Es realmente muy simpática la palabra de hoy: pichón. Derivada del latín pipio, pipionis, y éste del verbo pipire, piar, la voz italiana piccione fue la que dio origen a nuestro pichón, del cual, por cierto, no vamos a hablar precisamente porque sea simpático, sino por razones más bien antipáticas.
De acuerdo con el uso que se le da en la Venezuela actual, sobre todo entre los jóvenes, la palabra pichón constituye un excelente ejemplo muy útil para explicar el papel que cumple la televisión como poderoso medio para la corrupción del idioma.
Si buscamos pichón en cualquier diccionario, encontraremos que este vocablo significa exactamente “pollo de la paloma”. Ahondando un poco en la averiguación nos enteraremos de que llamar pichón a la cría de cualquier ave, salvo el pollo de la gallina, es americanismo.
Comprobaremos también que en muchos países hispanoamericanos se suele aplicar el término pichón, cariñosa y nunca despectivamente a los estudiantes y en sentido general a las personas que todavía no han terminado su formación profesional.
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Así en Venezuela, por ejemplo, llamamos “pichón de cura” a los seminaristas. Pero en ninguna parte dice que pichón sea lo mismo que paloma, como insisten en afirmar los doblajes de la televisión.
Esta confusión entre paloma y pichón proviene de la costumbre de los traductores, que por incultura o por pereza traducen pichón del inglés pigeon, que sí quiere decir paloma y también tonto incauto o, dicho a la española, “primo”, otras voces que los traductores han sustituido arbitrariamente por pichón. En sucesivos programas le echaremos pichón a otras barbaridades y ridiculeces del español doblado de la televisión.
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Tomado del libro “La palabra de hoy / Programa radial” (Cenal, 2014)
Autor: Aníbal Nazoa González (Caracas, 12 de septiembre de 1928 – Ibíd., 18 de agosto de 2001) poeta, periodista y humorista, considerado «uno de los escritores venezolanos que mejor retrató el siglo XX».
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