Del Medanal venimos-José David Capielo- Freddy Gil González
José David Capielo autor de la columna Del Medanal Venimos

A propósito del Día Mundial de los Océanos (8 de junio) y dada la importancia de estos ecosistemas que abarcan un 70% de toda la extensión de nuestro planeta Tierra, junto a mi motivación particular por el tema medioambiental (que debe ser “ambiental completo”), realizo esta pequeña reseña sobre estos grandes espacios marítimos, donde según los investigadores se inició la vida planetaria en lo que fue su evolución originaria.

Se establece que a medida que nuestro planeta se enfriaba en su proceso de conformación hace unos 4 mil millones de años, se inició una acumulación de agua en estado líquido en la corteza terrestre que dio origen a los océanos y los mares. Los océanos representan una masa continua de agua salada que cubre más de 2/3 de toda la superficie terrestre y las corrientes oceánicas rigen las condiciones meteorológicas de nuestro mundo.

Los océanos y la atmósfera, aun cuando se estudian por separado, están íntimamente relacionados. Los geógrafos dividen los océanos en cinco secciones: el Pacífico, el Atlántico, el Índico, el Ártico y el Océano Austral o Antártico. Las concentraciones de aguas más pequeñas son denominadas mares, golfos o bahías.

Se estima que los océanos producen un 50% del oxígeno que consumimos. El mayor de los océanos es el Pacífico y se extiende hacia el norte desde el Océano Austral o Antártico (sur) hasta el Océano Ártico (norte), extendiéndose por la brecha comprendida por Australia, Asia, América y Oceanía. El océano Pacífico se encuentra con el Atlántico al Sur de América en el Cabo de Hornos. El Océano Atlántico es el segundo más grande y se extiende desde el Océano Austral o Antártico, entre América del Sur, África, América del Norte, Europa, hasta el Océano Ártico. El Océano Atlántico se une al Océano Índico al sur de África, en el Cabo de las Agujas (Sudáfrica).

El Océano Índico, por su parte, se extiende hacia el norte del Océano Austral o Antártico hasta la India, entre África y Australia. El Índico se une con el Océano Pacífico cerca de Australia. El Océano Austral o Antártico es el océano que rodea la Antártica (o Antártida), sometido a las corrientes circumpolares respectivas, junto al Mar del Sur (60°latitud sur).

El Antártico es el segundo más pequeño de los cinco océanos. Fue ratificado en el año 2021 como quinto océano del mundo, ante las diferencias que existieron en su nominación inicial. Finalmente, el Océano Ártico es el más pequeño de los cinco océanos, que se une al Atlántico cerca de Groenlandia e Islandia y al Pacífico en el Estrecho de Bering. Está ubicado en el Polo Norte, tocando América del Norte en el hemisferio occidental y Escandinavia y Asia en el hemisferio oriental.

Los océanos representan unos 1,35 billones de kilómetros cúbicos de agua, lo que corresponde a un 97% del agua del planeta. Contienen aproximadamente un 3,5% de sal. Los océanos han sido el hogar de la mayoría de la flora y la fauna de la Tierra, desde diminutos organismos unicelulares hasta la Ballena Azul, considerado el animal más grande existente. Solo el 3% del agua en el planeta es agua dulce, de la cual un tercio se almacena en el hielo y solo un 0,03% se encuentra en ríos, lagos, arroyos y en la atmósfera.

Por muchos años, los seres humanos ignoraron el tema de la contaminación de estas fuentes primordiales de agua. Solo a inicios del siglo XX hubo algunas iniciativas de los especialistas o hidrógrafos en abordar su problemática. Luego a partir de la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro (Brasil, 1972) se comenzó a meter en agenda el tema oceánico.

En 1994, la ONU logra aprobar una “Ley para los océanos”, a fin de normar la preservación de los fondos marinos y oceánicos más allá de los límites de la jurisdicción nacional de los Estados, declarándolos patrimonio común de la humanidad. Se establece además la solución obligatoria de controversias y la regulación de las actividades a cumplir en estos espacios. El balance de este instrumento es de poco cumplimiento, dado el deterioro acelerado que han sufrido los océanos en todos estos años. Los cálculos señalan que al menos un 60% del medio marino y los océanos han sido alterados por la acción humana.

 

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Entre los problemas que causan esta “agonía de los océanos” (para algunos especialistas como el doctor Marcos Sommer, Universidad de Kehl, Alemania, es “agonía sin retorno”) se destacan la sobrepesca en un 80% de las reservas pesqueras de los océanos, lo que excede sus límites biológicos; las flotas pesqueras son un 40% más grandes que la capacidad de las aguas donde desarrollan sus actividades; asimismo la alteración de los hábitats como consecuencia de actividades como dragados, vertederos, los vertidos de contaminantes en forma descontrolada, la construcción de carreteras costeras y la deforestación, junto a los daños provocados por el turismo en masas.

La contaminación por derrames petroleros y por residuos de plásticos ocupa también un lugar destacado. La pesca de arrastre (afortunadamente prohibida en Venezuela) causa gran daño, ya que con sus buques y redes de nylon de varios kilómetros pueden lograr la captura de hasta 400 toneladas de pesca total, de la cual al menos un 40% son desechadas como especies sacrificadas como “no comerciales”, que devuelven al mar causando destrucción y una gran contaminación.

En marzo de este año 2023, los delegados de la ONU lograron llegar a un acuerdo para la protección de la biodiversidad marina en aguas internacionales. Tras casi 20 años de negociaciones se acordó el “Tratado de Alta Mar” con los países miembros (193), colocando el 30% de los océanos en áreas protegidas y destinando un dinero a la conservación de los recursos genéticos en dichas aguas.

El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, anunció el acuerdo y solo es de esperar que no sea un nuevo “saludo a la bandera”. La lucha eterna de los ecologistas y ambientalistas por lograr mejoras en un mundo donde prevalece el afán de lucro y la obtención de ganancias al costo que sea. Ha sido el capitalismo, aún más en su fase decadente y más destructiva, que no cumple ninguna normativa que “afecte” sus lucrativos negocios.

Los océanos regulan nuestro sistema global de control climático y aun dentro del deterioro sufrido deben seguir absorbiendo calor y transportando agua tibia del ecuador a los polos y agua fría de los polos a los trópicos, evitando los climas extremos y regulando las lluvias y sequías. Deben además garantizar la producción del oxígeno que consumimos y seguir alimentando a millones de seres humanos que dependen de sus especies y de quienes tienen en la actividad pesquera igualmente su trabajo y sustento. Por todo esto, a propósito del Día Mundial de los Océanos, debemos realizar difusión de todos estos asuntos, llamando la atención a quienes desde cargos dirigentes les toca actuar en correspondencia. ¡QUE ASÍ SEA!

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José David Capielo Valles es ingeniero agrónomo y magíster en Desarrollo Rural, egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Campus Maracay. Nacido en Coro, estado Falcón, en 1949. Es docente jubilado de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNESR), Núcleo Canoabo (2016). Es locutor, comunicador alternativo y colaborador de Ciudad Valencia desde 2014.

 

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