El gobierno de Estados Unidos, según diversas voces, suele calificarse como una plutocracia, es decir, un sistema de gobierno en manos de las élites económicas de esa nación. Estas apreciaciones, tan comunes en el mundo y que suelen ser silenciadas por los grandes medios de comunicación, parten generalmente de las fuerzas de izquierda: socialistas, comunistas, anticapitalistas en general.
Pero el deterioro de la institucionalidad democrática estadounidense es tal que incluso hasta algunos de sus más altos funcionarios han prendido las alarmas por la debacle de su sistema. Este es el caso del expresidente estadounidense Jimmy Carter (1977-1981), quien en 2015 señaló que su país se ha convertido en una “oligarquía”, en la que un “ilimitado soborno político” ha degenerado en una “subversión del sistema político que solo beneficia a los grandes contribuidores”.
Las declaraciones de Carter fueron hechas durante una pequeña intervención en un programa radial en julio de 2015, cuando el presentador Thom Hartmann le pide un comentario al exmandatario sobre la decisión de la Corte Suprema de Justicia gringa de eliminar el límite de dinero de los contribuyentes a las campañas electorales.
“Viola la esencia de lo que hacía a Estados Unidos un gran país con respecto a su sistema político. Ahora es solo una oligarquía”, afirmó Carter. Para el expresidente, el soborno se ha vuelto la esencia de la nominación para ser presidente, gobernador, senador o congresista.
“Lo que vemos ahora es una subversión completa de nuestro sistema político para recompensar a los grandes contribuyentes, que quieren, esperan y a veces consiguen favores para ellos mismos cuando las elecciones terminan…”.
También acusa a los Republicanos y Demócratas, los dos partidos que monopolizan la política en EEUU, de ver este dinero ilimitado como un gran beneficio para ellos mismos.
Cabe recordar que en 2015 aún no había ganado las elecciones Donald Trump, quien es el mandatario con el gabinete ejecutivo más rico de la historia de EEUU, debido a las millonarias finanzas que poseen sus ministros.
Por ello, es bastante hipócrita que un gobierno como el estadounidense que tiene actualmente pocos méritos en cuanto a construir democracias (invasiones, golpes de Estado, destrucción de su propio sistema político) venga a decirle a los venezolanos cómo debe ser su sistema político.
