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Hacia la escuela anhelada (VIII)… Estrategias pedagógicas… 3- Poesía: arribamos a un género de difícil captación para el adulto no interesado y de fácil comprensión y puesta en práctica para los estudiantes, aun si estos no están muy interesados. La poesía es la herramienta de aprendizaje más adecuada para la escuela básica. Sin embargo, empezaremos por decir lo que la poesía no es: la poesía no es un don de elegidos, toda persona puede acceder a ella bien para leerla, escribirla o ambas cosas a la vez. Tenemos ciertas disposiciones biológicas-culturales para la praxis de este arte de la palabra. La poesía no es un ejercicio amanerado de composición del lenguaje; las inclinaciones sexuales nada tienen que ver con la escritura o lectura de poesía, es ante todo un destino de vida que usa al lenguaje para expresar las emociones y la manera de cómo se ha entendido ese destino y se ha forcejeado con sus avatares. La poesía no sirve para fabricar apariencias, ella necesita de la honestidad de ser, hueso y no cáscara como hubiese dicho Pérez Só. La poesía no es pasividad del pensamiento, lo contrario, por medio de ella nos elevamos a la cima del conocimiento como proceso. Para Herman Hesse, la poesía lírica es la forma de pensamiento más difícil y más elevada; incluso, al recibir el premio Nobel comparó a la poesía con la ciencia, porque ambas son instrumentos que sirven para indagar el mismo misterio, pero con métodos diferentes. La poesía no es un objetivo programático; esto ha sido parte de mi solitaria lucha, la poesía debe recorrer todo el andamiaje de la pedagogía, todo el sistema educativo debe estar trotando sobre sus lomos. Aclaremos aquí que la poesía es y no es un género literario, ella escapa al acomodo en los límites de las divisiones que se han llevado acabo a las diversas formas de expresión por medio de la escritura. La poesía debe estar presente durante todo el año escolar, no puede ser un objetivo que se evaluó y luego se desechó a la basura de las planificaciones. Por último, debo decir que la poesía no es una forma de enseñanza; aunque lo sea, no es moraleja; aunque la contenga. Tampoco es un modo de trabajo, con ella no se gana dinero ni se pueden pedir créditos en el universo pragmático del sistema capitalista; ella es ofrecimiento, circulación del lenguaje en un plano más profundo, no por las imágenes y los recursos literarios utilizados por el poeta, sino por la sinceridad de lo que se escribe. Escribir es un acto de amor, de compresión del ser humano.

¿Qué debe hacer el docente? A mi juicio y, basado en mi experiencia, el docente debe empezar por eliminar el vínculo pragmático entre poesía y escuela. Quiero decir con esto que la poesía no se debe evaluar, ganar u ofrecer puntos o cualquier otra calificación. Aunado a este punto, es casi una urgencia que el docente planifique considerando a sus educandos seres creativos, toda práctica y materia pedagógica debería apuntar a la producción de pensamientos. El espíritu al igual que el proceso de ir produciendo conocimiento y pensamiento, no pueden ser evaluado, porque no están constituidos de momentos que se estancan. Los esfuerzos que realicen los estudiantes, por menores que sean, en el camino a soltar sus amarras y liberarse de la repetición, de la memoria y del pensamiento débil inducido a través de las redes sociales y la industria del entretenimiento; esos esfuerzos deben ser respetados y estimulados.

Ahora resumiremos lo que la poesía es en los siguientes términos y ayudados por algunos autores. Desde nuestro punto de vista la poesía es la capacidad de comprender el mundo desde los propios esfuerzos cognoscitivos y emocionales. La poesía sería el sinónimo más adecuado para vincular vida y misterio en una sola palabra. Sabiendo que la vida es un misterio tan insondable como la muerte, el poema vendría a ser la expresión escrita de lo que el poeta encontró al indagar ese misterio. Desde el punto de vista de la realidad cotidiana, la poesía es vida intensa en lo sencillo, sabemos que esto, lo sencillo, ofrece la mayor de las profundidades y complejidades, pero también lo decimos en su acepción de humildad.

Veamos cómo para Angelo Nobile la poesía nos ayuda a cambiar, a transformar al ser humano, para lo cual cae como anillo al dedo en el sistema escolar, y cómo, para este mismo autor, la poesía está más allá del sistema escolar “La poesía fomentada y cultivada en forma adecuada desde los primeros años de vida es iniciación en valores, enérgico reclamo para el sentimiento y la afectividad, ruptura de esquemas y convenciones, exaltación de la espontaneidad y de la originalidad creativa, superación de la uniformidad y los estereotipos” (s/f).

El autor, prácticamente sintetiza en pocas palabras los objetivos de la escuela básica mediante el trabajo con la palabra poética, su lectura y su escritura. Poesía entonces es fiesta del lenguaje y conciencia a la vez de nuestras limitaciones ante él. Nunca dominamos el lenguaje, la poesía nos da la única oportunidad de intentarlo. El lenguaje nos trasciende, esta es la herencia de Séneca, Foucault, Lacán, Seasure y otros. Y como nos trasciende es a él a quien hay que interrogar para saber quiénes somos, esa pregunta fundamental en toda la historia humana es el ejercicio mismo de la poesía. Algo parecido nos dice la poeta francesa Andrée Chedid: “Lo que nos sobrepasa y cuya semilla llevamos tan ciertamente como llevamos nuestro cuerpo, eso se llama poesía” (s/f).

