No nací para ocupar un espacio y nada más
Me tocó ser mujer y no me quejo
porque un día aparecí sobre la tierra
y tuve voz y grité
y tuve fronteras y no quise despertar sin ellas
y tuve armas y allí están
perfiladas, inmóviles, ariscas
Lidda Franco Farías
Diario de medianoche de María Alejandra Rendón Infante… La literatura de escritura femenina producida en América Latina a partir de los años 60 se ha caracterizado por una profunda indagación sobre las nuevas identidades femeninas, trae al público la representación de personajes femeninos que corporizan nuevos comportamientos y grandes cuestionamientos sobre los deseos y las dificultades de las mujeres actuales.
En este sendero se alinean algunas constantes temáticas en la poesía venezolana contemporánea escrita por mujeres, configurando un imaginario que habla de lo común, la redefinición del sí mismo; el deseo de franquear los límites deterministas de género, la búsqueda de las raíces originarias, la relación mimética, transfigurativa y/o animista entre la poeta y el entorno, la trasgresión de las convenciones de “lo poético”. (Urdaneta, 2023).
Tal y como lo advertía Octavio Paz, el poema es poesía erguida, apunta como flecha insomne a un universo de significaciones que encuentran su eco en el imaginario de quien recibe. También era medianoche cuando empecé a leer Diario de medianoche de María Alejandra Rendón Infante, en ese instante único de silencio y soledad al otro lado de los desafueros de la rutina cotidiana.
Diario de Medianoche fue editado el presente año en la Colección Yo misma fui mi ruta, del Fondo Editorial Fundarte, al cuidado de la poeta Giordana García Sojo, Colección que incluye títulos de las escritoras: Yanuva León, Celsa Acosta, Yuri Patiño y Mariana Libertad, entre otras.
De cerca he seguido el trabajo de María Alejandra desde su primer libro: Sótanos (2005), luego llegó Otros Altares (2007); dejamos de leerla largo rato, hasta, Aunque no diga lo correcto (2017) y Razón Doméstica (2018), su Antología sin Descanso (2018) y En Defensa Propia (2020).
Es heredera de una tradición de voces poéticas que, en el oficio, han mantenido en expansión sus múltiples matices del decir: la denuncia social, la poética de lo cotidiano, el amor o su cansancio, el disentir, el erotismo o autoerotismo; en una insistente resistencia a verse encasillada, etiquetada en maneras o temáticas. Hay, sin embargo, en este nuevo libro de María Alejandra, algunas constantes que se mantienen desde sus inicios, pero que caminan hacia formas cada vez más consolidadas en su fuerza e identidad creativa.
En María Alejandra Rendón Infante, el poema es el lugar donde la casa se abre de par en par, como los brazos, el alma, las piernas, nos habla de la mujer, su suficiencia, de su resistencia a mantener estereotipos limitantes, reivindica a sus ancestras, que pasan como celajes entre las luces y las sombras:
Yo descubrí el fuego
Mi carne fue la primera lumbre
Mi palabra es cicatriz de la primera quemadura
(Quemaduras)
La casa de par en par donde lo cotidiano se convierte en objeto poético, la casa interiorizada, suerte de reloj del interminable quehacer. Bachelard nos decía de la casa como nuestro rincón del mundo, nuestro primer universo.
entro en el silencio de la casa sin adivinar el tiempo
del vértice de mis pies ninguna sombra inclina
se hizo tarde
en las paredes todavía rebota
el sonido que hacía en segundero.
(Agujas)
Como en Walking around, hay un hastío existencial, frente al cual la poeta no se rinde, insiste. Aún los poemas más conceptuales guardan una fuerte conexión con la pulsión visceral, una vitalidad atávica que palpita y deviene de un profundo sentido social, que no es impostura o máscara.
El poema es también el lugar para la denuncia de las injusticias del mundo, de aquello que en el alma de la poeta es ofensa, nausea, herida abierta. Es cuando pareciera que la subjetividad se aparta y queda, a la manera cinematográfica, la narración pura y simple de las imágenes y su crudeza hacia el efecto de conmoción, es bofetada contra el letargo que nos procura este tiempo, es el caso del poema Lucía.
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En Diario, entramos en la noche oscura del insomnio creativo, ars poética y confesión, andamos descalzos en los pasillos de la casa a tientas, descubrimos sin querer el mayor miedo, el peor deseo:
Todo vuelo es frágil
como el cielo
Incapaz de sostenernos
(Diario)
Les invito a buscar esta colección que funda y reivindica un espacio para la literatura escrita por mujeres: también les invito a soltarse en caída libre en el intimismo social de la escritura de María Alejandra Rendón Infante.
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Simonny Azul Urdaneta Castro (Valencia, 1978): Poeta, investigadora, actriz y promotora de lectura. Licenciada en Educación, mención Lengua y Literatura y Magister en Lectura y Escritura en la Universidad de Carabobo. Profesora Titular de pre y postgrado en la Universidad de Carabobo. Facilitadora de Talleres Literarios. Integró de la Red Nacional de Escritores y pertenece al Word Poetry Movement, Venezuela.
PUBLICACIONES: En literatura: Los cuentos de hadas no hablan de sexo (1997, 2000), Mi calle de una acera (2002), Líbrame (2005), Como una costumbre (2010), Piedra de Rayo (2015), Halo y otros poemas (2022), Boca de Aroa (2023). Sus textos poéticos han sido traducidos al inglés, italiano, portugués y árabe. En investigación: Cómo hacer de un bebé un lector (2022).
*ENTELEQUIAS
“Situación perfecta o ideal que solo existe en la imaginación. Modo de existencia de un ser que tiene en sí mismo el principio de su acción y su fin”
Espacio para la reseña de libros literarios o de investigación, de aquellos que procuraron en creación ficcional un camino, una búsqueda, una ventana para encontrarnos con lo humano.
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