La cosmovisión de nuestros pueblos originarios se respira y se siente en el ambiente. La buena noticia para los venezolanos llegó, y es que la Abuela Kueka vuelve a su lugar de origen y al lado de su gran amor, en la comunidad de Santa Cruz de Mapaurí en la Gran Sabana, estado Bolívar, hoy jueves.

Cuenta el mito indígena Panton chipo que hace muchos años, dos jóvenes fueron convertidos en roca, por defender su amor ante los designios del Dios Makunaima, deidad que promovía el enfrentamiento entre los pemones y macuchíes.

Esta norma no fue impedimento para que Taure Pam, de la comunidad Pemón, desposara a la mujer más bella de los Macuxi.

Los enamorados decididos a continuar sus vidas juntos huyeron, pero fueron encontrados por la divinidad quien decidió castigarlos soplando al viento un maldición que los convirtió en piedra.

Los conocemos como los abuelos Kuekos y sus descendientes son el pueblo Pemón; para ellos son un símbolo de unión, amor y fortaleza espiritual.

Los amantes permanecieron juntos hasta 1998, cuando las fuerzas del mal consiguieron separarlos nuevamente.

La Abuela Kueka fue donada por el gobierno de Rafael Caldera al escultor alemán Wolfgang Kraker von Schwarzenfeld, quien la quería para sumarla a su exposición: Global Stone.

La Abuela Kueka

 

Este acto se realizó sin el consentimiento del pueblo Pemón y tan solo con la aprobación que obtuvieron tras la violación de distintas leyes.

Fueron más de dos décadas de lágrimas, desespero, reclamos y manifestaciones, pero eso ya es pasado. Ahora la alegría y el gozo de nuestros indígenas pemones se refleja en cada uno de sus rostros.

La algarabía no se esconde, pues los habitantes de cada rincón de la localidad se preparan para recibirla tras 22 años fuera de su lugar de origen donde, por los momentos, solo descansa el abuelo Kueka.

 

La Abuela Kueka es una anciana protectora

Todas adentro conversó con Alcides Loyola, miembro de la comisión indígena que participó en el proceso de repatriación del monumento, sobre todo lo que tuvieron que sobrepasar para conseguir el regreso de su Abuela Kueka y el significado que este símbolo tiene para ellos.

Nos contó que la piedra de jaspe, que pesa 30 toneladas, representa la ancestralidad de su comunidad, pues protagoniza una historia que ha pasado de generación en generación. “La Abuela es nuestra madre desde hace miles de años.

 

Ella es una anciana sabia que nos cuida, por eso le tenemos tanto respeto. Para nosotros las piedras son muy sagradas, pero nos la arrebataron”, dijo.

Agregó que cuando se enteraron de su extracción no paraban de llorar, “nos preguntábamos por qué lo habían hecho, con el consentimiento de quién se la habían llevado. Para nosotros fue como si nos hubieran desgarrado una parte de nuestro corazón”.

 

Consecuencias inesperadas

Las consecuencias de este acto no se hicieron esperar. La tristeza no solo se apoderó del pueblo Pemón sino que la ruptura del nexo entre los amantes trajo consigo muchas tragedias.

“Nos dimos cuenta más que todo con el cambio climático. Nuestros abuelos decían que esta piedra no podía sufrir modificaciones porque era la nave de la naturaleza, de la siembra, cría y pesca. Cuando se la llevaron, la abundancia ya no era como antes, la cosecha se perdía y la única solución siempre ha sido traerla de vuelta”, indicó.

Los pemones aseguran que el deslave ocurrido en Vargas en 1999 fue producto de esta decisión, ya que la piedra salió del país por el puerto de La Guaira. Ellos afirman que la esencia protectora de la piedra desapareció y con esto devino el desequilibrio de la naturaleza.

 

Artimaña planificada

Loyola contó que el alemán Wolfgang Kraker von Schwarzenfeld mostró su interés en la piedra mucho antes de lograr llevársela. Afirmó que el escultor había visitado la comunidad muchos años atrás, en compañía de las autoridades gubernamentales.

