Juan Monzón se despidió este martes de su público, dejando tras de sí un legado que es patrimonio nacional y además difícil de superar, pues él fue, en forma indudable, el verdadero mago de la danza contemporánea en nuestro país.

El maestro Juan Monzón nació en Santa Cruz de Tenerife, Islas Canarias, durante el año de 1945, cuando el mundo aún no salía de su asombro, después de vivir la segunda guerra mundial. Desde muy joven, aprendió a trabajar; pues, el padre siempre estuvo ausente.

Pero, fue en Venezuela donde se enamoró de la danza. Su primera tarima fue en el año  1959, cuando apenas contaba con 14 años de edad y seis meses del entrenamiento que le impartieron dos grandes pilares de la danza a escala nacional como fueron Grishka Holguin y José “El Negro” Ledezma.

Fue durante una presentación hecha en el Teatro Nacional, nada más y nada menos.

Monzón recordaba siempre los días en los cuales se repartía entre Venevisión y la Universidad Central de Venezuela, donde era coreógrafo, en la primera, y maestro de danzas, en la casa que vence las sombras.

-Disfrutaba más la universidad, aunque ganaba mucho menos que en la tele, porque allí estaba enseñando a los nuevos valores, decía.

Según su concepto personal, la danza es directamente un arte transformador. Inyectarles ese pensamiento a los niños, a la juventud fue lo que siempre intentó en la Escuela de Danza Contemporánea de Carabobo, donde fue el fundador y director hasta su muerte, en la entidad que escogió para pasar las décadas finales de su existencia.

En paz descanse, maestro…

 

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Vicente Gramcko