importantes en la búsqueda de esos tesoros escondidos. Por otra parte, la Redacción del medio donde se ha venido mostrando me ha indicado que se puede publicar una columna de esas características cada semana, eso me obligaría a mantener dos espacios allí, uno de ellos especializado, lo que significa un esfuerzo adicional que debo considerar.

Los versos que hasta ahora he escogido para publicar corresponden a lo que considero hallazgos de lectura. Son líneas que me impactan y que para mí justificarían la calificación de poetas a sus autores; de manera independiente, incluso, a las consideraciones literarias académicas o de crítica especializada.

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Una labor como la realizada propone la catalogación de libros y también el fichaje de sus autores, ese sería un objetivo a largo plazo, conducente al proyecto de un diccionario de poetas venezolanos, con las características propias que ofrece una lectura gozosa y estimulante de quien mostrando demuestra.

Hay versos, es posible, que son hasta cierto punto una excepcionalidad en la obra de cada autor. Son escrituras únicas que desafían incluso las poéticas que los mismos creadores han alcanzado o se han propuesto. Son hallazgos de la creación y no obedecen a ninguna fórmula estética, esos versos pertenecen a la poesía toda. Tienen autoría y, en realidad, muchos no se sostienen por un nombre específico, pero interesa, más allá de la curiosidad intelectual, conocer la singularidad de esa existencia que hace posible el descubrimiento.

A la pregunta de si existe un método para obtener este resultado y si hay temas específicos en cada grupo publicado, debo responder que no. Surgen los versos aleatoriamente en nuestra búsqueda. El toque, entrecomillas, adivinatorio, “mántico”, con seguridad se hace presente para ofrecer una especie de unidad que percibe el lector como encadenamiento, pero que no me propuse en la indagación de esos versos que logran atraparme y de los que otros lectores también acusan el impacto en ellos mismos.

La última cuestión a la que atenderé es si conozco antecedentes similares a éste en el país. No conozco ninguno, aquí o en otra parte. Creo que la originalidad surge en la manera de leer poesía, como la visión personal de algunos sus aspectos constitutivos.

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Ciudad Valencia