“El buscó la manera de irse con ella y se encontró un señor que conocía dónde estaba. Retornó a su país y volvió para buscarla. Cuando esto sucedió no nos habíamos dado cuenta porque estábamos trabajando”, rememoró.

Precisó que el extranjero contaba con toda la permisología. “Los papeles estaban en orden, nadie pudo hacer nada, ni los ingenieros que nos apoyaban ni los trabajadores del Parque Nacional Canaima”.

Sin embargo, se trató de una donación ilegal. En 1994 el Parque Nacional Canaima fue declarado como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco, organismo que en 1970 estableció los protocolos necesarios para impedir la importación, exportación y transferencia de bienes culturales.

Además, se irrespetó la regulación sobre el Parque Nacional como Área Bajo Régimen de Administración Especial y se pasó por alto la resistencia de la comunidad en permitir la extracción.

 

Repatriación

La constancia del pueblo Pemón en su reclamo por la Abuela Kueka no paró. Ellos no fueron consultados para su extracción, por lo que las acciones para revertir la medida comenzaron desde el primer día.

Cuando se dieron cuenta de lo sucedido, las protestas en la carretera de la Gran Sabana no cesaron, logrando retenerla durante dos meses aproximadamente.

“Tuvimos que manifestar por mucho tiempo. Además vinimos a Caracas, a la cancillería alemana en Venezuela. Insistimos e insistimos en su regreso, pero nos decían que eso no podía suceder”, relató Alcides Loyola, quien también es presidente del Consejo de Ancianos de la comunidad de Mapaurí.

Indicó que fue el Comandante Chávez quien les devolvió la esperanza. “Él nos ayudó y se comprometió para que la piedra retornara”, precisó.

 

Durante las primeras conversaciones los resultados fueron negativos, “nos ofrecían una indemnización pero ese negocio no lo aceptamos.

Hasta yo dije que a nuestra abuela Kueka no la podíamos negociar por nada. Ella tenía que regresar a su sitio sagrado de origen y punto. Así continuamos después de la muerte del Presidente, luchando al lado del canciller Arreaza y del Gobierno Nacional hasta que por fin fuimos escuchados y el alemán dijo que nos podíamos llevar la piedra”.

 

Sanación para la Abuela Kueka

En mayo 2018 una delegación de 10 pemones, compuesta por mujeres, hombres, jóvenes y ancianos, visitó a la Abuela Kueka en Alemania para realizarle una ceremonia de sanación como antesala al proceso de repatriación. La piedra fue intervenida sin importa su valor ancestral.

Quienes llegaron al parque Tiergarten, en Berlín, vieron a la Abuela con el vientre expuesto hacia arriba, posición contraria a la original. “Para nosotros esto significó un irrespeto a nuestra espiritualidad”.

 

Loyola señaló que la encontraron muy maltratada y enferma pero de inmediato se dispusieron a llenarla de mucha energía.

“Allá llegamos para hacer un ritual de sanación, le rezamos, cantamos y llevamos unas conchas para hacer humo como rito de sanación; le ofrecimos flores, frutas y algunos bailes y cantos ancestrales propios de nuestros pueblo indígena. También le prometimos su regreso al país”.

 

-¿Qué podemos aplicar en la actualidad de esta historia de amor?

-La piedra no solo significa para nosotros alegría, porque es nuestra abuela, sino que es una piedra de paz, de amor. Esperamos que en Venezuela todo mejore a nivel nacional y que esa crisis y todo lo que está sucediendo lo podamos superar.

Nuestros abuelos señalan que si llega a nuestras tierras, el futuro del país será promisorio. Va haber paz y se van a solucionar todos los problemas.

 

-Desde el punto de vista de la soberanía patrimonial, ¿qué significa que hayamos logrado repatriar a la piedra Kueka?

-Sin duda alguna es una victoria, un triunfo que hemos logrado culturalmente los indígenas, no solamente para Venezuela sino para toda Latinoamérica.

Lo hemos logrado en conjunto, lo que le dice al mundo que somos un pueblo fuerte. Esto va a permitir que el país mejore y nos indica que debemos ser pacificadores y sembradores de paz.

 

 

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Ciudad VLC / Ministerio del PPP Relaciones Exteriores

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