“La lectura en los jóvenes (II)” por Arnaldo Jiménez

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La lectura en los jóvenes… Si el sistema educativo no se organiza para producir inquietudes, crear en los jóvenes la capacidad de hacerse preguntas, estaría eliminando las condiciones necesarias para la aparición de lectores, escritores o investigadores.

Leer es, sobre todo, una búsqueda; esta búsqueda está orientada por preguntas que uno se hace en torno a la vida y a las características de la cultura y el tiempo histórico que nos ha tocado vivir. Así, escribir viene a ser el registro de mis indagaciones, poner por escrito –ordenado según mis límites cognoscitivos y espirituales–, las respuestas que yo he encontrado en la lectura de la realidad, tanto interna como externa; recordemos que ambas realidades tienen como principio vinculante la cualidad de ser inconmensurables, misteriosas, enigmáticas.

Las otras dos preguntas se hacen ahora más pertinentes: ¿qué leer?, ¿para qué leer? Y enseguida nos percatamos de que también una conduce a la otra y ambas se definen mutuamente. Prefiero empezar por decir lo que no se debe leer. Diríamos que no la lectura que ofrece las preguntas, aquella que dice, además, cuáles son las respuestas; no la lectura que preconcibe al ser humano, que lo define y le oferta lo que él no está solicitando o lo que no le es necesario para conocerse en tanto que ser impredecible que marcha por la historia imponiendo los signos de su delirio y de su desencuentro.

Rechazamos la literatura que la industria de la cultura ligera reproduce por millones en librerías y quioscos: en ella abundan los ángeles, los demonios, los vampiros y los lobos; proliferan los consejos para evitar el dolor, la tristeza; las guías de cómo vivir mejor… El lector debe ir a la literatura que enseña la problemática del ser humano en su convivencia consigo mismo y con el otro; debe buscar esas radiografías literarias que muestran aspectos del alma que aún no hemos comprendido.

El objetivo de la lectura es que el lector se convierta él mismo en un libro, que deponga su creencia de pensarse como un ser unitario, definible, con fronteras precisas. Por lo tanto, la lectura que encaja con nuestro traje humano es aquella que proviene de la literatura realizada por los seres que padecen la vida, los neuróticos, los obsesivos por el saber; aquellos seres que nos desvinculan de lo prefabricado, de las apariencias; aquella literatura que ahonda en las condiciones históricas y eternas de la convivencia de nuestros errores y nuestras virtudes.

El ser humano navega en la incertidumbre, en lo imprevisto, y la literatura le sirve como un mar de múltiples reflejos para sus infinitos rostros: fragmentados, hechos máscaras o rehenes de la piedra, calmados; rostros que se dirigen hacia la luz o hacia la niebla; furiosos; rostros que intentan ver dentro de la semejanza divina; rostros que elevan inútiles reclamos a la ironía; o aquellos que tardan en consumirse en el manso fuego de las velas que desde el pecho del amor los seducen.

 

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¿Para qué leer? Ya es obvia la respuesta. Leemos para sabernos, para caminar hacia adentro y dejarnos llevar por el hilo de la madeja misteriosa que nos conforma; leemos para ir en busca de nosotros mismos, pues, al leer se genera una conexión entre un elemento misterioso interno y un elemento que se ofrece en lo exterior como excusa y agente en el que se podría descifrar al primero. El encuentro de ambos, la motivación interior y el texto exterior, generan placer, conocimiento, crecimiento espiritual, profundización de la conciencia.

El alma humana se asemeja a un laberinto; debemos ir hacia nuestras oscuridades templando el hilo de la literatura para así enfrentarnos al minotauro que alimentamos diariamente con nuestra ignorancia, nuestros miedos, prejuicios y, sobre todo, con las ilusiones. Demás está decir que estas, las ilusiones, no nos permiten caminar y, mucho menos, escuchar el latido de ese camino que, como diría el Don Juan de Castañeda, debe hacerse uno con nosotros.

Leemos para continuar haciéndonos preguntas, fluido nutricional del alma, condición indispensable para la sobrevivencia del ser humano en el planeta.

 

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Arnaldo Jiménez nació en La Guaira en 1963 y reside en Puerto Cabello desde el 1973. Poeta, narrador y ensayista. Es Licenciado en Educación, mención Ciencias Sociales por la Universidad de Carabobo (UC). Maestro de aula desde el 1991. Actualmente, es miembro del equipo de redacción de la Revista Internacional de Poesía y Teoría Poética: “Poesía” del Departamento de Literatura de la Dirección de Cultura de la UC, así como de la revista de narrativa Zona Tórrida de la UC.

Entre otros reconocimientos ha recibido el Primer Premio en el Concurso Nacional de Cuentos Fantasmas y Aparecidos Clásicos de la Llanura (2002), Premio Nacional de las Artes Mayores (2005), Premio Nacional de Poesía Rafael María Baralt (2012), Premio Nacional de Poesía Stefania Mosca (2013), Premio Nacional de Poesía Bienal Vicente Gerbasi, (2014), Premio Nacional de Poesía Rafael Zárraga (2015).

Ha publicado:

En poesía: Zumos (2002). Tramos de lluvia (2007). Caballo de escoba (2011). Salitre (2013). Álbum de mar (2014). Resurrecciones (2015). Truenan alcanfores (2016). Ráfagas de espejos (2016). El color del sol dentro del agua (2021). El gato y la madeja (2021). Álbum de mar (2da edición, 2021. Ensayo y aforismo: La raíz en las ramas (2007). La honda superficie de los espejos (2007). Breve tratado sobre las linternas (2016). Cáliz de intemperie (2009) Trazos y Borrones (2012).

En narrativa: Chismarangá (2005) El nombre del frío, ilustrado por Coralia López Gómez (Editorial Vilatana CB, Cataluña, España, 2007). Orejada (2012). El silencio del mar (2012). El viento y los vasos (2012). La roza de los tiempos (2012). El muñequito aislado y otros cuentos, con ilustraciones de Deisa Tremarias (2015). Clavos y duendes (2016). Maletín de pequeños objetos (Colombia, 2019). La rana y el espejo (Perú. 2020). El Ruido y otros cuentos de misterio (2021). El libro de los volcanes (2021). 20 Juguetes para Emma (2021). Un circo para Sarah (2021). El viento y los vasos (2da edición, 2021). Vuelta en Retorno (Novela, 2021).

(Tomado de eldienteroto.org)

 

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