El telescopio espacial James Webb y otros observatorios fueron testigos de una explosión masiva en el espacio que creó elementos químicos raros, algunos de los cuales son necesarios para la vida.

La explosión, observada el 7 de marzo, fue la segunda explosión de rayos gamma más brillante jamás presenciada por telescopios en más de 50 años de observaciones, más de un millón de veces más brillante que toda la Vía Láctea combinada. Los estallidos de rayos gamma son emisiones breves de la forma de luz más energética.

 

Esta explosión en el espacio en particular, llamada GRB 230307A, probablemente se creó cuando dos estrellas de neutrones (los increíblemente densos restos de estrellas después de una supernova) se fusionaron en una galaxia a unos mil millones de años luz de distancia.

Además de liberar el estallido de rayos gamma, la fusión creó una kilonova, una rara explosión que se produce cuando una estrella de neutrones se fusiona con otra estrella de neutrones o un agujero negro.

 

Además de Webb, el telescopio espacial Fermi de rayos gamma de la NASA, el observatorio Neil Gehrels Swift y el satélite de estudio de exoplanetas en tránsito observaron la explosión y la rastrearon hasta la fusión de estrellas de neutrones.

Webb también se utilizó para detectar la firma química del telurio después de la explosión.

 

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Ciudad Valencia / VTV