La fantasía y el apego a la esperanza, no la ciencia, crearon la palabra panacea. Esta atractiva palabra, que se puede traducir por “curalotodo”, es inequívocamente de origen griego: viene de panakeia “remedio universal”, y nuestro idioma la tomó de su forma latina panacea.
La panakeia griega, por su parte, se compone de las voces pan, todo, y akos, remedio, que formaron la palabra original panakes, en castellano panacea, nombre de una planta medicinal.
A lo largo de la historia se ha buscado el supuesto remedio universal, no sólo para los males del cuerpo, sino para los del espíritu, incluyendo la economía y la política. Desgraciadamente, la verdadera panacea no existe, como no sea en el arsenal de los charlatanes y los estafadores.
En la medicina popular abundan las panaceas, aunque es preciso distinguir entre las preparadas por curanderos bien intencionados, que por lo regular no suelen emplear el término limitándose a afirmar que sus productos sirven “para muchas cosas”, y los brujos que los emplean a diestra y siniestra.
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En la antigua Grecia se tomaba un vino llamado pananakites oínos, preparado con la planta ya mencionada, que en castellano tiene también el impresionante nombre de opoponaco, medicina, pero sin pretensiones de curarlo todo.
Las panaceas no figuran en la farmacopea moderna, aunque sí se encuentran en el recetario de los políticos, que sin el menor escrúpulo ofrecen a los electores la cura para todos los males de la República.
Las panaceas propiamente dichas son buenas para recomendárselas a las personas que tienen la mala costumbre de automedicarse, pues son en su mayoría guarapos inofensivos que en el peor de los casos no los perjudican sino económicamente. Pero eso sí, cuidado con los antibióticos de amplio espectro, que muchos maniáticos de la automedicación consideran verdaderas panaceas.
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Tomado del libro “La palabra de hoy / Programa radial” (Cenal, 2014)
Autor: Aníbal Nazoa González (Caracas, 12 de septiembre de 1928 – Ibíd., 18 de agosto de 2001) poeta, periodista y humorista, considerado «uno de los escritores venezolanos que mejor retrató el siglo XX».
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