En los tiempos actuales es siempre motivo de melancolía, para quienes conocieron la ciudad de antaño, ver como han ido desapareciendo paulatinamente las casas de adobes en muchos sitios del centro de Valencia. Vemos casas de adobes abandonadas, deterioradas o sencillamente muriendo lentamente, pero al lado de esas casas en deterioro, hay algunas que aún se conservan habitadas por familias, y de otras nos sorprende la gran resistencia de este antiguo y sencillo material de construcción, aún en pie sin haber moradores en ella.

Quizás las nuevas generaciones pueden preguntar qué es el adobe y por qué en el centro de la capital de Carabobo abundan tales casas de este material. Según el diccionario de la Real Academia Española, de 1984, “adobe” se define como una masa de barro, mezclada a veces con paja, moldeada en forma de ladrillo y secada al aire, que se emplea en la construcción de paredes y muros. El adobe es mucho mayor que un ladrillo, quizás como de unos 40 por 30 cm, es decir, equivale en tamaño a unos cuatro ladrillos, su color además no es rojo o naranja, como el ladrillo, es de color marrón.

 

 

¿Cómo se fabricaba el adobe?

Lo primero era encontrar la tierra apropiada, la cual era batida con agua y luego dejada secar. Para los adobes existían moldes, de allí deriva su nombre “adoberas”. Eran elaborados de madera, en los cuales se vertía la tierra mezclada con paja hasta que se obtenía la pieza, que se ponía sobre un patio extenso a secar; esos adobes se ponían unos sobre otros para construir las paredes o los muros. Se  caracterizaban porque daban frescura a la casa, frescura que aumentaba si las paredes eran altas y el techo era de viguetas y caña amarga con paja y teja. Según la calidad de la casa y las posibilidades del dueño, los pisos podían ser de tierra, de cemento o de ladrillo, y en las de las casas más lujosas de mosaico.

 

La Adobera-San Blas-Vestigios del Pasado

 

La antigua adobera de San Blas

“Adobera”, reitero, se llamaba al molde de madera para hacer los bloques de adobe, pero La Adobera también se llama a un sitio de tierra muy especial.  Quizás sus habitantes de hoy lo ignoran, pero el sitio se llama así por cuanto la calidad de la tierra era prácticamente una fábrica de adobes; estos adobes eran cargados en carros de mula y llevados a los sitios donde se construía la casa, aunque los adobes podían ser hechos en el mismo sitio de construcción, pero eso dependía de la buena calidad de su tierra.

Ubicado al norte de la Parroquia Urbana San Blas, de la ciudad de Valencia, existe aún el viejo recuerdo del lugar predilecto para hacer estos bloques de adobe, la calidad de su tierra era única, realmente era una fábrica de adobes, fue tanta la extracción de tierra durante muchos años, que allí se hizo un gigantesco hueco. Cuentan que era tan grande que al llenarse de agua se transformó en una laguna, de manera que Valencia, por un tiempo, tuvo la laguna de la Adobera.

 

 

Según anécdotas relatadas al cronista Guillermo Mujica Sevilla por un viejo tranviario, el señor Julio Oliveros,  hubo alguien que puso un bote y cobraba algo de dinero para pasear a la gente por la laguna, de manera que Valencia en esos tiempos gozó de la diversión del paseo en bote por la laguna de La Adobera. Esa laguna poco a poco fue rellenada, y hoy se encuentra allí el sector de ese  mismo nombre, también se recuerda que por San Luis, o hacia Nueva Valencia, había otra adobera y que allí fue construida una casa en forma de barco para diversiones, de la que hoy en día quedan sus restos.

 

Laguna de La Adobera

 

La casa de adobe servía al rico, al clase media y al pobre de acuerdo con sus posibilidades, la pared era encalada, frisada y adornada con pintura; otras con hermosos papeles para paredes, se hablaba entonces de paredes empapeladas; hoy en día ya no quedan vestigios de esta decoraciones.

 

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La resistencia del adobe puede verse en el hecho de que, si bien es cierto que varias han caído por su peso, muchas se mantienen firmemente en pie, y en otras solamente están ahí, esperando que, por voluntad de sus dueños, las derrumben para hacer edificios o casas más costosas.

En la actualidad, debido a torrenciales lluvias, muchas casas han caído, borrando la memoria histórica de aquellas primeras moradas por la cual es recordada nuestra ciudad antañona, que las nuevas generaciones no podrán conocer. Sin embargo, a través de estas crónicas, se busca revivir dichos recuerdos y, por lo menos, conocerla mediante las fotografías de la época.

 

Vestigios del Pasado / Ciudad Valencia