Del Medanal venimos-José David Capielo-EL 19 DE ABRIL-Simón Girán
José David Capielo autor de la columna Del Medanal Venimos

Recorreré de nuevo este periodo particular con intenso activismo político en Caracas resaltando lo complicado de esta coyuntura, donde aun con claros avances en el plano de la lucha popular y de masas, la llamada izquierda insurreccional asumía con sus variantes el criterio de ampliar el uso de la restringida legalidad burguesa existente, creando distintos frentes de actividad legal y órganos de difusión (periódicos y otros medios), manteniendo a su vez estructuras “cerradas” y algún aparato armado.

Cuando hablo de la izquierda insurreccional me refiero formalmente a las tres organizaciones  revolucionarias existentes en ese momento: PRV-Ruptura, LS-OR y Bandera Roja (BR)-CLP. No subestimo que existieron para la época otros grupos de revolucionarios o individualidades con igual calificación, pero en lo sustancial las tres organizaciones nombradas, aun con sus diferencias, tenían estructuras organizativas y no habían aceptado la política de pacificación de Rafael Caldera desde 1968, negándose a abandonar al menos totalmente la lucha armada hasta ese periodo. Las tres con sus particularidades y procesos propios (incluidos obviamente aciertos y desaciertos) dedicaron en esa época esfuerzos importantes a la lucha legal con distintos instrumentos organizativos y en medio de una represión que no cesó nunca.

En el caso específico de la Bandera Roja de entonces venía de una división reciente que se produce a poco más de un año de la fuga del Cuartel San Carlos (enero, 1975), acción de rescate de presos políticos realizada entre BR y el PRV. Según se informó luego, algunos de los cuadros políticos liberados de BR crearon otra organización (BR-ML) y lograron mayoría para “apropiarse” del Frente Guerrillero “Antonio José de Sucre” en el Oriente del país en 1976 (que fue posteriormente desactivado). BR quedó sin frente armado. Esto afectó la actividad política en general, aún cuando ni la “operación de fuga”, ni la pérdida del frente armado, haya involucrado directamente al instrumento legal donde estuvimos adscritos.

También, a principios de 1976, sucedería un hecho nacional trascendente como fue el secuestro político del empresario norteamericano William Frank Niehaus, hecho del que se responsabilizó un grupo revolucionario independiente, pero que igual desató la más cruenta represión contra todas las organizaciones de izquierda, en especial las de línea insurreccional.

El caso Niehaus se mantuvo por más de tres años, dejando un saldo final de muertos, detenidos y torturados, en uno de los episodios de mayor represión en Venezuela, destacando el asesinato de Jorge Rodríguez (padre) producto de torturas, además de dos revolucionarios militantes de la LS-OR en el Oriente del país y circunstancialmente del dirigente político militar Tito González Heredia (BR), ametrallado por la policía en Caracas. Igualmente las salvajes torturas que sufrió el dirigente revolucionario David Nieves (LS) y el profesor Carlos Lanz, entre otros detenidos.

Insisto que fue un periodo de importantes jornadas de luchas populares, aun en medio de esta represión desmedida propia del terrorismo de Estado imperante en Venezuela. Se hizo una intensa labor de denuncias de todos estos hechos, incluso en el caso del asesinato de Jorge Rodríguez (padre) se logró la detención y enjuiciamiento de los agentes policiales implicados (no así lógicamente, de los autores intelectuales).

La LS logra en 1978 que David Nieves salga en libertad al ser electo diputado nacional, tras su participación en las parlamentarias con su propia tarjeta electoral ya legalizada (con más de 30 mil votos). Igualmente el PRV, en vocería de su principal dirigente, el comandante guerrillero Douglas Bravo (fallecido en 2021), decide su vuelta a la legalidad realizando un importante acto de masas en la avenida Manaure de Coro (noviembre, 1979). Considero que estas dos posturas, totalmente autónomas y respetables de ambas organizaciones de la izquierda insurreccional (no hago ningún juicio de valor al respecto), conformaron un cuadro más reducido para quienes decidieron mantenerse beligerantes con los frentes armados en nuestro país.

Esa BR-de entonces, además de mantener su frente legal y su activación pública como CLP, decide luego la reconstrucción casi inmediata de su aparato armado, con algunos cuadros políticos militares, incorporando parte de los fugados de la Cárcel de La Pica en 1977 y otros voluntarios como combatientes desde la ciudad, conformando el Frente “Américo Silva” (FAS), que inicia sus actividades entre Guárico, Anzoátegui y otros lugares del Oriente venezolano (1977-1978). Acá recojo parte del testimonio de “Sierra” o Ricardo Ochoa (autobiografía, 2019), cuadro militar dirigente de la BR-de entonces (hoy preside la Asociación “Cantaura Vive”). La actuación del FAS creó un nuevo punto de atención de la policía política del puntofijismo y todos sus secuaces, usando en especial los traidores que conocían a sus dirigentes principales.

Toda la labor cumplida en materia de lucha política legal y de masas hasta 1979 dio sus frutos en cuanto al aumento de los militantes incorporados y en las luchas específicas en las que se pudo participar o promover. Obviamente había una sincronía y muchos de nuestros militantes del frente legal, bien por decisión propia o por asedio de los cuerpos represivos en la ciudad (hubo gran persecución hacía dirigentes de masas más conocidos), debieron irse a la clandestinidad y algunos incorporarse definitivamente al frente armado, bien como combatientes permanentes o como mecanismo de preservación.

 

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A finales de 1978, además de parlamentarias hubo elecciones presidenciales. Gana COPEI con Luis Herrera Campins (derrotando a Luis Piñerúa Ordaz de AD). Los planes represivos continuarían, ya que los cuerpos represivos tenían sus agentes especializados que no cambiaban con los gobiernos. Es así como se le dio continuidad a esta política de persecución, detección e infiltración, en especial hacía la izquierda insurreccional o contra todos los que ellos consideraron “peligrosos” de insurgir contra el Estado burgués.

Considero justa toda esa lucha librada en los frentes de masas, en las organizaciones legales en las que participé en este período. Era evidente que podían no solo detenerte y torturarte, sino asesinarte y desaparecerte. El enemigo ponía mayor énfasis en liquidar las organizaciones armadas, pero tampoco se limitaba al tratarse de algún activista político legal. Acá se asesinó a compatriotas solo por participar en una manifestación de protesta o pintar una pared con alguna consigna. De manera que lo importante era tener la conciencia necesaria y asumir lo que esa conciencia y tu propia voluntad te permitiera…

 

 

“…ha emergido una nueva metodología de conocimiento de lo social que se apoya en la experiencia de lo vivido, en la subjetividad como forma de conocimiento, tan válido como los números, los modelos, las curvas o cualquier otro instrumento estadístico”. (Profesor Víctor Córdova. UCV, 2003)

 

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José David Capielo Valles es ingeniero agrónomo y magíster en Desarrollo Rural, egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Campus Maracay. Nacido en Coro, estado Falcón, en 1949. Es docente jubilado de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNESR), Núcleo Canoabo (2016). Es locutor, comunicador alternativo y colaborador de Ciudad Valencia desde 2014.

 

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