La harina de garbanzo es una alternativa saludable y sin gluten a las harinas tradicionales. Elaborada a partir de garbanzos secos molidos, esta harina es rica en proteínas vegetales, fibra y minerales esenciales como hierro, magnesio y fósforo.
Además, es ideal para quienes siguen dietas vegetarianas o buscan opciones más naturales en su alimentación.
Su textura fina y sabor ligeramente terroso la hacen versátil en la cocina, tanto en recetas saladas como dulces. Es una excelente opción para personas con intolerancia al gluten o que desean reducir su consumo de harinas refinadas, ya que aporta una mejor digestión y mayor sensación de saciedad.
Su uso se remonta a la gastronomía del Medio Oriente, la India y el Mediterráneo, donde forma parte de muchas recetas tradicionales.
¿Cómo se hace la harina de garbanzo?
Ingredientes:
2 tazas de garbanzos secos (no cocidos, sin remojar)
Preparación:
- Limpia los garbanzos. Revisa que no tengan piedritas o impurezas. Si deseas, puedes enjuagarlos rápidamente y dejarlos secar completamente antes de moler.
- Muele los garbanzos. Coloca los garbanzos secos en un procesador de alimentos, molino de granos o licuadora potente. Tritura poco a poco hasta obtener un polvo fino y uniforme.
- Cuela la harina. Pasa la mezcla por un colador fino o tamiz para separar cualquier grumo o pedazo más grande que no se haya molido bien. Puedes volver a moler lo que quede.
- Almacena correctamente. Guarda la harina de garbanzo en un frasco hermético y consérvala en un lugar fresco, seco y sin luz directa. También puedes refrigerarla para alargar su vida útil.
¿Para qué se usa la harina de garbanzo?
La harina de garbanzo es muy versátil. En la cocina vegetariana y vegana, se usa como sustituto del huevo en tortillas o mezclas de panques.
También se utiliza para preparar masas de empanadas, pasteles salados, hamburguesas vegetales y rebozados sin gluten. En la cocina india, es base de platos como pakoras o besan chilla.
También es excelente para espesar sopas o salsas, incluso en repostería, mezclada con otras harinas para preparar panes, galletas o brownies con mayor contenido proteico.
Su sabor neutro y suave se adapta fácilmente a todo tipo de platillos, lo que la convierte en un ingrediente básico en muchas cocinas saludables.
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Ciudad Valencia/Gastrolab