Aunque estos conceptos tienen la cualidad de decorar la función y el concepto de poesía, veamos en la siguiente cita lo que nos explica la ensayista venezolana Ilis Alfonso, quien utiliza un lenguaje más preciso y cónsono con nuestras pretensiones de que la poesía sea la piedra angular de la pedagogía en Venezuela: “La poesía es exploración del ser, de la existencia, del universo, la poesía es indagación de lo real, de lo que es, lo que existe, la poesía como verdad” (s/f).

Esa última frase, la poesía como verdad, lo dice todo. Cada alumno, cada ser humano, indaga y trae al salón un pedazo de la verdad, en forma de arte subjetivo. Porque esa verdad no se refiere al develamiento de un misterio, sino a la comprensión de sí mismo y su puesto en la realidad. Pero la poesía logra algo mucho más preciado que encontrar respuestas o hacerse preguntas, logra la liberación, la autonomía, la descolonización. Aquí retomamos el tema que dejamos suspendido en páginas anteriores.

La narrativa y el ensayo suponen a un autor que se ha liberado de las trabas de la colonización del pensamiento o que se ha anudado en esa perturbación; optemos por el primer caso: el autor utiliza al género para expresar su libertad de pensar. La narrativa y el ensayo calan con gran facilidad en la estructura de la racionalidad que es tributaria de una estructura de dominio, o es ella misma dominio en acto, y esta sería una de las tesis principales de la Dialéctica del iluminismo, libro viejo, pero vigente en cuanto al desmontaje de la racionalidad moderna. Sigamos. El discurso del escolar contiene elementos no dominados o se comporta como un verbo no conquistado, ni siquiera pasando por todos los años que la escuela de la memoria le tiene asegurado, se logra conquistar absolutamente la psique y el comportamiento del escolar. Sabemos todo lo que tiene que hacer el sistema para lograr sus objetivos de dominio, multiplicar el discurso colonizador y difuminarlo en miles de vectores socioculturales; la industria del entretenimiento juega aquí un papel muy importante. Sin embargo, elementos que nosotros muchas veces entendemos como signos negativos de la personalidad social de los venezolanos, se transforman, en relación con el dominio, como signos de resistencia, y en ello tendríamos que incluir hasta la indiferencia que un gran sector de la población le tiene a la historia. Los signos más importantes de resistencia son, a mi juicio, la burla, la indiferencia y la deformación del discurso. Todo ello se puede captar en el ejercicio de la escritura, la realidad es burlada, es deformada, transformada, y la racionalidad fusionada con los modos de conocer que circulan en los hogares y en las comunidades: superstición, cuentos de duendes, aparecidos, leyendas locales.

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El ejercicio constante de escribir poemas en la escuela básica no tiene como objetivo la creación de poetas sino de personas con dominio de su pensamiento, con un alto grado de atención y muy pocas posibilidades de ser atrapado por las trampas del dominio. El discurso del dominio es llamado por Briceño Guerrero, discurso europeo, y el discurso que le resiste, que se le antepone, lo denomina, discurso salvaje.

Cuando mencionamos los grados de atención estamos hablando de las capacidades de observar, escuchar y entender desde los propios esfuerzos cognoscitivos, con ayuda de su guía, el docente de aula, quien orienta esa mirada o señala asuntos ocultos, nuevos límites a alcanzar. El diálogo sigue siendo fundamental para alcanzar estos objetivos y, obviamente, las prácticas pedagógicas.

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Hacia la escuela anhelada

Arnaldo Jiménez nació en La Guaira en 1963 y reside en Puerto Cabello desde 1973. Poeta, narrador y ensayista. Es Licenciado en Educación, mención Ciencias Sociales por la Universidad de Carabobo (UC). Maestro de aula desde el 1991. Actualmente, es miembro del equipo de redacción de la Revista Internacional de Poesía y Teoría Poética: “Poesía” del Departamento de Literatura de la Dirección de Cultura de la UC, así como de la revista de narrativa Zona Tórrida de la UC.

Entre otros reconocimientos ha recibido el Primer Premio en el Concurso Nacional de Cuentos Fantasmas y Aparecidos Clásicos de la Llanura (2002), Premio Nacional de las Artes Mayores (2005), Premio Nacional de Poesía Rafael María Baralt (2012), Premio Nacional de Poesía Stefania Mosca (2013), Premio Nacional de Poesía Bienal Vicente Gerbasi, (2014), Premio Nacional de Poesía Rafael Zárraga (2015).

Ha publicado:

En poesía: Zumos (2002). Tramos de lluvia (2007). Caballo de escoba (2011). Salitre (2013). Álbum de mar (2014). Resurrecciones (2015). Truenan alcanfores (2016). Ráfagas de espejos (2016). El color del sol dentro del agua (2021). El gato y la madeja (2021). Álbum de mar (2da edición, 2021. Ensayo y aforismo: La raíz en las ramas (2007). La honda superficie de los espejos (2007). Breve tratado sobre las linternas (2016). Cáliz de intemperie (2009) Trazos y Borrones (2012).

En narrativa: Chismarangá (2005) El nombre del frío, ilustrado por Coralia López Gómez (Editorial Vilatana CB, Cataluña, España, 2007). Orejada (2012). El silencio del mar (2012). El viento y los vasos (2012). La roza de los tiempos (2012). El muñequito aislado y otros cuentos, con ilustraciones de Deisa Tremarias (2015). Clavos y duendes (2016). Maletín de pequeños objetos (Colombia, 2019). La rana y el espejo (Perú. 2020). El Ruido y otros cuentos de misterio (2021). El libro de los volcanes (2021). 20 Juguetes para Emma (2021). Un circo para Sarah (2021). El viento y los vasos (2da edición, 2021). Vuelta en Retorno (Novela, 2021).

(Tomado de eldienteroto.org)

 

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